Ir al contenido principal

TIEMPO DE RADIO TANGO


 Ahora también puedes acceder a nuestro programa de radio. Tiempo de Radio Tango, con todos los tangos de siempre y los de hoy.

https://tiempodetangobarcelona.blogspot.com/2021/11/programa-tiempo-de-radio-tango-43.html


<script async src="https://pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js?client=ca-pub-0306504764991980"

     crossorigin="anonymous"></script>

Comentarios

Entradas populares de este blog

Incidente en el cielo milonguero - Una parábola con implicaciones parabólicas(Por Cátulo Bernal)

 —Eso que los creyentes, llaman el cielo, no es una locación imperturbable —dije mirando a los demás lusiardianos, huérfanos del «Oriental» la milonga al aire libre que ahora solo existía en nuestro recuerdo. Era una noche triste de sábado en que no había una sola milonga en la ciudad condal. Estábamos en la semi penumbra del bar «Roñoso» compartiendo licores de garrafa a la mortecina luz de un par de quinques de kerosén, rescatados del almacén del decrépito establecimiento, luego de que un vendaval de agua cortara toda posibilidad de luz eléctrica en cinco manzanas a la redonda.  En la cocina tres espitas con espetones que mantenían caliente un caldero lleno de aceite para las habituales frituras y otras excrecencias alimenticias, completaban la siniestra iluminación de la taberna, con su característico mural en que se recreaban los bailongos de las cuatro edades del tango: la de oro, la de plata, la de bronce y la nuestra, que nuestro filósofo de cabecera había bautizado com...

A PROPOSITO DEL PIBE JACINTO

El misterio del pibe Jacinto Bailaba feo, pero nadie bailaba como él. El Pibe Jacinto fue el mito más extraño y fascinante de las milongas. La primera vez que lo vi, fue en los confines de aquella efímera milonga de Pocho y Beba, que anduvo desangrando noches inolvidables durante cinco años hasta que ya no fue. Yo paseaba la mirada por la ronda desde una mesa a la que se acercó para cambiarse los zapatos uno de aquellos viejos milongueros con un bolso de cuero al hombro, donde seguramente había un frasco de colonia, un par de pañuelos,   medias y algún libro ajado, además de algunos otros implementos útiles, porque siempre se sabe donde empieza la noche, pero nunca donde se acaba. Aquel hombre, se estaba calzando los zapatos cuando miró a la ronda, divisó algo, puteó entre dientes y, con el mismo empeño que había puesto para calzarse, se volvió a poner los mocasines de calle y se fue sin decir palabra. Miré a la pista. Una pareja avanzaba entre las armoniosas figuras siempre v...

ANOCHE VINO ZOTTO

  Siempre hemos tenido una relación un tanto extraña con el «Nene»   Desencanto.  Desde aquella vez en que el Pibe   Pergamino  me lo presentó en uno de esos eventos con milonga suburbana y compartimos el autobús de vuelta y algunas media lunas pegoteadas en la madrugada tardía. En este verano caluroso lo estoy viendo como un calco de ese ayer, mientras se esmera por sacar a las pibas principiantes en la  Milonga de la Fuente .  La chaqueta arrugada, la camisa negra    blanqueada de sudor, los bajos del pantalón    manchados con puntazos y voleas mal encajadas, el pelo en desorden,  Las puntas de los pies ardidas    de pisar un canyengue mal hecho, los ojos semi cerrados, aunque con el fiero brillo — en la mirada y en la ropa— del milonguero superviviente de otras épocas. Con todo lo bueno y lo malo que esa pertinencia conlleva. Desencanto  proviene de otro mundo, en el que está bien visto que una dama o, en su c...