Estábamos en la milonga del Oriental, como cada viernes, esperando por un nuevo invento culinario de las cocinas del Chef Otilio Rivadavia "Pollo relleno asado en costra de barro" con ensalada de piña y chuleta sajonia teriyaky, una ostentosa colaboración que había restado un cuarto de la parrilla del Uuguayo Pococho a los clásicos choripanes con chimichurri y algo de tierra en forma de pozo a esa imprecisa frontera-pasillo que contiene las mesas y delimita el predio compartido por Los muchachos del fútbol y los seguidores de los "Titanes de la Milonga" cuyos combates se han vuelto más esperpénticos, si es eso posible. La pista de tierra, casi pulida por la infinidad de rondas, estaba hasta los bordes y el personal estable hacia prodigios de amagues y traspiés para esquivar a las parejas conformando una suerte de coreografía improvisada cuyo único objetivo era proteger las bebidas y las viandas que se consumian. Riquelme el organizador lo tenia claro:...