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CUENTOS DE MILONGA Y MADRUGADAS. VOLUMEN 2

 Ya está aquí la versión electrónica del libro milonguero más esperado. Con nuevas historias y personajes, te emocionará, te hará bailar y te llevará con imaginación al medio de la pista. Y muy pronto, la versión papel, para disfrutar con las ilustraciones de Pablo David Pugliese. https://www.amazon.es/CUENTOS-MILONGA-MADRUGADAS-Episodios-vivencias-ebook/dp/B0BQP49YVH/ref=sr_1_1?crid=1F9ARCAFUX7U0&keywords=cuentos+de+milonga+y+madrugadas%2C+volumen+2&qid=1671697700&sprefix=%2Caps%2C665&sr=8-1

Y SIEMPRE HABRÁ MILONGA...

 UNA HISTORIA DE TANGO  POS PANDEMIA  EN EL ORIENTAL Llegamos temprano con Nina a la   Milonga del Oriental , después del largo impase de la pandemia. Los lusiardianos vendrían desde la matiné, en el bar Roñoso. No le propuse a mi pareja el encuentro y vermut con los muchachos, en aquel sucucho que me resulta entrañable, a pesar de su mugre y sus extravagantes habitués. La conozco demasiado para saber que el muestrario de alimentos momificados, el imponente (aunque grasoso) friso pintado con escenas de la milonga en la pared y la presencia de Castor y Pólux, los camareros con ínfulas de héroe, no iba a entusiasmarla, sino más bien a provocarle alguna leve repulsa. Al llegar al ligustro de la entrada, notamos la primera diferencia. — ¿Ya no está Bradbury? —Preguntó Nina al hombre de la puerta.   Con su cabello oscuro cayendo indómito a un lado de la cara y una camisa de diseño, en el que se veía una levita dibujada, el hombre era la viva imagen de la ...

Ese señor, Tito Lusiardo

Muchas veces me han preguntado porqué este blog lleva el nombre de Lusiardo. A veces, lo buscan sin acertar como Luisardotango.club. Hoy me he percatado de que nunca he hablado aquí sobre quien da nombre al blog. Y como fue ayer su cumpleaños, vamos a escribir para los tangueros, los milongueros y los fisgones en general acerca de César, «Tito» Lusiardo. Antes que nada, Tito Lusiardo fue un hombre de tango. Y un gran, histriónico actor. Personalidad de la radio, el teatro y las películas, Carlos Gardel lo mandó llamar para participar en sus dos últimos films, El día que me quieras y Tango Bar. Los personajes interpretados por el numen de este modesto blog milonguero, son similares. Rocamora o Puccini encarnan el prototipo del simpático piola porteño, el amigo fiel del héroe gardeliano, aquel que siempre sabe cual es la trama oculta en el acontecimiento. Quien lee entre líneas y observa con cierto desmañado desapego la situación, con el ojo avizor de quien espera problemas y los solv...

PELICULAS MILONGUERAS IMPOSIBLES - HOY: THE BIABAS, DE PEREZ ESCUPEL

Nos vuelven locos. Películas de tango clásicas, donde se aprecian en todo su esplendor las milongas de otras épocas, aquellos bailongos bravos de buenos bailarines y elementos rápidos para la pendencia y la cadencia. Sin hablar de las de Gardel, que son un tema aparte, las de Manuel Romero y algunas de Saraceni son las que recordamos con más cariño. Pero en la historia del cine de tango ha habido películas inconclusas o que no llegaron a exhibirse para el gran público. Y otros proyectos malditos que se quedaron en el delirio de una noche de milonga o lo que es peor, en la producción o el montaje final. En este espacio revindicamos esas visiones, de las que se conservan, cómo mucho, algunos episodios salvados del olvido por fabuladores empeñosos.  Tal es el caso de The biabas,  película inconclusa del año 1960, un ambicioso proyecto inacabado que sepultó para siempre el buen nombre de un director modesto, pero con grandes ideas. Un hombre que había filmado con solvencia ma...

EL DIABLO, BARCELONA, LAS MILONGAS ...

 Sabido es que el Diablo, el tentador, el enemigo o como quieras llamarle, es una figura importante en la mitología y la historia milonguera. El caso de Mirta Bunrell, que comentamos hace algún tiempo en este mismo blog,  es un ejemplo extremo de celo religioso, entre la rumorología de posesiones, la compra-venta de almas y otros aledaños infernales, en el que percibimos una presencia tangible para quienes, como Mirta,  se obsesionan por el mal como un elemento cierto, teológico y obsesivo. Un elemento que muchas veces trasciende la frontera de la fe o la creencia y se mete de lleno, y de entrecasa, en nuestras milongas. Aquí, en Barcelona, sin ir más lejos hemos podido constatar algunas oleadas de ese mal, encarnado en inidentificables enemigos, presuntos integrantes de nuestros bailongos, que, influenciados por esa misteriosa fuerza, incitan a comentarios destructivos con perfiles falsos en redes tangueras, anónimas notas hirientes que han desacreditado a personas publi...

El ídolo y Su representante, embajadores del tango

 Me tengo por bailarín normal. Fui aprendiendo, a los codazos, gastando pantalones en tintorerías y zapatos en arreglos, sin sobresalir, sin arruinar. Discreto en la figura, ardiente en el abrazo. Como todos, tuve amores de baile, cariños fugaces, alguna noche memorable y muchas olvidables. A lo largo de mil milongas veía casi siempre a  El ídolo. Le decían así porque su baile, más que agradar, tenia una característica rocosa, acaso inamovible. Aunque él creía bailar bien. Él se veía en el futuro(un futuro que se nos iba haciendo ayer) como una  figura de peso,  según sus palabras. Alguien a seguir. Estaba convencido, con esperanzas infantiles, que su destino era representar el sentir nacional en otros rumbos.  Fatalmente, siempre solía sentarse en mesas cercanas a la mía. Inevitablemente escuchaba el invariable, repetido discurso que soltaba a su mejor amigo, su, podría decir,  compadre de milonga , otro de esos especímenes prototípicos que aventaba s...

UN METODO MILONGUERO INFALIBLE/ Por Cátulo Bernal.

  Cuesta volver a la rutina del encuentro. Después de la no aventura en la tierra del Go, ese extraño más allá de película estilo Manuel Romero donde ahora vive mi padre Clemencio y de la que volvimos, frustrados, concertamos por fin una noche en Milonga del Oriental , en la mesa a pie de pista bajo nuestro amado limonero; los zapatos nuevamente lustrados, el hambre intacta y el ansia por milonguear desmesurada.  Saben, los que siguen estas crónicas, que El Oriental, mítico potrero donde han gastado piernas grandes, chicos, anónimos, principiantes y princesas del baile, siguió adelante, furtivo en la pandemia, ayudado por su característica principal: ser la única milonga estable al aire libre con temperatura invariable y una topografía poco accesible para cualquiera que no venga a bailar o intente colarse desde la calle. Una milonga oculta por el terraplén ferroviario, ligustrinas, un barrio privado y la sanja que era antes el único punto desde donde se podía ver a las pareja...