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El Profesor Tangui - Por A. Desvarietti - (La Milonga alternativa)

Quiero volver a aquellos años mozos, cuando el tango asomaba la melena en todos los casorios y bailongos y la sencilla orquesta de cuarenta bohemios instrumentos juntaba en su ancho pecho familias y parejas". Se queja el gran poeta  Ernector Glubiardi  apenas entrados los setenta, mientras el tango resiste la avalancha de géneros musicales patetistas,  mejor considerados por ligeros entre la juventud que cree que bailar es saltar suelto. Los guerreros del tango aguantan la debacle como quien sostiene con una mano un portón asediado por una turba enardecida. La acción se impone. El programa del carismático conductor brasileño Silvinho Soldan "Grandes valores del tango y la milonga" no despega todavía. Los Troiles, aquellos malos clones de los Beatles(ver entrada) se encaminan al fracaso. Que hacer? La juventud siempre es la prioridad. Los planificadores tangueros televisivos  con sus solapudos trajes marrones y sus pantalones cuadrillé con crema antirreumática incorporada lo saben. Si no hace mucho las juventudes rebeldes babeaban con esos profesores compinches al estilo Sidney Poitier  o Sandrini haciendo de "El profesor Hippie" porque no se puede  hacer una película que aúne ambas bajo la querida figura del tango?
Los guionistas afilan sus lapices y se apresuran a revisar las filmotecas  para ver que pueden copiar.
El monstruo comienza a estar vivo. Sus artífices: Cain Santacloro, guionista y Eduardo Deliveran, director.  el titulo EL PROFESOR TANGUI.
El protagonista debe ser un tarambana con el que la juventud se identifique. Alguien que traiga aires nuevos al ambiente. Luego de hacer casting y remover agencias encuentran  al rebelde y milonguero profesor  en Roberto  Laganga, reconocido personaje  calavera de las pistas.
No es Poitiers, No es Sandrini.
Ni siquiera es actor.
Laganga es un excéntrico con dinero heredado. Se auto proclama  el Dali de la Milonga. Los que lo miran hacer pasos con esos pies que parecen relojes  derretidos a veces le dan la razón.
Laganga tiene un carisma que se enciende y se apaga con el whisky, un gato amaestrado que le elige milongas con la pata y unos pinceles que arreglan la "proporción perversa de este mundo pintado a las patadas" Se peina el bigote en la misma peluquería donde se cortan Pairetti y Risuto mafiosos propietarios de "La milonga de mi amigo" Solo come pizza mojada en huevos fritos. Sus fiestas a la canasta con música a la gorra  en la casa que habita —una mansión inconclusa construida con botellas de Borgoña pasado—  son legendarias. Sus enemigos dicen que la casa avanza por las mañanas y retrocede en las noches por culpa de los borrachos. Laganga hace fiestas y paga las reformas a costa de sus invitados y una camarilla de alumnos tangueros que festejan su  improbable básico inverso que sale hacia afuera de la ronda y siempre pisa a contra-tango.
Cuando Laganga va a la milonga  cuenta sus propios chistes malos y los dibuja en los manteles. Lo echan y al otro día  exige a los organizadores los manteles o  que le paguen derechos de autor.
Laganga es el Anti-antes. El anti Cristo. El anti tango.
Los provocadores y rebeldes lo aman. La vieja guardia milonguera lo detesta. Le ponen laxantes  en el vino para que haga «sus cosas artísticas» fuera de la pista.
Laganga se auto publicita incrementando el exceso y las fiestas.  Las pocas veces que Laganga   trabaja se hace llevar a la cinematográfica TANGOCHO en un faetón tirado por dos milongueros principiantes en bicicleta.
El rodaje es una tortura. Para salvar el desastre y sin que se haya dado un caso similar en la historia del cine mundial se contrata a Polifemo Domizi para las escenas de actuación,
Polifemo es pelirrojo y tiene alergia a los bigotes postizos. Le pintan el bigote con corcho quemado. No baila y habla en lunfardo igual que Shakespeare. Se nota mucho que el protagonista  son dos tipos.
La película se acaba a duras penas. Echemos una ojeada a la sinopsis tal como se lee en los programas de matiné que se difundieron en Argentina, México, España Colombia y Surinam:

Ramiro Bife Bosquefermo, profesor de secundaria, un librepensador de la milonga al que no le duran los trabajos por problemas horarios y de indisciplina. Presume de entender mejor a sus alumnos, que a sus conservadores colegas de profesión, a los que «Sin duda se les fue la milongueridad con el matrimonio» .El director de un colegio marginal le asigna un curso de tarde, conformado por una muchachada repetidora y expulsada de otros colegios por problemas de integración. Bosquenfermo descubrirá con su natural inclinación a la juerga que sus alumnos malos  no son tales, sino incomprendidos. En vez de enseñarles Instrucción Cívica ateniéndose a los aburridos programas curriculares de la época, Bife los arrastrara al mundo de la milonga, dándoles con su ejemplo milonguero una lección ejemplar, una forma de ver el mundo mucho más valiosa que los estériles discursos y las fotocopias. 

Un fragmento del film en forma de dialogo sobre-actuado por Domizzi:

—Purua, los muchachos no son malos. Solo están aburridos, aburridos de todas esas cosas que no sirven para nada. ¿Qué les importa a ellos como se llamaba el caballo del Cid, si no saben ni siquiera cabecear en la milonga? Que les importa la raíz cuadrada de la hipotenusa si no se apiolan para encontrar una mesa decente donde tomarse unos vinos y de paso ver bien la pista? Porque te digo Purua, todos esos proyectos de ciudadano respetable, como los quieren catalogar ustedes con ese simulacro de vida pagada en cómodas cuotas que llevan, eso si, con coche, casa y mujer, todos esos delincuentes juveniles, como bien se apuran a catalogarlos vos y el profesor Salvatranca de Ciencias Naturales, son solo muchachos aburridos con astucia residual y  algún potencial para la inteligencia  que puede ser llevada hacia lo excelente, si se le da la masa critica necesaria para fermentar.
—¡Masa critica, Bosquenfermo! ¿Masa critica como el tango y la milonga? ¿Ahí donde todos esos atorrantes como vos pierden las horas y la vida van a aprender respeto y obligaciones? Pero, ¡por favor Ramiro!¿Vos te pensás que el mundo es saber hacer ochos y sentadas y que con eso vamos a inculcarle valores a estos adoquines?
—Esos adoquines purua son los escombros del edificio de esta sociedad enferma a la que vos y yo contribuimos con nuestros sueños que no se cumplieron. Sueños Purua, ¿te acordás lo que eran? Vos te bajaste de la utopía. Te compraste un traje y una vida a crédito. Te hiciste del ejercito de los que se quejan de los escombros sin ver que todos los días los cascotes nos pegan en la cara. Pero yo no me baje. Yo sigo milongueando. Me tiran piedras y no las esquivo. Y si esos adoquines me siguen a la milongueridad, te digo que vamos a avanzar como sociedad, cuidándonos entre todos con el tango.

Bosquenfermo organiza un festival para pagar el viaje de estudios de los muchachos a un encuentro milonguero y justificar la banda sonora integrada por LA TÍPICA CLAUSTROFOBIA con su hit: «El señor es buena gente(y milonguero)» LOS BETUNES con «El raro de un solo cromo» y LA ORQUESTA A LA DERIVA que interpreta «Otra vez en la pista», copias tangueras mas o menos originales de aquellos temas que la juventud odia de tanto escuchar.
El profesor lleva a todos los alumnos a la milonga, donde por fin se sienten integrados y a gusto.
Que a Bosquenfermo lo echen luego de descubrir que llevó a todo un curso de menores a bailar y se bajaron entre todos cuatro cajas de vino "El Zaragozano" es solo una forma decente de terminar este bodrio. Degradado, el profesor Tangui partirá en tren  a Curuzu Cuatia, donde deberá hacerse cargo de un grupo de muchachos fanáticos del Chamamé. Mientras el tren que lo lleva a Corrientes se va, los alumnos resacosos lo despiden bailando "EL PROFESOR TANGUI" una milonga  firmada por Glubiardi que quiere ser entrañable
«PROFESOR TANGUI, TE ESPERAMOS EN LA PISTA,  CON TUS PASOS RAYADOS Y TU TRAJE, NOS ENSEÑASTE QUE LA VIDA SON CUATRO TANDAS Y A VECES NINGUNA ES DE MILONGA».
 El vestuario en el que se intenta darle aires sicodelicos a los tradicionales trajes y vestidos tangueros, es una abominación. La actuación de los secundarios que no se profesionalizaron, olvidable. Los milongueros de relleno, alumnos de Laganga, un horror. El extra de actuación exagera el drama. Los espectadores llaman al bodrio Doctor Tangui y Mister Ay.
Un verdadero fracaso de taquilla y trabajo.
A fuerza de caprichos y demandas Laganga hundirá los estudios TANGOCHO. 
Años más tarde, en una de sus típicas salidas dirá :
Me voy con mi casa a la luna, donde apreciaran mi arte.
Luego prende fuego su casa inconclusa con algunos calentadores de kerosen que lo acribillan con Borgoña hirviendo y vidrios.
Tendrá tiempo de recitar mientras agoniza una frase de la pelicula.
 Me dormí en la milonga y cuando desperté estaba la luz blanca y no había tango.
A veces en la pista uno de esos principiantes eternos abre hacia afuera y a contratango como si lo recordara.
Pero es solo de patadura.

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