Lo siento. Quizá no sea esta la entrevista que buscaban. Pero me caracterizo por ser exageradamente honesto. Quizá sea mis improbables ancestros irlandeses, quienes, como si fuera un héroe de gesta al estilo Cuchulain, me impusieron a los chancletazos (más efectivos que un Geis* celta) esta veracidad compulsiva, so pena de deshonra.
Quizá sea solamente estupidez.
Cuando en la redacción de Lusiardo me propusieron esta entrevista pensaba encontrarme con los muchachos del programa BUSCADORES DE FANTASMAS de la Televisión Americana que con cámaras nocturnas y equipos de sonido se encierran en emplazamientos «supuestamente» embrujados o encantados a pasar la noche al oscuro en busca de «Lo más allá». Revisando las notas y las señas que me acercaron me di cuenta que los que iba a entrevistar son una versión criolla y un poco decadente del mismo formato. Los Buscadores de Fantasmas milongueros buscan también actividad paranormal en las milongas y la graban. Son tres y sus nombres similares a sus homólogos Americanos: Zacarias Baguete, líder del grupo y galán de ocasión en baja forma, Nico Gofre, amigo terapeuta del grupo y el técnico de grabación, sonido y psicofonías Esaú Crep.
A saber cuales son los nombres de estos sujetos.
Me esperan mordisqueando bizcochos en el pasillo del primer piso de un hotel decrépito donde paran para «evitar la legión sicópatas y fans en general que acuden con los ojos vidriosos a las tres de la mañana pidiendo ayuda». Los tres llevan antiguos trajes marrones cuadrillé con las mangas subidas y están sentados al costado de una mesita que sostiene la única lampara de pie del piso.
No se si es su uniforme o —al igual que el alojamiento— lo que se pueden permitir con sus ingresos.
¿Es esta una nueva prueba a la que me somete el equipo de Lusiardo Tango. Club luego del descalabro Castanediano con el Filosofo Pelandrún?. Reproduzco aquí lo que salió. Y que la posteridad me compadezca.
S: La primera pregunta es obligada...
Zac: ¿Por quien?
S: es una forma de decir. Como cuando dicen «Si no lo veo no lo creo» o «Patitas pa que te quiero».
Zac: ¿Patitas pa que te quiero?
P: Olvídenlo. ¿Hay vida después de la milongueridad?
Nico: eso es evidente. Aunque hay casos que parecen irreversibles siempre hay luz al final del túnel —Se ríe—. Hemos tenido casos extremos de posesión milongueril, gentes desbordadas que por semana bailaban hasta en diez emplazamientos distintos, con la consecuente abrasión de callos y articulaciones maltratadas. A algunos hemos podido ayudarlos con terapias alternativas: Gastronomía, Enología, Yoga, croché, peluquería canina.
P: Pero eso no difiere mucho del empecinamiento normal por el que pasan todos los que van a la milonga y se vuelven adictos. ¿Cómo reconocen ustedes un caso de posesión milongueril grave?
Esaú: Cuando los implicados bailan con extraños y retorcidos movimientos cumbieros que no les son propios y babean girando enloquecidamente con los ojos en blanco es indicio seguro de posesión.
Lamentablemente hay casos irrecuperables en los que el espíritu milonguero que los posee es tan fuerte que es muy poco lo que se puede hacer.
P: ¿Y que es lo que se puede hacer?
Esaú: En esos casos es importante acudir a amigos o familiares de otros círculos y si eso falla cambiar de círculos o familiares. Lo ultimo es un exorcismo realizado por un sacerdote de la Iglesia Milonguera de los primeros Pasos.
P: Esta tipología que me cita se puede ver en muchas milongas, sin por eso atribuirse a causas sobrenaturales. Hace poco el parrillero de la Milonga del Oriental fue poseído por el espíritu de Libertad Lamarque al caerle un ventilador de techo en la cabeza. Y hace tiempo se ve por las milongas un «supuesto» cantante que se cree la reencarnación de Tita Merello: Osvaldo Malandra. ¿Entrarían esos casos dentro de su ámbito profesional?
Nico: Habría que estudiar el historial de los sujetos. A priori le diría que está en el radio de acción de los animadores de fiestas, payasos y aledaños.
P: Todavía no me queda claro que hacen ustedes en realidad.
Zac: Vamos a las milongas y detectamos actividades fantasmales en milongueros y milongueras, gentes que normalmente se comportan de una manera y al llegar a la milonga registran increíbles cambios de personalidad. En la mayoría de los casos se debe a factores desinhibidores a los que se recurre luego de frustraciones cotidianas diurnas que se potencian al estar en contacto con el ambiente tanguero. En otros hay evidentemente factores sobrenaturales, supernaturales y baremos bien marcados que nos indican que hay profundos sustratos espectrales subyacentes.
P: Tomá Mate...
Zac: ¿Tomá Mate?
P: Otra forma de hablar don Zac. Déjelo. ¿Hay otros indicios de esa actividad fantasmal, algo que sea demostrable, digamos?
Z: Seguro. Esas manifestaciones anormales son complejas y no siempre se presentan de la misma forma. Por ejemplo en una milonga a la que fuimos convocados detectamos actividad y llegamos a constatar in situ que muchas muchachas asistentes tenían en su espaldas marcas y arañazos de una violencia inusitada. Incluso había algunas que tenían residuos ectoplasmáticos en la mejilla y en el pelo.
P: ¿Milongueros fantasmas?
Nico: Si y no. Se trataba solamente de un baboso que buscaba el beso de las muchachas y otro que tuvo la desgracia de caer en las clases de un profesor que enseñaba ochos estilo tecladito.
Esaú: Como lo intangible es difícilmente demostrable, lo improbable es también inasible.
Zac: Por eso es tan complejo. A veces se atribuye esta fenomenología a los sobrenatural, cuando solo se trata de torpeza o defectos acentuados por los años, pero naturales. Nosotros somos los primeros en descreer. En algunos casos severos de falta absoluta de compás, de orden, de postura y de códigos podemos empezar a pensar que estamos en presencia de actividad paranormal. Y aún así a veces es solo lo que se conoce como el «Síndrome del Principiante perpetuo».
P: Pero, ¿Hay una tipología visible y del milonguero fantasma?
Esaú: Hay todo un catalogo. En vestuarios con solapas anchas, trajes con hombreras, pañuelos tipo sabanas, zapatos bicolores, peinados demasiado recargados, vestidos rococós con aplicaciones mal cosidas. Hay también actitudes, formas de comportarse y de hablar. Discursos enteros llenos de grandilocuencia y suficiencia. Todo eso nos indica que estamos en presencia de un milonguero fantasma.
Nico: Y si además las entidades se presentan ostentando joyas y cadenas doradas, giran a destiempo y casi patinando, volean alto o intentan coreografías inentendibles yendo desde adentro de la ronda hacia afuera en un frenesí que absorbe todo a su paso, Hablan como Gardel o Tita Merello e invitan a copetines sin hacerse cargo luego, no solo estamos inequívocamente en presencia de una actividad paranormal, sino que estamos metidos de llenos en un vórtice por el que las manifestaciones se cuelan en una milonga común aberrando a las personas normales.
P: ¿Pero esos casos se atribuyen a fenómenos sobrenaturales o a mal gusto?
Esaú: Son fenómenos sobrenaturales. En las milongas hay fantasmadas a roletes...
Zac: ¿A roletes?
Esaú: Sí, una forma de decir como «Al Ataque mis valientes» o «Le prometí esta tanda a un muchacho, pero en la próxima bailamos».
P: Perdone la pregunta que no viene al caso. ¿Esaú es un seudónimo?.
Esaú: ¿Usted cree que elegiría un seudónimo tan espantoso como este? No. Está en la Biblia. ¿Sabe lo que significa?: Peludo, Velludo. Una disputa familiar entre mi católica abuela y mi padre ateo. No ganó ninguno.
P: Disculpe. ¿Y vinieron aquí por alguna investigación en especial o están de paso?
Zac: Vinimos aquí para cubrir un par de bautizos.
P -...
Zac: Hacemos sociales para sobrevivir. Y justo nos enteramos que en las milongas se estaba apareciendo un fantasma que se había escapado de un rodeo y andaba atosigando a las muchachas. Hablaba alto en medio de la pista y de la tanda, chocaba con todos, forcejeaba para avanzar y mascullaba frases ininteligibles descalificando a los que de verdad estaban bailando.
Nico: Estaba en un bucle traumático del que no podía salir. Creía que estaba cabalgando en Texas con un sombrero...
P : ¿Y que hicieron.?
Esaú: Nos tomamos unos vinos, enchufamos los equipos y cuando terminamos nos dimos cuenta que el tipo no estaba.
Zac: Desapareció antes... Siempre desaparecen dejando una estela de distorsión.
Esaú: Y mal olor. No te olvides del Mal olor...
P: Dicen que son convocados a milongas con presencia espectral. ¿Por quien?
Nico: Bueno, en principio por organizadores de milongas. Aunque también nos han llamado Conocidos a los que filmamos en sus bodas o cumpleaños. A veces la gente de la Iglesia milonguera de los primeros pasos. Pero los de la rama seria.
Esaú: La rama Esenia.
Nico: Nos piden que juntemos pruebas para que les autoricen a realizar algún exorcismo milonguero. Parecen tener exorcistas muy competentes.
P: ¿Parecen?
Esaú: Nunca los hemos visto en acción. Por una u otra cosa las pruebas que presentamos no les sirven.
P: ¿Los fantasmas le estropean los equipos?
Zac: A Esaú le tiembla mucho la mano.
P: ¿Cúal es el caso mas estrambótico al que se han enfrentado? Uno en el que de verdad hayan pasado miedo
Se miran entre ellos. Club Pacho, responden al unísono.
P-: ¿Qué pasó?
Tardan en hablar. Noto que he removido un recuerdo traumático. O lo están inventando.
Zac: Fuimos convocados por el organizador de una milonga que estaba perdiendo clientela. Las chicas se quejaban de bajadas bruscas de temperatura, dedos fantasmales por debajo de la cintura, ojos libidinosos que salían de la nada. Los muchachos tropezaban en los pasos mas simples, se chorreaban vino inexplicablemente, al volver de los baños perdían la orientación y se ponían a bailar en contra dirección. Las camisas chorreaban como si fuera verano. El clima estaba enrarecido y las empanadas se ennegrecían a los diez minutos de exposición en la barra. Todos los tangos que ponían los musicalizadores eran imbailables y en las cortinas se escuchaba una voz histérica que decía ¡Vayanse!, ¡Vayanseeeee!.
Como si esto fuera poco había una milonguera habitué una tal Mirta Bunrel, Teóloga, que se creía llamada a luchar contra el mal. Estaba un poco trastornada. Decía atraer a las presencias demoniacas con su abrazo. Según ella se manifestaban cuando sonaba una tanda de Disarli Acelerado. Entonces salía a la pista con unos tacones de hierro y se ponía a volear a todos aquellos que giraban enloquecidamente. Incluso a los que bailaban con ella.
Imagínese el ambiente. Se había difundido una especie de histeria colectiva que solo he visto en algunas tango maratones de verano.... Apenas llegar, la mitad de nuestros equipos se estropearon. La cámara de flash Rojo...
P: ¿Flash Rojo?
Esaú: El blanco molesta a los milongueros. Lo aprendimos en nuestro primer emplazamiento a fuerza de manotazos.
Zac: El enlace Marcucci-Presanova. Por eso es tan difícil sacar fotos sin violar la privacidad de los bailantes. En fin. Solo nos quedaban dos cámaras de visión nocturna y una grabadora de pasofonías.
P: ¿Pasofonías?
Nico: Son grabaciones donde se pueden apreciar pisadas fantasmales en compás de salsa. La grabadora es sensible al salseado. Nos la hizo un ingeniero cubano.
Zac: Todo el ambiente era sobrecogedor. Al fondo del salón había sentadas una cantidad superior a la habitual de muchachas que no bailaban. Parecían vampiros acechando en las sombras. En alguna foto que sacamos se ve también alguna mano larga que no pertenece a nadie.
Esaú: Sobrecogedor.
Zac: Había también una cantidad infrecuente de falsos profesores espontáneos, interrumpiendo partes de la ronda con su «Saber». Por el centro se veían coreografías enrevesadas y arabescos imposibles. En una mesa, entre bocones que habían conocidos a grandes figuras y hablaban de los tiempos viejos con risotadas espantosas, pudimos ver a la tal Bunrell. Estaba sacando de su bolsa de zapatos marcada con el símbolo de Thor sus famosos zapatos con tacón de hierro.
Experimentamos enseguida una bajada de temperatura y una especie de jadeos intangibles que hacían perder el compás a los pocos que lo conservaban. Tras cartón empezó a sonar Di Sarli. Nido Gaucho. Juro que estaba acelerado.
P: ¿Y estaba acelerado?
Esaú: Sí que estaba acelerado. Zac siempre esta un poco acelerado. Pero esta vez se puso a bailar como si estuviera dándole a una milonga de Firpo.
P: No, me refería al tema de Disarli.
Nico: ¿ A usted que le parece?
Nos quedamos en silencio en el hotel vacío. No se que contestar.
P : ¿Y no podía ser quizá una conjunción de factores: una mala organización, vecinos molestos, principiantes acérrimos y que la Bunrrell estaba sin medicación?
Zac: Usted no estuvo ahí... Usted no estuvo ahí.
Nico me mira con los ojos grandes y fulgurantes de un enajenado
A saber cuales son los nombres de estos sujetos.
Me esperan mordisqueando bizcochos en el pasillo del primer piso de un hotel decrépito donde paran para «evitar la legión sicópatas y fans en general que acuden con los ojos vidriosos a las tres de la mañana pidiendo ayuda». Los tres llevan antiguos trajes marrones cuadrillé con las mangas subidas y están sentados al costado de una mesita que sostiene la única lampara de pie del piso.
No se si es su uniforme o —al igual que el alojamiento— lo que se pueden permitir con sus ingresos.
¿Es esta una nueva prueba a la que me somete el equipo de Lusiardo Tango. Club luego del descalabro Castanediano con el Filosofo Pelandrún?. Reproduzco aquí lo que salió. Y que la posteridad me compadezca.
S: La primera pregunta es obligada...
Zac: ¿Por quien?
S: es una forma de decir. Como cuando dicen «Si no lo veo no lo creo» o «Patitas pa que te quiero».
Zac: ¿Patitas pa que te quiero?
P: Olvídenlo. ¿Hay vida después de la milongueridad?
Nico: eso es evidente. Aunque hay casos que parecen irreversibles siempre hay luz al final del túnel —Se ríe—. Hemos tenido casos extremos de posesión milongueril, gentes desbordadas que por semana bailaban hasta en diez emplazamientos distintos, con la consecuente abrasión de callos y articulaciones maltratadas. A algunos hemos podido ayudarlos con terapias alternativas: Gastronomía, Enología, Yoga, croché, peluquería canina.
P: Pero eso no difiere mucho del empecinamiento normal por el que pasan todos los que van a la milonga y se vuelven adictos. ¿Cómo reconocen ustedes un caso de posesión milongueril grave?
Esaú: Cuando los implicados bailan con extraños y retorcidos movimientos cumbieros que no les son propios y babean girando enloquecidamente con los ojos en blanco es indicio seguro de posesión.
Lamentablemente hay casos irrecuperables en los que el espíritu milonguero que los posee es tan fuerte que es muy poco lo que se puede hacer.
P: ¿Y que es lo que se puede hacer?
Esaú: En esos casos es importante acudir a amigos o familiares de otros círculos y si eso falla cambiar de círculos o familiares. Lo ultimo es un exorcismo realizado por un sacerdote de la Iglesia Milonguera de los primeros Pasos.
P: Esta tipología que me cita se puede ver en muchas milongas, sin por eso atribuirse a causas sobrenaturales. Hace poco el parrillero de la Milonga del Oriental fue poseído por el espíritu de Libertad Lamarque al caerle un ventilador de techo en la cabeza. Y hace tiempo se ve por las milongas un «supuesto» cantante que se cree la reencarnación de Tita Merello: Osvaldo Malandra. ¿Entrarían esos casos dentro de su ámbito profesional?
Nico: Habría que estudiar el historial de los sujetos. A priori le diría que está en el radio de acción de los animadores de fiestas, payasos y aledaños.
P: Todavía no me queda claro que hacen ustedes en realidad.
Zac: Vamos a las milongas y detectamos actividades fantasmales en milongueros y milongueras, gentes que normalmente se comportan de una manera y al llegar a la milonga registran increíbles cambios de personalidad. En la mayoría de los casos se debe a factores desinhibidores a los que se recurre luego de frustraciones cotidianas diurnas que se potencian al estar en contacto con el ambiente tanguero. En otros hay evidentemente factores sobrenaturales, supernaturales y baremos bien marcados que nos indican que hay profundos sustratos espectrales subyacentes.
P: Tomá Mate...
Zac: ¿Tomá Mate?
P: Otra forma de hablar don Zac. Déjelo. ¿Hay otros indicios de esa actividad fantasmal, algo que sea demostrable, digamos?
Z: Seguro. Esas manifestaciones anormales son complejas y no siempre se presentan de la misma forma. Por ejemplo en una milonga a la que fuimos convocados detectamos actividad y llegamos a constatar in situ que muchas muchachas asistentes tenían en su espaldas marcas y arañazos de una violencia inusitada. Incluso había algunas que tenían residuos ectoplasmáticos en la mejilla y en el pelo.
P: ¿Milongueros fantasmas?
Nico: Si y no. Se trataba solamente de un baboso que buscaba el beso de las muchachas y otro que tuvo la desgracia de caer en las clases de un profesor que enseñaba ochos estilo tecladito.
Esaú: Como lo intangible es difícilmente demostrable, lo improbable es también inasible.
Zac: Por eso es tan complejo. A veces se atribuye esta fenomenología a los sobrenatural, cuando solo se trata de torpeza o defectos acentuados por los años, pero naturales. Nosotros somos los primeros en descreer. En algunos casos severos de falta absoluta de compás, de orden, de postura y de códigos podemos empezar a pensar que estamos en presencia de actividad paranormal. Y aún así a veces es solo lo que se conoce como el «Síndrome del Principiante perpetuo».
P: Pero, ¿Hay una tipología visible y del milonguero fantasma?
Esaú: Hay todo un catalogo. En vestuarios con solapas anchas, trajes con hombreras, pañuelos tipo sabanas, zapatos bicolores, peinados demasiado recargados, vestidos rococós con aplicaciones mal cosidas. Hay también actitudes, formas de comportarse y de hablar. Discursos enteros llenos de grandilocuencia y suficiencia. Todo eso nos indica que estamos en presencia de un milonguero fantasma.
Nico: Y si además las entidades se presentan ostentando joyas y cadenas doradas, giran a destiempo y casi patinando, volean alto o intentan coreografías inentendibles yendo desde adentro de la ronda hacia afuera en un frenesí que absorbe todo a su paso, Hablan como Gardel o Tita Merello e invitan a copetines sin hacerse cargo luego, no solo estamos inequívocamente en presencia de una actividad paranormal, sino que estamos metidos de llenos en un vórtice por el que las manifestaciones se cuelan en una milonga común aberrando a las personas normales.
P: ¿Pero esos casos se atribuyen a fenómenos sobrenaturales o a mal gusto?
Esaú: Son fenómenos sobrenaturales. En las milongas hay fantasmadas a roletes...
Zac: ¿A roletes?
Esaú: Sí, una forma de decir como «Al Ataque mis valientes» o «Le prometí esta tanda a un muchacho, pero en la próxima bailamos».
P: Perdone la pregunta que no viene al caso. ¿Esaú es un seudónimo?.
Esaú: ¿Usted cree que elegiría un seudónimo tan espantoso como este? No. Está en la Biblia. ¿Sabe lo que significa?: Peludo, Velludo. Una disputa familiar entre mi católica abuela y mi padre ateo. No ganó ninguno.
P: Disculpe. ¿Y vinieron aquí por alguna investigación en especial o están de paso?
Zac: Vinimos aquí para cubrir un par de bautizos.
P -...
Zac: Hacemos sociales para sobrevivir. Y justo nos enteramos que en las milongas se estaba apareciendo un fantasma que se había escapado de un rodeo y andaba atosigando a las muchachas. Hablaba alto en medio de la pista y de la tanda, chocaba con todos, forcejeaba para avanzar y mascullaba frases ininteligibles descalificando a los que de verdad estaban bailando.
Nico: Estaba en un bucle traumático del que no podía salir. Creía que estaba cabalgando en Texas con un sombrero...
P : ¿Y que hicieron.?
Esaú: Nos tomamos unos vinos, enchufamos los equipos y cuando terminamos nos dimos cuenta que el tipo no estaba.
Zac: Desapareció antes... Siempre desaparecen dejando una estela de distorsión.
Esaú: Y mal olor. No te olvides del Mal olor...
P: Dicen que son convocados a milongas con presencia espectral. ¿Por quien?
Nico: Bueno, en principio por organizadores de milongas. Aunque también nos han llamado Conocidos a los que filmamos en sus bodas o cumpleaños. A veces la gente de la Iglesia milonguera de los primeros pasos. Pero los de la rama seria.
Esaú: La rama Esenia.
Nico: Nos piden que juntemos pruebas para que les autoricen a realizar algún exorcismo milonguero. Parecen tener exorcistas muy competentes.
P: ¿Parecen?
Esaú: Nunca los hemos visto en acción. Por una u otra cosa las pruebas que presentamos no les sirven.
P: ¿Los fantasmas le estropean los equipos?
Zac: A Esaú le tiembla mucho la mano.
P: ¿Cúal es el caso mas estrambótico al que se han enfrentado? Uno en el que de verdad hayan pasado miedo
Se miran entre ellos. Club Pacho, responden al unísono.
P-: ¿Qué pasó?
Tardan en hablar. Noto que he removido un recuerdo traumático. O lo están inventando.
Zac: Fuimos convocados por el organizador de una milonga que estaba perdiendo clientela. Las chicas se quejaban de bajadas bruscas de temperatura, dedos fantasmales por debajo de la cintura, ojos libidinosos que salían de la nada. Los muchachos tropezaban en los pasos mas simples, se chorreaban vino inexplicablemente, al volver de los baños perdían la orientación y se ponían a bailar en contra dirección. Las camisas chorreaban como si fuera verano. El clima estaba enrarecido y las empanadas se ennegrecían a los diez minutos de exposición en la barra. Todos los tangos que ponían los musicalizadores eran imbailables y en las cortinas se escuchaba una voz histérica que decía ¡Vayanse!, ¡Vayanseeeee!.
Como si esto fuera poco había una milonguera habitué una tal Mirta Bunrel, Teóloga, que se creía llamada a luchar contra el mal. Estaba un poco trastornada. Decía atraer a las presencias demoniacas con su abrazo. Según ella se manifestaban cuando sonaba una tanda de Disarli Acelerado. Entonces salía a la pista con unos tacones de hierro y se ponía a volear a todos aquellos que giraban enloquecidamente. Incluso a los que bailaban con ella.
Imagínese el ambiente. Se había difundido una especie de histeria colectiva que solo he visto en algunas tango maratones de verano.... Apenas llegar, la mitad de nuestros equipos se estropearon. La cámara de flash Rojo...
P: ¿Flash Rojo?
Esaú: El blanco molesta a los milongueros. Lo aprendimos en nuestro primer emplazamiento a fuerza de manotazos.
Zac: El enlace Marcucci-Presanova. Por eso es tan difícil sacar fotos sin violar la privacidad de los bailantes. En fin. Solo nos quedaban dos cámaras de visión nocturna y una grabadora de pasofonías.
P: ¿Pasofonías?
Nico: Son grabaciones donde se pueden apreciar pisadas fantasmales en compás de salsa. La grabadora es sensible al salseado. Nos la hizo un ingeniero cubano.
Zac: Todo el ambiente era sobrecogedor. Al fondo del salón había sentadas una cantidad superior a la habitual de muchachas que no bailaban. Parecían vampiros acechando en las sombras. En alguna foto que sacamos se ve también alguna mano larga que no pertenece a nadie.
Esaú: Sobrecogedor.
Zac: Había también una cantidad infrecuente de falsos profesores espontáneos, interrumpiendo partes de la ronda con su «Saber». Por el centro se veían coreografías enrevesadas y arabescos imposibles. En una mesa, entre bocones que habían conocidos a grandes figuras y hablaban de los tiempos viejos con risotadas espantosas, pudimos ver a la tal Bunrell. Estaba sacando de su bolsa de zapatos marcada con el símbolo de Thor sus famosos zapatos con tacón de hierro.
Experimentamos enseguida una bajada de temperatura y una especie de jadeos intangibles que hacían perder el compás a los pocos que lo conservaban. Tras cartón empezó a sonar Di Sarli. Nido Gaucho. Juro que estaba acelerado.
P: ¿Y estaba acelerado?
Esaú: Sí que estaba acelerado. Zac siempre esta un poco acelerado. Pero esta vez se puso a bailar como si estuviera dándole a una milonga de Firpo.
P: No, me refería al tema de Disarli.
Nico: ¿ A usted que le parece?
Nos quedamos en silencio en el hotel vacío. No se que contestar.
P : ¿Y no podía ser quizá una conjunción de factores: una mala organización, vecinos molestos, principiantes acérrimos y que la Bunrrell estaba sin medicación?
Zac: Usted no estuvo ahí... Usted no estuvo ahí.
Nico me mira con los ojos grandes y fulgurantes de un enajenado
— Si tiene dudas mírelo en el programa.
P: He tratado, pero no lo encuentro en ningún lado.
Esaú: Estamos en tratativas con un importante canal de cable. Pero nos faltan aun cerrar unos detalles. ¿No querría colaborar? Lo pondríamos en los créditos como productor.
P: No. De verdad. ¿Estaba acelerado?.
Me miran los tres, repentinamente serios desde la penumbra de este extraño hotel. La bolsa de bizcochos esta vacía. La penumbra avanza sobre la alfombra polvosa. Zac saca de un bolsillo una vieja cinta de Mini DV y se dirige a un cuarto que tiene la puerta entreabierta. Los otros dos me invitan a seguirlos y se meten también en el cuarto. En la oscuridad noto de repente el resplandor de una vieja televisión en blanco y negro.
Me voy lo mas rápido que puedo, sin correr.
Ya en la calle, en la familiar calle llena de desconocidos poco amistosos me doy cuenta de algo: Todavía sigo sin saber que hacen estos tres en realidad cuando no cubren evento sociales.
Al paso que van dudo que alguien llegue a saberlo alguna vez.
P: He tratado, pero no lo encuentro en ningún lado.
Esaú: Estamos en tratativas con un importante canal de cable. Pero nos faltan aun cerrar unos detalles. ¿No querría colaborar? Lo pondríamos en los créditos como productor.
P: No. De verdad. ¿Estaba acelerado?.
Me miran los tres, repentinamente serios desde la penumbra de este extraño hotel. La bolsa de bizcochos esta vacía. La penumbra avanza sobre la alfombra polvosa. Zac saca de un bolsillo una vieja cinta de Mini DV y se dirige a un cuarto que tiene la puerta entreabierta. Los otros dos me invitan a seguirlos y se meten también en el cuarto. En la oscuridad noto de repente el resplandor de una vieja televisión en blanco y negro.
Me voy lo mas rápido que puedo, sin correr.
Ya en la calle, en la familiar calle llena de desconocidos poco amistosos me doy cuenta de algo: Todavía sigo sin saber que hacen estos tres en realidad cuando no cubren evento sociales.
Al paso que van dudo que alguien llegue a saberlo alguna vez.
*Geis: En la mitología y folclore de Irlanda es un tabú peculiar, ya sea de obligación o prohibición, similar a estar bajo un voto o hechizo.
Comentarios