PETER PANTANGO Y LAS MILONGAS EN EL PAIS DE "NUNCA JAMÁS" - Comentarios de libros por El coya Gurrietes Borges
"El Croto". Solo a esta editorial que se saca libros como provoletas parrilleras se le ocurriría dar cabida entre su catalogo de basofias y - en el mejor de los casos - decepciones a un libro que va incluso en contra de sus principios. Ya desde el titulo se avizora la intención de forzar la originalidad: el apellido mismo del protagonista es una vuelta de tuerca mas en un tornillo oxidado: Pantango. Según el seudonimado autor firmante Jaime Grasapunta - que remite al Bacigalupi de "La Chica Mecánica" y a los talleres de coches con muchas fotos - Pantango es, como la misma palabra lo indica, "Todo Tango" y una contracción de pantalón y tango. Pantalón cortado en pico y raído en las puntas, pues Peter lo arrastra por las pistas del país de NUNCA JAMAS y no tiene tiempo para hacerle el dobladillo o pegarlo con esas practicas bandas adhesivas que venden los chinos y a tantos milongueros han salvado alguna noche.
Pero la tuerca errónea en el tornillo oxidado puede girar e incluso depararnos un interesante hallazgo. Estamos ante una involuntaria obra artística o un ejercicio épico de holgazanería con algunos chizpazos afortunados?.
Veremos.
Desde el primer momento se nota que Grasapunta no ha leído el libro de Barrie. En todo caso hay una curiosa mescolanza entre la entrada de Wikipedia y la película de Spielberg: "Hook".
Los milongueros hermanos cuarentones Vilma, Serafin y Joaquín Cratochi viven en el cuartucho de una pensión cuya dueña es además adicta al col y a las flatulencias nocturnales. Esto hace que dejen abiertas las ventanas y por ellas se cuela una noche el protagonista buscando su sombra "que siempre va al compás y baila mejor". A simple vista Peter Pantango parece eternamente joven con su ridículo sombrero y sus rizos cayendo en cascada helena sobre su traje solapudo verde irlandés. Para mostrarnos su carácter Grasapunta apela directamente a la entrada "Peter Pan" de Wikipedia en una intertextualidad que no es descaminada del todo. En ambos casos leemos que es: "De personalidad inmadura, egocéntrica, egoísta y en ocasiones cruel dado que siempre hace lo que le da la gana". Tipología que por otra parte no excluye en absoluto a mas de un frecuentador de milongas reales. No vuela, pero es capaz de hacer 20 adornos en donde otros solo hacen uno. No lleva puñal, pero si una bolsa de zapatos con pesadas cremas para los callos. Luego de someter a la sombra de un voleo invita a los Cratochi, vendedores de pacs tangueros para turistas, a visitar el "País de NUNCA JAMÁS" donde no amanece, siempre hay milongas y uno se vuelve joven tangueando. Entusiasmados se descuelgan por la ventana subiéndose a un autobús verde cacatúa que no tiene
ruedas sino piernas con zapatos de charol de la talla 206. La conductora es un hada malentrazada: "Bocina", amalgama de Tita Merello, Laureen Baccal y Maggie "Gato del infierno", la celebre pandillera de Five Points.
Ejecutando tangos imposibles y a velocidad Super D'arienzo llega el vehículo a su destino al costado del firulete del "Cachafaz" y girando en el tercer Tangomaraton clausurado, con milongueros de otros barrios que se han colado en el trayecto subidos al estribo: una inmensa milonga al aire libre con gentes bailando hasta la frontera de las mesas. El primer contacto con el país de NUNCA JAMÁS.
La geografía del país es simple. Al sur cercano, donde llegan los protagonistas queda la MILONGA SIEMPRE LLENA. Al norte lejos esta la MILONGA SIEMPRE VACÍA. Al oeste metido en el bosque de las quejas, el CASERÍO DE LOS "NIÑOS BIEN". Al Este, lindando con el lago donde esta encallado el bajel "BUSECA" propiedad del Capital Jaime Garfia y sus piratones de compás esta "ARBOL DEL PASO IMPROBABLE" hogar de Peter Pantango.
Entre las dos milongas está la MONTAÑA INESPERADA, donde viven las hadas criticonas. Desde allí puede verse la lengua de agua que antes fue un mar, donde las ultimas sirenas sobreviven con medio cuerpo afuera. Entre las dos milongas solo hay una carretera boscosa acechada por animales cumbieros.
Y paradas de una linea de autobuses con coches que nunca paran.
Peter Pantango se lleva a los Cratochi, con los que se ha encaprichado, a vivir al "ARBOL DEL PASO IMPROBABLE" donde vive su corte de adoradores: "los Milongueros perdidos", eternos novicios de la milonga que nunca llegaron al final de un curso de tango y que practican pasos negandose a crecer y a tomar clases.
La excitante vida de estos niños voluntarios comprende enfrentamientos contra los Piratones de "Garfia", un tacaño cultor del básico al que no dejan entrar en ninguna de las dos milongas, grandes banquetes imaginarios con la tribu de los "NIÑOS BIEN" y eternos milongueos de burla y sin compás en los lindes de la "Milonga siempre llena".
También pasan interminables horas comentando sus hazañas y habilidades tangueras con insoportable egotismo.
Por buscar los baños, que están lejos, los Cratochi se salvan de meterse en la pista de la "Milonga siempre llena" a la que han ido a parar todos los que se colaron en el viaje. La milonga nunca para y en su inmensa pista se arraciman los bailarines engañados, a los que se presenta como presos reclamando carne joven, en una búsqueda de inmortalidad por baile, condenados a un playlist interminable y sin tanda ejecutado por Dijeys que se han vuelto fantasmas de tanto ecualizar orquestas con fritura.
El autor deja entrever en un ambiguo doble sentido que "NUNCA JAMÁS" corresponde al baile y a la imposibilidad de satisfacción de los deseos carnales. Si los milongueros se detienen aunque sea un momento a tomar unos tragos o un copetin en la mesas donde solo hay copas medio llenas de vino malo, todo el tiempo postergado se les cae encima con gravedad aumentada. Si intentan escapar una indeleble angustia y todos los achaques del mundo los devuelven a la ronda. Así que solo pueden bailar, hablar de "La otra milonga", que esta mejor y donde hay más espacio y envejecer resentidos contra Los Milongueros perdidos, embucadores aparentemente libres que bailan en los límites sin orden ni compás y para los que opera cierta dispensa especial por ser amiguitos del Reyesuelo dictatorial Pantango, tal como lo comprenden los Cratochi que se resisten a ver a Garfia, que lleva un puñal sisero y un inmenso manual de reglas a modo de escudo, como un enemigo.
En el NUNCA JAMÁS de Grasapunta las hadas criticonas llevan ruleros y planchan pantalones para la tribu de "los niños Bien" con los siempre pierden al truco por tener el falta envido fácil. Las sirenas son escuálidos seres anfibios que lavan la ropa de los "Milongueros perdidos" y les hacen empanadas de Atún en la esperanza de que Pantango les preste un poco de juventud y agua para llenar su mar.
Y aunque Peter se alimenta de la energía de todos los incautos a los que engaña y se niega, junto con sus "Milongueros perdidos" a crecer, se nos revela que el ARBOL DEL PASO IMPROBABLE oculta maquillajes, peluquines y pigmentos milagrosos hechos de magia que caduco hace mucho.
Desvanecida la primera impresión idílica de este gigantesco parque temático en decadencia los Cratochi trazan planes de evasión, eludiendo las pistas y esperando los autobuses que nunca paran.
Será el hada "Bocina", Cansada de los malos tratos de Peter y sus veleidades de divo, quien los rescatara robando el autobús verde cacatúa y llevándose a algún pirata canyenguero al mundo real, para no volver.
Habrá que ver si los devoradores de basura de "El Croto" le dan su favor a este curioso volumen que encierra mas de una metáfora o lo dejan morir en el estante de aquellos libros que pudieron ser y que terminan juntando polvo en la curiosa biblioteca del sueño.
Pero la tuerca errónea en el tornillo oxidado puede girar e incluso depararnos un interesante hallazgo. Estamos ante una involuntaria obra artística o un ejercicio épico de holgazanería con algunos chizpazos afortunados?.
Veremos.
Desde el primer momento se nota que Grasapunta no ha leído el libro de Barrie. En todo caso hay una curiosa mescolanza entre la entrada de Wikipedia y la película de Spielberg: "Hook".
Los milongueros hermanos cuarentones Vilma, Serafin y Joaquín Cratochi viven en el cuartucho de una pensión cuya dueña es además adicta al col y a las flatulencias nocturnales. Esto hace que dejen abiertas las ventanas y por ellas se cuela una noche el protagonista buscando su sombra "que siempre va al compás y baila mejor". A simple vista Peter Pantango parece eternamente joven con su ridículo sombrero y sus rizos cayendo en cascada helena sobre su traje solapudo verde irlandés. Para mostrarnos su carácter Grasapunta apela directamente a la entrada "Peter Pan" de Wikipedia en una intertextualidad que no es descaminada del todo. En ambos casos leemos que es: "De personalidad inmadura, egocéntrica, egoísta y en ocasiones cruel dado que siempre hace lo que le da la gana". Tipología que por otra parte no excluye en absoluto a mas de un frecuentador de milongas reales. No vuela, pero es capaz de hacer 20 adornos en donde otros solo hacen uno. No lleva puñal, pero si una bolsa de zapatos con pesadas cremas para los callos. Luego de someter a la sombra de un voleo invita a los Cratochi, vendedores de pacs tangueros para turistas, a visitar el "País de NUNCA JAMÁS" donde no amanece, siempre hay milongas y uno se vuelve joven tangueando. Entusiasmados se descuelgan por la ventana subiéndose a un autobús verde cacatúa que no tiene
ruedas sino piernas con zapatos de charol de la talla 206. La conductora es un hada malentrazada: "Bocina", amalgama de Tita Merello, Laureen Baccal y Maggie "Gato del infierno", la celebre pandillera de Five Points.
Ejecutando tangos imposibles y a velocidad Super D'arienzo llega el vehículo a su destino al costado del firulete del "Cachafaz" y girando en el tercer Tangomaraton clausurado, con milongueros de otros barrios que se han colado en el trayecto subidos al estribo: una inmensa milonga al aire libre con gentes bailando hasta la frontera de las mesas. El primer contacto con el país de NUNCA JAMÁS.
La geografía del país es simple. Al sur cercano, donde llegan los protagonistas queda la MILONGA SIEMPRE LLENA. Al norte lejos esta la MILONGA SIEMPRE VACÍA. Al oeste metido en el bosque de las quejas, el CASERÍO DE LOS "NIÑOS BIEN". Al Este, lindando con el lago donde esta encallado el bajel "BUSECA" propiedad del Capital Jaime Garfia y sus piratones de compás esta "ARBOL DEL PASO IMPROBABLE" hogar de Peter Pantango.
Entre las dos milongas está la MONTAÑA INESPERADA, donde viven las hadas criticonas. Desde allí puede verse la lengua de agua que antes fue un mar, donde las ultimas sirenas sobreviven con medio cuerpo afuera. Entre las dos milongas solo hay una carretera boscosa acechada por animales cumbieros.
Y paradas de una linea de autobuses con coches que nunca paran.
Peter Pantango se lleva a los Cratochi, con los que se ha encaprichado, a vivir al "ARBOL DEL PASO IMPROBABLE" donde vive su corte de adoradores: "los Milongueros perdidos", eternos novicios de la milonga que nunca llegaron al final de un curso de tango y que practican pasos negandose a crecer y a tomar clases.
La excitante vida de estos niños voluntarios comprende enfrentamientos contra los Piratones de "Garfia", un tacaño cultor del básico al que no dejan entrar en ninguna de las dos milongas, grandes banquetes imaginarios con la tribu de los "NIÑOS BIEN" y eternos milongueos de burla y sin compás en los lindes de la "Milonga siempre llena".
También pasan interminables horas comentando sus hazañas y habilidades tangueras con insoportable egotismo.
Por buscar los baños, que están lejos, los Cratochi se salvan de meterse en la pista de la "Milonga siempre llena" a la que han ido a parar todos los que se colaron en el viaje. La milonga nunca para y en su inmensa pista se arraciman los bailarines engañados, a los que se presenta como presos reclamando carne joven, en una búsqueda de inmortalidad por baile, condenados a un playlist interminable y sin tanda ejecutado por Dijeys que se han vuelto fantasmas de tanto ecualizar orquestas con fritura.
El autor deja entrever en un ambiguo doble sentido que "NUNCA JAMÁS" corresponde al baile y a la imposibilidad de satisfacción de los deseos carnales. Si los milongueros se detienen aunque sea un momento a tomar unos tragos o un copetin en la mesas donde solo hay copas medio llenas de vino malo, todo el tiempo postergado se les cae encima con gravedad aumentada. Si intentan escapar una indeleble angustia y todos los achaques del mundo los devuelven a la ronda. Así que solo pueden bailar, hablar de "La otra milonga", que esta mejor y donde hay más espacio y envejecer resentidos contra Los Milongueros perdidos, embucadores aparentemente libres que bailan en los límites sin orden ni compás y para los que opera cierta dispensa especial por ser amiguitos del Reyesuelo dictatorial Pantango, tal como lo comprenden los Cratochi que se resisten a ver a Garfia, que lleva un puñal sisero y un inmenso manual de reglas a modo de escudo, como un enemigo.
En el NUNCA JAMÁS de Grasapunta las hadas criticonas llevan ruleros y planchan pantalones para la tribu de "los niños Bien" con los siempre pierden al truco por tener el falta envido fácil. Las sirenas son escuálidos seres anfibios que lavan la ropa de los "Milongueros perdidos" y les hacen empanadas de Atún en la esperanza de que Pantango les preste un poco de juventud y agua para llenar su mar.
Y aunque Peter se alimenta de la energía de todos los incautos a los que engaña y se niega, junto con sus "Milongueros perdidos" a crecer, se nos revela que el ARBOL DEL PASO IMPROBABLE oculta maquillajes, peluquines y pigmentos milagrosos hechos de magia que caduco hace mucho.
Desvanecida la primera impresión idílica de este gigantesco parque temático en decadencia los Cratochi trazan planes de evasión, eludiendo las pistas y esperando los autobuses que nunca paran.
Será el hada "Bocina", Cansada de los malos tratos de Peter y sus veleidades de divo, quien los rescatara robando el autobús verde cacatúa y llevándose a algún pirata canyenguero al mundo real, para no volver.
Habrá que ver si los devoradores de basura de "El Croto" le dan su favor a este curioso volumen que encierra mas de una metáfora o lo dejan morir en el estante de aquellos libros que pudieron ser y que terminan juntando polvo en la curiosa biblioteca del sueño.
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