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CUENTOS CLASICOS PARA NIÑOS MILONGUEROS (o milongueros con alma de niño)

* PULGARCITO ADAPTADO DE LA VERSIÓN DE PERRAULT.
* BLANCAANIS  Y LOS SIETE MILONGUERITOS - ADAPTADO  DEL CUENTO DE LOS HERMANOS GRIMM
*  LA MILONGA NUEVA DE LA EMPERATRIZ - ADAPTACION DEL CUENTO DE HANS CHRISTIAN ANDERSEN.
Para evitar detalles escabrosos, escatológicos y sexuales al estilo "Cuentos de Canterbury" hemos optado por deslizar en la trama el número (1) que correspondería al famoso y conocido WINK, WINK, NUDGE, NUDGE(codazo, codazo, guiño, guiño) acuñado por primera vez por los Monty Python en celebre Sketch y para salvaguarda de las criaturitas milongueras a las que supuestamente esta dirigido este post.  Aunque más bien es un esfuerzo por retrotraer al milonguero de cualquier edad a su infancia. Esperamos que lo disfruten y les haga volver a las noches de cuentos con los ojos brillante.
PULGARCITO
  Erase una vez un milonguero llamado Pulgarcito, no por pequeño, sino porque sacaba el pulgar  al bailar. Sus  padres, unos campesinos muy pobres que vendían leña  no sabían como alimentar a sus siete hijos  que además querían ir a todas las milongas.  Así que una noche, cuando  no tenían mas que para un plato de puchero  decidieron abandonar a todos sus hijos en el bosque.  La madre tenia dudas, "Por ahí, dijo, estos sirven para montar un compañía de tango  y nos jubilan" Dijo. Asi que le dio a Pulgarcito los porotos de anotar al truco, para que marcaran el camino hasta la casa. Lamentablemente se los comieron los gavilanes y las cacatúas y el caminito se borro.
Y  ahí estaban los siete hermanos perdidos, solo con sus bolsitas de zapatos al hombro y hambre en la barriga.
 De tanto caminar fueron a parar a la casa de un ogro fan de Racciatti. El mismo Ogro no estaba y su mujer, compadecida, los hizo entrar y les dio para chupar los hilos de unas morcillas que estaba cociendo.  "Es una pena -  dijo la mujer -  tan milongueritos los veo. Seguro que hasta sacan una coreografía en condiciones. Pero mi marido el ogro, siempre viene con hambre de tanto Darienziar y le da por comer niños. Los esconderé, hasta que se vaya a dormir. "
Y efectivamente, venia el ogro cantando "Loca" y al llegar a la puerta de su casa, medio borracho, pudo oler a carne fresca. "Hum -  dijo - . huelo a sanguche de niño". Y sin que nadie le dijera encontró el escondite donde estaban los muchachos orando a una estampita de San Finito Escabiadin. Pero la mujer ya le tenia en la mesa una parrillada y chorizos.
"Te vas a perder un asadaso como este, por estos purretes huesudos y sin sal?" Y el ogro dijo "Guardame esta pitanza mujer y dale pan y manteca, así  estarán más sabrosos a la mañana."
 Y los   quiso poner en un armario donde guardaba el traje cruzado, el sombrero y un disco de Corsini Autografiado. Pero la mujer le  dijo "pobres muchachuelos, su ultima noche en la existencia y la van a pasar con este traje lleno de olor a axila ajena. Seguro que mañana sabrán peor. Mejor los acuesto en la cama". Y así lo hizo poniéndolos en un camastrón  justo al lado de sus hijas, siete ogresas piernudas que ya comenzaban a hacer sus primeros ochitos cortados". Y mientras se mantenía despierto por el miedo Pulgarcito vio que las muchachas no estaban mal del todo.  Las chicas   tenían coronas doradas de la hamburgueseria y  a nuestro héroe se le ocurrió intercambiarlas, DESPUÉS (1) - codazo, codazo, guiño, guiño) con los sombreros de sus hermanos.
Y sucedió que a las cuatro de la madrugada, cuando iba a aliviar sus glandulas, el ogro tuvo hambre y acercándose en la oscuridad a la cama de los hermanos acaricio las coronas cambiadas y dijo "Si, estas pibas destacaran en la pista. Tendremos que enseñarles  adornos, seguro" Y luego sin esperar se fue hasta las otras camitas y tocando los sombreros se zampó a sus hijas mas pronto que el cabeceo de un desesperado por la excitacion en tanda principiada de Pugliese.
Luego se fue a dormir, dejando tiradas sus botas. que no eran otras que las famosas botas de siete leguas, que además de alargarse o achicarse amoldándose a quien se las pusiera, servían para recorrer mucho territorio,  adelantar por la izquierda sin chocar e incluso esquivar todos los ganchos arteros. Pulgarcito se las puso y allí se fue, prometiéndoles a sus hermanos que volvería.  Apenas salio  se fue a recorrer milongas por el mundo y enseguida se olvido, de tanto bailar con sus botas mágicas.
Cualquier final para este cuento es triste.
En el mejor de los casos  Los hermanitos murieron explotados por los ogros, haciendo bolos indecentes para mantenerlos.
En el peor duraron una merienda.
En cuanto al cabeza fresca de  Pulgarcito anda aun por las milongas, sacando mucho el dedo y con sus botas de cuero viejo.
Igualitas que su cara.
MORALEJA: NUNCA CONFÍES EN UN MILONGUERO QUE SACA EL PULGAR AL BAILAR.
BLANCAANIS Y LOS SIETE MILONGUERITOS -
Erase una vez una muchacha blanca como una copa de anís con dos hielos, que vivía con su padre, Ermindo, el rey de la Milonga "El Reino"   en un petit palacete.  La madre de Blancaanis se había ido con un quinielero y Ermindo, deslumbrado por los adornos de una  ex-bailarina de tango escenario, casó con ella en segundas nupcias.
 Pero la madrastra  de Blancaanís era mala y era bruja. Podía adivinar cuantas tandas le quedaban de vida a cualquier fulano. Y si erraba garantizaba su vaticinio con  un guindado especial, garantía de muerte.
Así llevaba en su haber cuatro viudedades y andaba  codiciando la quinta, pues era compradora compulsiva de complementos, zapatos y vestuarios de milongas que resaltaban su figura. Además quería una milonga para ella sola.
 Así que el rey de la milonga no duro mucho. Le convidaron del guindado especial una noche de invierno.
Y el pobre Ermindo la palmó.
Dicen las viejas que Evelia -  que así se llamaba la bruja- tenia un espejo mágico al que le preguntaba quien era la que bailaba mejor.  Pero son zonseras. Acaso la malvada comenzó a oir voces de tanto  aspirar coco, con el supuesto espejo.
 El caso es que creyendose la reina del bailongo, veia  como  los muchachos y los viejos milongueros hacian rueda y cola para sacar a su ahijada, que era más bonita pero no sabia hacer ni un solo adorno en condiciones. Y a ella, que era bien rea y poderosa en la juventud  y todavia conservaba un bailar grácil, no le gustaba que esa principiante le hiciera sombra.  Así que le pago a un rubio cazador  - que de cazador solo tenia las conquistas de la muchachas credulas - para que se la llevara al bosque y la matara, pidiendole que le trajera su corazon en una bolsa.
El rubio era codicioso, pero no un malandra. Abandonó a la muchacha en el bosque (1) y luego le llevo a la bruja un magret medio descongelado, en una bolsa de supermercado, que ella comio con un cabernet en medio de la pista vacia, que ahora se doblegaba a su elegancia y a sus deseos. Incluido el rubio (1)
 Mientras tanto Blancaanis vagaba por el bosque hasta que llegó a una casita diminuta que era más bien una piecita-pista con espejos y un vestidor.
Alli encontro siete sofacitos con fotos de Castillo, siete platitos con osobuco siempre caliente, que se apresuro a merendar y siete camitas.  Eran tan pequeñas que blancaanis se acostó a lo largo en ellas bajando los flejes tanto, que las bolsas de zapatos que había abajo se aplastaron.  Blancaanis se durmio. Era lógico. Habia tomado siete copitas de cabernet y le entro sueño.
Un poco más tarde bajaron por el camino  los dueños de casa, siete milongueritos que venian cantando "así se baila el tango".  Trabajaban vendiendo pantalones de cinco pinzas en los festivales. Y por las noches iban a bailar a la milonga "Del bosque", mas popular que "El Reino" y con un ambiente distendido.
Cuando vieron a Blancaanis se enamoraron y cada uno quiso enseñarle un paso.
Desde entonces Blancaanis se quedo a vivir con ellos y les hacia el osobuco mientras ellos iban a vender los pantalones. En la sobremesa aprendia pasitos y luego todos  iban  al "Bosque" a milonguear.(1?)
 Blancaanis destacaba mucho entre las demas mozas.. Habia aprendido a caminar con elegancia. Sus adornos y la forma de abrazar fascinaba a todos. Se hizo de una fama entre los mancebos y los mocetones. Pero si alguno se quería hacer el loco allí estaban los enanos, prestos a la bronca, con la mano en la sisa del chalequito, donde guardaban los facones.
Y como en aquel tiempo no había muchos lugares para bailar  la bruja, comenzo a sospechar alguna fuleria, pues su propia milonga se había llenado de elementos indeseables que solo hacian el básico, Por las habladurias y  la cara de algunos,  termino por saber que Blancaanis vivía y rompia la pista en la milonga rival.   Así que se disfrazo de vieja consejera y se fue  a buscarla.
No le fue dificil encontrarla. Yendo por un sendero con publicidad de festivales  encontró una casita en donde alguien cantaba   con voz fina  "Besos brujos".  La malvada acercándose comenzo a vocear: "Faldas, medias y zapatos. Lindos para la milonga tengo. Que vestido percantero, fino en Beron quedará " . Bancaanis estaba haciendo adornos contra la pared y no pudo resistirse. Abrio la ventana y pregunto:"que vendes buena anciana?,  no tendrás por acaso unos cruzados del 35, en cabritilla o charol?.
"No hermosa muchacha, pero tengo una gamuza mágica que hace invulnerable cualquier timbo. Y unos cromos que se adaptan a cualquier pista. Si quieres la próxima vez que pase por aquí te traigo unos con taco seis centímetros, muy bonitos, pintados a mano por un muchacho amigo. Que te iba a decir, no querrás por casualidad un poco de pastafrola casera con la que nunca perderás el compás?" 
Blancaanis que era crédula (1 retroactivo)  y glotona   le dio un mordisco y allí se cayó redonda al suelo. La pastafrola estaba envenenada, como suele pasar en estos casos.
La madrastra se fue cantando "Amablemente" y cuando llegó a la milonga "El Bosque" hizo a conciencia un trabajo de desprestigio, aguandoles las bebidas, metiendo entre las empanadas de la barra algunos chipas en mal estado  y comentando con cualquiera que bailara que "En el reino" iban los milongueros de verdad.
Cuando los siete milongueritos  volvieron del trabajo vieron el horrible panorama.
Blancaanis no respiraba y  no respondía a ningún Canaro. Decidieron ponerla en una urna de cristal, al lado de las fotos de Castillo. Para colmo de males y por una inspección sanitaria cerraron la milonga "El bosque".
 La madrastra tenia la pista llena y abusaba con los precios, haciendo ella misma exhibiciones para que la aplaudieran.
 En la urna de cristal dormía Blancaanis y los milongueritos cortaban mal todos los pantalones.
Hasta que un día paso un muchacho integrante del ballet  Tangosmosis y se quedó prendado con el níveo cutis de la muchacha. Tanto que rompiendo desesperado la urna la ciño en abrazo cerrado y susurrandole al oído el estribillo de "ventanita de arrabal" vio como la bella despertaba.
 Podríamos hacer un final feliz con bailongo, casamiento y muchos días dichosos, pero no.   Luego de cantarle me muero por vos, el botarate se mandó la gran Rubio(1) y "mas nunca volvió".
En cuanto a la madrastra, que en el  cuento clásico muere por ser obligada a usar  unos zapatos de hierro calentados al rojo vivo, no tuvo mejor suerte. Murió de gangrena por abusar de unos 35 cruzados.
 No dice el cuento si en charol, o cabritilla.

MORALEJA:  TEN CUIDADO CON LOS MERCACHIFLES Y LAS VIEJITAS VENDE MILAGROS. NINGUNA PASTAFROLA ARREGLA EL COMPAS.


 LA MILONGA NUEVA DE LA EMPERATRIZ -
Erase una vez una emperatriz creída y veleidosa  que pasaba sus noches de milonga en milonga, hambreando al pueblo para satisfacer su ansia desenfrenada de vestidos, joyas y complementos.  Le hacían zapatos a medida y con ellos destacaba en cualquier bailongo al que  asomara su cabeza coronada. Por desgracia era un paquete para bailar. No tenia ninguna percepción del compás y adornaba con furia y  sin medida.  Además tenia un desmedido afán de protagonismo que la llevaba a emprender los mas desdichados emprendimientos. Suyas fue la idea de hacer un festival de tango y acrobacias en un precipicio donde sin querer cayeron las parejas que ella creía que le hacían sombra  . Suya también la idea de traer una mega orquesta con instrumentos de madera y alambre tan grande que ocupaba toda la pista e impedía bailar. .En cualquier salón con parquet y ventanales veía una milonga fastuosa y en cualquier páramo con vistas la posibilidad de un romántico milongon. campestre.
Cuando organizaba una milonga se implicaba tanto que prescindía del buen criterio de sus chambelanes y consejeros.  Y en su inutilidad e inoperancia,  cuando veía que todos sus esfuerzos iban encaminados al desastre  entraba en crisis de nervios  y delegaba a ultimo momento en su séquito, que casi nada podía hacer.
Como era lógico la milonga acababa siendo un desastre, con el mismo y repetido desenlace: la emperatriz  gritando: Vayanse, vayanse todos a sus casa y dejenme con mi milonga!.
 Cierto día llegaron al palacio imperial, en donde la orquesta ejecutaba sin descanso el tema preferido de la emperatriz "Azúcar, pimienta y sal",  dos pícaros que vivían de estafar con clases de tango, festivales y eventos a muchos incautos. Dijeron ser afamados encantadores estilistas  de milonga y se ofrecieron a plegar la realidad para hacerle a la emperatriz la mejor milonga del mundo.
- "Vuesa merced de radiosa cadencia, ponemos a vuesa disposicion nuestro arte y magia para que la experiencia sea inolvidable.  Con nuestros poderes  encontraremos o haremos el paraje ideal para una milonga bucólica en medio de un bosquecillo de cedros y rododendros donde las avecillas canten alegremente y la suavidad del aire sea tal que acaricie  la mejilla con frescas versiones de Pugliese. Pero eso si,  la milonga será tan mágica que solo la podrán ver los mas entendidos y expertos bailarines y la gente de inteligencia y sabiduría. Los ignorantes, pisa huevos y giradores compulsivos no verán nada."
La emperatriz, encantada con la idea abrió las arcas del reino sin importarle que hubiera chiquillos alimentados con tortas de barro y  familias enteras que comieran  raíces.
Y mientras los pícaros se pasaban el día en un calvero lleno de  hierba irisada  efectuando extravagantes pases mágicos con los brazos para hacer como que trabajaban en la milonga.
El ministo Cachilo, que se tenia por buen milonguero y exprimidor de tandas, fue mandado por la emperatriz para ver como progresaban  los trabajos y encontró a los dos en medio del yuyal, tomando medidas y haciendo ademanes como si estuvieran decorando una gran estancia.
-  Que os parece el tono de las sillas y los cortinajes. Verdad que hacen juego con el color de los cedros y los rododendros?. Con la luz acariciante de estas bujías rojas invitara a milonguear mucho y bien. Además la nivelacion de la pista nos ha quedado perfecta y sin agujeros inconvenientes para los tacos, Que os parece maese Cachilo?.
El ministro Cachilo solo veía un descampado lleno de malezas con  pinos  achaparrados rebozantes de savia. 
"Por las tabas del gran Tito Lusiardo. Si no veo nada! - se dijo para si el honrado Cachilo, abriendo los ojos como platos - Estaré perdiendo la milongueridad. Me estaré volviendo tonto?".
Pero tuvo el cuidado de no decirlo.
- Y mirad. Mirad la barra. Seguramente con vuestra inteligencia meridiana podréis apreciar el delicado trabajo. Durante toda la mañana hemos estado tallando este roble blanco con escenas milongueras y graciosas. Verdad que se adivina casi el movimiento?.  Aquí, al lado de la talla de Gardel y Razzano con las guitarras y el coro de atorrantes  estará la  doble maquina de hielo perpetuo y calor que enfriara todas las bebida y mantendrá calientes los choripanes y el chipá"
"Hay mamita querida!. Pero si no veo nada. Se habrán acabado mis hazañas milongueras?. Nadie tiene que saberlo" - se dijo Cachilo.
Y con grandes aspavientos exclamó -  Maravilloso, Maravilloso. Es un trabajo estupendo. Además la extensión de la pista y la disposicion de las mesas con los manteles bordados es óptima. Seguramente podrán bailar 400 personas sin estorbarse. Las sillas se ven muy cómodas. Por una milonga así deberíamos cobrar mínimo unos 1000 maravedies."
Y guardando los pormenores del engaño en su memoria se los trasmitió a la emperatriz, que estaba jugando con su zorro Sorailo.
Los estafadores volvieron a pedir joyas y dinero para acabar la obra. Y todos los funcionarios milongueros que fueron a supervisar los trabajos fueron engañados por la treta de la milongueridad y la inteligencia sin que pudieran ver nada y ensalzando la nada. 
Por fin la milonga de las Milongas estuvo acabada.
 La emperatriz acudió a ver la obra con su séquito, a los que ordeno vestir con las mejores galas.  En la entrada al calvero, sentados en dos cajones de manzanas los esperaban los dos granujas.
Poniéndose uno a cada lado y con ostentosa afectacion dijeron - Bienvenidos, Bienvenidos. Contemplad nuestra obra maestra. - Hicieron  como que abrían dos imponentes portales de madera de nogal.
"Mirad nuestra increíble labor, vuesa radiosa majestad. Vos que sois el culmen de la milongueridad y el buen gusto sabréis apreciar en todo su esplendor nuestro arte. Mirad los cortinajes, los brocados y las lámparas para milonguear a medianoche. La esplendida barra con un millar de empanadas y el pico de la cerveza finamente cincelado en un bloque único de hielo. EL perfecto lustrado del parquet sin fisuras, tan liso y delicado que acariciará los cromos de los zapatos más exigentes. No es una completa maravilla?.
La emperatriz abría mucho los ojos.  Solo veía un yuyal lleno de bichos y mosquitos y la savia de los pinos bajos  que le goteaba en el vestido de milonga.
 Los pícaros hacían pasos con la misma gracia de los sapos ebrios.
-Escucháis la perfecta alineación y afinación de la esmerada orquesta de autómatas Troilianos?. Ninguno erra una nota y su precisión es tal que su alma de diamante y engranajes haría empalidecer a los más expertos relojeros.
Y la emperatriz solo oía el incesante sonido que hacían los somorgujos y las chotacabras.
Pero mantenía la compostura y la pose con una inmensa sonrisa.
"No puedo ver ni oír nada. Esto es horrible!. Yo no soy tonta, ni ignorante. Será que no merezco ser emperatriz milonguera?.
Debí hacer caso a mis maestros. Tendría que haber tomado más clases.
Y en voz alta con fingida arrogancia dijo:
- Oh, es sin duda la más maravillosa de las milongas. Tiene mi plena aprobacion y mi mas encarecido elogio!. Verdad que es algo como no se ha visto igual en este ni en ningún mundo?, preguntó a toda la corte"
Y  todos se deshacían en alabanzas y palabras de encomio  yendo a probar la inexistente pista con sus zapatos y volviendo regocijados.
- Rápido - dijo la emperatriz!, dad a los músicos la orden de tocar. Que se le cobre entrada  los expertos y que el populacho nos admire desde lejos.
El vulgo no  podrá entrar por su ignorancia,  falta de criterio y aptitudes para el baile.
Y los dos bribones dijeron - Se hará como vuesa merced dispone. Que la orquesta de autómatas con ojos de esmeralda  toque para bailar!".
Y dieron orden a un orquesta invisible desapareciendo luego con todos los dineros.
Poco  a poco toda la corte, el séquito y la emperatriz fueron a la pista, bailando con un compás estrambótico. Se movían como podían  magullandose  con las zarzas, espinos y otros hierbajos dañinos que hacían los adornos una tortura.
Y al ver a la "elite" gobernante bailando  de esa guisa,  el populacho  obligado a permanecer en los margenes se reía a carcajadas viendo como  los nobles y a los pudientes se arrastraban penosamente por los yuyos. Y a pesar de su hambre, como tenían el alma limpida montaron en un claro de tierra apisonada una milonga paralela  con violín, guitarras y flautas.
 Pronto se armó  un  bailongo Canariano de dimensiones magnas Y corrió el vino, la empanada y la camaradería..
Y mientras ellos bailaban  al compás de la música en una milonga de verdad, todos los necios y aduladores profesionales de la emperatriz, creyéndose expertos  avanzaban penosamente entre las ortigas, abriéndose la piel en pedazos comentando  entre ellos:  - Pobres ignorantes, no hacen otra cosa que imitarnos pretendiendo que bailan. Pobres malos bailarines. Cuando aprenderán.

MORALEJA: NO CONFÍES EN LA MAGIA,  NI EN LOS PODERES DEL MUNDO.
EL TANGO ES DE TODOS. Y SE BAILA CON GANA, CORAZÓN Y VOLUNTAD.


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