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MALLORCA TANGO FESTIVAL 2014 - MILONGUEADA, SOL Y TODO INCLUIDO (parte uan)- por Catulo Bernal

Nunca fui a Mallorca me dijo el Pibe Pergamino que estaba dulce, monetariamente hablando, por haber hecho una suplencia de temporada en el museo de las glorias milongueras. Yo, que había caído al infierno por  haber revendido un lote de poemas viejos para ilustrar con mis palabras los manteles de una  importante cadena de choripanes gourmet para exportacion sin pensar en el destino de mayonesa  y chimichurri que aguardaba a mis tribulaciones, le dije, que si nos permitían ir al  MALLORCA TANGO FESTIVAL 2014 con vuelo, milongas y hotel en régimen de todo incluido, era porque debíamos obligatoriamente lucir la camiseta de la cadena, y una gorra con visera y choripan enhiesto apuntando al cielo. Pero un hombre debe, ante todo velar por su futuro y su bienestar. Y el dinero me alcanzaba para esquivar  infortunios y regocijarme en decepciones, viajando y cubriendo eventos hasta fin de año a pesar de la camiseta y gorra "CHORIGRONCHO" en una horrenda combinacion violeta y marrón. Así que allí estábamos, a las puertas del hotel, luego de atravesar el vestíbulo, en el que se vendían zapatos, bijouteries, vestidos, pantalones, chalecos y clases, campaneando la piscina en la que se bronceaban con el sol tardío de un otoño que no llegaba, los asistentes al evento, extranjeros en su mayoría, aunque por las risas de algunos y por las caras conocidas de amigos Barceloneses, supimos que había concurrencia para reírse de nosotros en español.
Al pibe se le terminaron las reticencias al ver en su muñeca izquierda la pulsera blanca que habilitaba el "todo incluido". Ver en derredor a la piscina a tanta gente en galas veraniegas  disfrutando del sol, cervezas y vermut, mientras se solazaban despreocupadamente con bikinis o  porciones de pizza atenuó mis angustias. Era una variopinta selección de la especie, sin corsé ni contención, descansando entre clases, o, en los casos mas extremos de holgazanería, entre milongas. Creo, que pasamos aquella primera siesta - habíamos llegado a mediodía - alternando copetines entre las tres barras estrategicamente situadas por el jardín y sustrayendo algún mate al pelado Jorgito, que portaba una cerveza a diestra y el termo a siniestra. Y allí mismo, a las cinco y media de la tarde se armó la primera milonga, a pie de piscina, en duro suelo y usanza jipi. Ya se veían en algunos los característicos pasos aprendidos y los encontronazos de aquellos que no manejan su eje todavía, pero experimentan empero, siniestrando al semejante. El pibe, gran pisador de compás en alpargatas, apenas desgranó cuatro tandas. "La noche es larga, si llegamos a la milonga a las 11 y queremos después estar en el after de las cinco de la mañana, conviene ir amortiguando los meniscos" Pero había entusiastas que le daban sin freno a la milonga, en entrega total. Los dejamos para medio dormir una siesta y a las nueve bajamos al comedor donde estaban deglutiendo la muchachada Barcelonesa: Oscar, Paula, Los tres Jorges, Nael,  Sofia, Anita, Fernanda, Alexis, Santi, Lili, Gemma, Diego y los tres mosqueteros - no todos juntos, pero si diseminados en aquel babel multilinguistico en el que se oían italiano, frances, ingles y ruso, por decir algunas lenguas.
Y luego, nos vestimos en sobrio negro y gris, y poniendo las gorritas de   CHORIGRONCHO en la bolsa de los zapatos, para alguna foto a pie de pista,  nos tomamos el segundo autobus al castillo que nos llevaria a la milonga, bus animado por la guerra de tangos que cantaban Santi  y Jorge Talquenca. Milonga en un castillo imponente. Ariel, el organizador, con elegancia y estilo nos franqueo la entrada a la milonga, que en nuestra ingenuidad creimos medio llena.
De nada nos valio llegar temprano. Era viernes y la pista rebozaba a pesar de la inmensidad en la que nos hallabamos. Nos sacamos las fotos para enviar a CHORIGRONCHO, que no pondremos aqui  - por verguenza y porque rige un contrato de imagen exclusiva - y nos dispusimos a milonguear.
Fue realmente complicado, con la pista atestada y la llegada de los maestros: Leo Mosqueda y Carina Lucca,  Marcelo Ramer y Selva Mastroti, Sabrina y Ruben Veliz, Ariadna  Naveira y Fernando Sanchez, Sebastian Achaval y Roxana Suarez y sobre todo Juana Sepulveda y Chicho Frumboli.  Su sola presencia  bastaba para que los milongueros, al pasar por su mesa, intentaran florearse y mostrarles lo que sabian en un "aqui estamos nosotros, y miren lo que hacemos" que dificultaba el transito y provocaba desigualdades pues a mano derecha estaba muy congestionando y conforme se iba acercando hacia el otro extremo, donde estaba el escenario y los instrumentos de la orquesta, todo se volvia mas fluído y espiritual y la gente dejaba de mostrarse y comenzaba a disfrutar del abrazo y el compas y su pareja. Cosas que pasan.
Cuando comenzo a tocar la orquesta Ensemble Hyperion en adecuadas tandas de tangos, valses y milongas, aquello se volvio incontrolable. Era tal el entusiasmo de la concurrencia que les costó dejar la pista para las soberbias exhibiciones primero de Ariadna y Fernando y luego de los Veliz, pura elegancia y saber. Una barbaridad, que aplaco los animos y descomprimió la pista pues muchos se fueron despues de las exhibiciones para aprovechar mejor las clases o por acumulacion de milonga, pues se habrian limado en la piscina. Mientras el Pibe se bailaba unas milongas Machazas con Cecilia, Argentina, residente en Mallorca,

y con la que coincidimos en algunos festivales, me allegue a la mesa barcelonesa, en donde Oscar y Nael habian pedido - como corresponde a milongueros de copete - dos crateras con sendas botellas de cava. Lo que se vivió a continuacion es un tanto confuso. No se si fue el efecto combinado de martini, cerveza, licor de cafe, vino y cava, que hubo de manifestarse a esa hora - 4.55 de la mañana. El caso es que a efectos publicitarios, nos parecio una idea brillante sentarnos en el parachoques trasero del autobus de la milonga, que estaba parado esperando para llevar a los asistentes al hotel y dejar que Oscar nos hiciera desde su coche alquilado unas fotos. Idea brillante, que se trastoco cuando el autobus se puso en movimiento. Agarrados como podiamos fuimos tragando polvo en el camino hasta la carretera, ante las carcajadas de Oscar, Nael y Yamila, que nos seguian en coche y nos rescataron cuando nos descolgamos por fin, vencidos  a la entrada de la carretera. Creo que nos dormimos en el trayecto y nos despertamos en el parking del hotel, desde donde se veia por los ventanales el after milonga, con  siete u ocho parejas bailando, en el mismo salon donde se impartian por la mañana las clases y por las noches se suministraban los cafes y las bebidas espirituosas. El Pibe se quedó bailando unas milongas y yo me encamine raudo a la habitacion, cruzandome en el ascensor con algunos milongueros que luego de dormir una microsiesta bajaban, ya duchados al after.
Aunque habia habido actividad desde el miercoles, para nosotros El Mallorca tango festival 2014, recien comenzaba... (to be continued)

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