No podemos afirmar que fueran visionarios. No podemos decir que fueran milongueros. No podemos comentar que bailaran.
Sin embargo la pareja artística conformada por Lucrecia y Miroslav Empanada formaron parte del mundo milonguero a lo largo y a lo ancho de la desgarrada geografía de tacos y puntazos en los que se ha convertido la pista de hoy.
Nadie sabe exactamente a que se dedicaban.
En un viejo currículum del año 80 solo consta el reclamo publicitario: Donde la pasión y el arte se conjugan, que viene a ser lo mismo que decir: Locura en el cogollo del alma.
Otros afiches de la misma época los muestran como una joven pareja con "una energía arrolladora y una imponente precisión escénica".
Reclamo publicitario que persiste en el tiempo y en el espacio en diferentes milongas a las que se ofrecen y de las que son rechazados.
Básicamente porque es probable e incluso posible que Ludmila tenga la juventud que se le supone.
Cosa que no sucede con Miroslav, un tipo que parece haber nacido viejo a pesar de los esfuerzos
por ocultar sus años con antiarrugas, pelucón postizo y ropa informal.
Se cuenta que Sonia Mosconi los vio una vez a la salida de una milonga practicando un paso. De la noche a la Mañana el comportamiento de Sonia cambió y de figura célebre de la milonga paso a tener estatus de loca, llegando hasta el extremo de mendigar las migas desechadas del pan.
De todas formas, el empuje y empeño de la pareja hace que en cada acontecimiento del mundo del tango estén en primera linea, acaparando la fotografía.
Incluso retocandola y moldeandola con poses y posturas.
Así fue como por sus artes de escamoteo, lograron que las parejas principales del mundillo pasaran a segundo plano.
Les funcionó durante un tiempo debido al candor y la ignorancia de los fotógrafos de sociales, que en vez de sacar a los principales hacían hincapié en los más vistosos. Pero con el tiempo la realidad se impuso a la impostura. Las coberturas fueron raleando, los fotógrafos se fueron transformando en uno solo: Robertito Parodi que buscaba encontrar en las caras de los milongueros la verdadera alma del tango.
Dijo haberla hallado en la foto de un milonguero con la mirada enturbiada por el vino, medio dormido en la penumbra de una ronda tardía y con la camiseta asomandole debajo de la camisa. "así va el tango, perdida la postura y la forma, cargado de cansancio, mirando hacia la nada o hacia un pasado que se le escapa como la noche, como el colectivo, como la vida."
Hoy algún coleccionista tiene afiches en donde se ve a los Empanada en pose. Los colores chillones y el peluquín de Miroslav acaparan enseguida la atención. La pose arcaica y enrevesada denota una falta de fluidez hasta para asumir el estatismo.
También, rebuscando en tiendas de compraventa pueden encontrarse algunas fotos autografiadas de los "Empanada".
Pero no valen mucho, como la figurita de la "Araña" Matusich en tiempos de Bochini.
Sin embargo la pareja artística conformada por Lucrecia y Miroslav Empanada formaron parte del mundo milonguero a lo largo y a lo ancho de la desgarrada geografía de tacos y puntazos en los que se ha convertido la pista de hoy.
Nadie sabe exactamente a que se dedicaban.
En un viejo currículum del año 80 solo consta el reclamo publicitario: Donde la pasión y el arte se conjugan, que viene a ser lo mismo que decir: Locura en el cogollo del alma.
Otros afiches de la misma época los muestran como una joven pareja con "una energía arrolladora y una imponente precisión escénica".
Reclamo publicitario que persiste en el tiempo y en el espacio en diferentes milongas a las que se ofrecen y de las que son rechazados.
Básicamente porque es probable e incluso posible que Ludmila tenga la juventud que se le supone.
Cosa que no sucede con Miroslav, un tipo que parece haber nacido viejo a pesar de los esfuerzos
por ocultar sus años con antiarrugas, pelucón postizo y ropa informal.
Se cuenta que Sonia Mosconi los vio una vez a la salida de una milonga practicando un paso. De la noche a la Mañana el comportamiento de Sonia cambió y de figura célebre de la milonga paso a tener estatus de loca, llegando hasta el extremo de mendigar las migas desechadas del pan.
De todas formas, el empuje y empeño de la pareja hace que en cada acontecimiento del mundo del tango estén en primera linea, acaparando la fotografía.
Incluso retocandola y moldeandola con poses y posturas.
Así fue como por sus artes de escamoteo, lograron que las parejas principales del mundillo pasaran a segundo plano.
Les funcionó durante un tiempo debido al candor y la ignorancia de los fotógrafos de sociales, que en vez de sacar a los principales hacían hincapié en los más vistosos. Pero con el tiempo la realidad se impuso a la impostura. Las coberturas fueron raleando, los fotógrafos se fueron transformando en uno solo: Robertito Parodi que buscaba encontrar en las caras de los milongueros la verdadera alma del tango.
Dijo haberla hallado en la foto de un milonguero con la mirada enturbiada por el vino, medio dormido en la penumbra de una ronda tardía y con la camiseta asomandole debajo de la camisa. "así va el tango, perdida la postura y la forma, cargado de cansancio, mirando hacia la nada o hacia un pasado que se le escapa como la noche, como el colectivo, como la vida."
Hoy algún coleccionista tiene afiches en donde se ve a los Empanada en pose. Los colores chillones y el peluquín de Miroslav acaparan enseguida la atención. La pose arcaica y enrevesada denota una falta de fluidez hasta para asumir el estatismo.
También, rebuscando en tiendas de compraventa pueden encontrarse algunas fotos autografiadas de los "Empanada".
Pero no valen mucho, como la figurita de la "Araña" Matusich en tiempos de Bochini.
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