Los ambitos milongueriles están revolucionados desde que el Pebete Burundi afirmara que trajo el tango desde su Burundi Natal.
Los acérrimos seguidores del Pebete, gentes sin mayores maestros y modestos en su pisar dancistico, los mismos despreocupados bailarines a quienes no importa figurar ni hacer figuras, sino solo divertirse en sano esparcimiento,mientras disfrutan de beberaje aspero de calidad y fragante compañia, hacen oidos sordos a sus detractores, milongueros inveterados, firuleteadores de mil milongas o desengañados crédulos a quienes el vídeo del Pebete no solo no ilustro, sino que frustró y marcó psicológicamente para toda su existencia.
El Pebete Burundi no tiene dirección ni patria conocida. Los comercializadores del curso para milongueros Volumen 1, quienes pomposamente se hacen llamar "La Tienda rata" no poseen razón social ni sede. Quienes han comprado el curso que se anuncia en el vídeo han remitido sus donativos a la casilla de correos numero 67 del ignoto arrabal del Diostelibre, cuna de cuchilleros y sajaquesos. El empleado de la casilla se niega a aportar señas particulares sobre el misterioso sujeto que una vez por semana viene a buscar los cheques.
No es de extrañar entonces que el carácter casi místico que envuelve todo este asunto de como resultado una banda de alborotadores que buscan al pebete para "hacerle la cirugia con las uñas" o "levarle la jeta a mamporros".
Así tenemos la "Milonga del Oriental" convertida en una especie de circo de pulgas en la que pugnan los ya inaceptables alumnos de Corchito Echesortu a la deriva de toda virtud bailarina, los reyes del simcompás, que evolucionan por la pista sin escuchar la música(dicen que son renegados de una escuela de bailes de salón que cerró cuando sus maestros murieron de movimientos bruscos) y los pobres incautos que "bailan divertido" con el Curso del Pebete Burundi.
Hasta las cuatro de la mañana, horario en que los maestros toman la pista a fuerza de paciencia y genialidad, las mesas que rodean la milonga se llenan de gentes que vienen a reírse a mandibula oscilobatiente de los tres grupos que, ajenos a todo decoro se ensañan con tangos, valses y milongas, sin ver como se descostilla el personal.
A Querede, el dueño de la milonga se le ha ocurrido cobrar un suplemento de 5 guitas, que habrá de servir para enviar el rescate de nuestros amigos Catulo, Romulo, Pitón, el indio y el uruguayo Pococho, secuestrados por los piratas intergalacticos hambrientos de Chorizos criollos.
Y los concurrentes que no bailan los pagan gustosos, porque es divertimento sano, antiestres y sale mucho más barato que ir al teatro a ver los mismos cómicos reciclados que antes no te hacian reir y ahora incluso te dan lástima.
Esperemos que las pandillas de maleducados, munidos de puños americanos de diseño marca Pandora no nos estropeen la fiesta encontrando al Pebete y haciendole pagar por su particular visión del baile.
La milonga, Lusiardo me perdone, nunca había estado tan divertida...
Los acérrimos seguidores del Pebete, gentes sin mayores maestros y modestos en su pisar dancistico, los mismos despreocupados bailarines a quienes no importa figurar ni hacer figuras, sino solo divertirse en sano esparcimiento,mientras disfrutan de beberaje aspero de calidad y fragante compañia, hacen oidos sordos a sus detractores, milongueros inveterados, firuleteadores de mil milongas o desengañados crédulos a quienes el vídeo del Pebete no solo no ilustro, sino que frustró y marcó psicológicamente para toda su existencia.
El Pebete Burundi no tiene dirección ni patria conocida. Los comercializadores del curso para milongueros Volumen 1, quienes pomposamente se hacen llamar "La Tienda rata" no poseen razón social ni sede. Quienes han comprado el curso que se anuncia en el vídeo han remitido sus donativos a la casilla de correos numero 67 del ignoto arrabal del Diostelibre, cuna de cuchilleros y sajaquesos. El empleado de la casilla se niega a aportar señas particulares sobre el misterioso sujeto que una vez por semana viene a buscar los cheques.
No es de extrañar entonces que el carácter casi místico que envuelve todo este asunto de como resultado una banda de alborotadores que buscan al pebete para "hacerle la cirugia con las uñas" o "levarle la jeta a mamporros".
Así tenemos la "Milonga del Oriental" convertida en una especie de circo de pulgas en la que pugnan los ya inaceptables alumnos de Corchito Echesortu a la deriva de toda virtud bailarina, los reyes del simcompás, que evolucionan por la pista sin escuchar la música(dicen que son renegados de una escuela de bailes de salón que cerró cuando sus maestros murieron de movimientos bruscos) y los pobres incautos que "bailan divertido" con el Curso del Pebete Burundi.
Hasta las cuatro de la mañana, horario en que los maestros toman la pista a fuerza de paciencia y genialidad, las mesas que rodean la milonga se llenan de gentes que vienen a reírse a mandibula oscilobatiente de los tres grupos que, ajenos a todo decoro se ensañan con tangos, valses y milongas, sin ver como se descostilla el personal.
A Querede, el dueño de la milonga se le ha ocurrido cobrar un suplemento de 5 guitas, que habrá de servir para enviar el rescate de nuestros amigos Catulo, Romulo, Pitón, el indio y el uruguayo Pococho, secuestrados por los piratas intergalacticos hambrientos de Chorizos criollos.
Y los concurrentes que no bailan los pagan gustosos, porque es divertimento sano, antiestres y sale mucho más barato que ir al teatro a ver los mismos cómicos reciclados que antes no te hacian reir y ahora incluso te dan lástima.
Esperemos que las pandillas de maleducados, munidos de puños americanos de diseño marca Pandora no nos estropeen la fiesta encontrando al Pebete y haciendole pagar por su particular visión del baile.
La milonga, Lusiardo me perdone, nunca había estado tan divertida...
Comentarios
Giro mis cinco guitas para el rescate del indio. Que vuelva el indio por el amor de Dior.