Ir al contenido principal

CREASE O NO de Rintey

Durante los 42 años de su existencia el milonguero  Ramor Gastaldi, cariñosamente llamado Rintey por los amigos se dedico a la misma labor que Robert Ripley, el creador y dibujante de Aunque usted no lo crea. . Rintey, cuyo apodo se debía al perro de un conocido cuya característica principal era pisar sin gracia y con ruido baboseando la cara de quien tuviera cerca, fue recopilando estos datos y hechos curiosos en las milongas, donde para no dar justificacion a su apelativo  se impuso la labor de documentar todas aquellas situaciones, casos o experiencias irreales que veía en las pistas y aledaños. Siempre al costado de la ronda y con un pincel especial confeccionado con pelusa de pista descuidada Rintey ilustraba los "Casos increíbles" que solo el parecía captar en la multiforme noche. Acaso esa capacidad se debía en parte a la absenta de 80 grados que se hacia traer del bar "Limencia", en damajuana de tres litros. O quizá al compuesto base de su celebre  tinta especial de dibujo, un compuesto hecho a trementina y borra de botella cabernet, que los mismos pulperos o el personal de barra de los establecimientos bailables le proporcionaba.  Tal como Salgari  describía lugares donde nunca había estado, Rintey escribía y dibujaba sobre milongas de las antípodas sin salir de sus 10 milongas habituales, por lo que fue muchas veces acusado de falsario. A lo que el creador aducía con gesto pícaro  sorbiendo por igual absenta y tinta:"Que yo no haya estado no significa que no los vea" Aseveración fundamentada por sus frecuentes "Tandas de espíritu" manifestaciones inconcientes de un envenenamiento lento con probabilidad certificada de locura, que lo hacían retorcerse en medio de la pista tirando ganchos a la nada para posteriormente salir del trance con nuevas "Visiones"  Visiones que  le servian como  un  justificativo para su arte y su baile perruno. Conocida su fama, milongueros y bailarines de todo el mundo le enviaban material gráfico en forma de fotos, que Rintey publicaba con entusiasmo y sin verificar en periodicos o fotocopias,  llegando incluso a pagar por montajes fraudulentos hasta 400 dolares y una docena de empanadas. Hoy el ático sin ascensor  donde se lo encontró en final enrosque  es un museo visitado por curiosos o gente que prepara tango maratones en altura. Veamos algunas de sus "Casos increíbles".

Las mujeres de la milonga Sucuchape, de Bombay pueden saber quien baila bien por el olor corporal. Se trata de un habito de supervivencia trasmitido de generación en generación.

El señor Pascual Casenave tiene el record de intentos de secuencia completa en una milonga. Por desmemoria y obstinación estuvo obstaculizando a todas las parejas durante 1 hora y media con la misma compañera, hasta que le salio algo parecido a lo que sus profesores le habían enseñado.

Zapato charol donde se ve la cara de Di Sarli .  Resiste a todo lustre. Y algunos fanaticos del musico le han hecho un altar modesto que se ve desde la puerta de la borracheria "Dalmacio"

En Los baños de Milonga Tancredo hay una mancha de orín con la cara de Gardel. Dependiendo del día los concurrentes dicen que se ríe o canta "Criollita decí que si"

En Grudicne hay unos mellizos siameses unidos por el brazo cuya habilidad para el tango salón esta comprobada.  Aunque  se arreglan bien para bailar tienen algunos problemas para el cabeceo y la elección de tandas, pues Jordo es fanático de Tanturi y posee una musicalidad excepcional, mientras su hermano Tochrio prefiere a Pugliese  y se recrea en los silencios.

Las medusas de las Islas Andaman tienen un curioso ritual de apareamiento que recuerda una ronda casino perfectamente sincronizada. Los ejemplares que no llegan a cerrar a tiempo son aislados y frecuentemente se los ve en los arrecifes de coral, matando su soledad con efluvio de anémonas.

En la película de 1956 "Tango del submundo" sale 52 veces un extra con la cara del Tigre Arolas bailando orillero. Se dice que el extra es en verdad el fantasma de Arolas que viene a puntear a los vivos en el tobillo, con sus taquitos finos. El rumor se origino en la milonga " Cine Brasil" donde la cinta es repuesta  con éxito semana a semana  desde el 75 y la media de machucones duplica la de las milongas normales.

El señor Urso Mudrañes tiene el record de disociación extrema permanente desde 1996 hasta el 2003.

Los jóvenes  del pueblo Grundetr en Siberia se casan con las mujeres que rechazan su cabeceo.  Para asegurarse su amor, los muchachos se adornan con gorros pimpollo que simulan ojos desviados. No se sabe bien de donde viene esta curiosa costumbre pero parece asegurar la bonanza a la comunidad.

Cuando un niño de la etnia wurieen nace se cree que pequeñas criaturas feericas las regalan un adorno y el nombre que lo acompaña. El apellido les viene del tango en el que fueron concebidos. Así es frecuente encontrar adultos Wurieen que se llaman gancho Trenzas, Sanguchito Labandoneynosabia o Sacada Lacachila.

La milonga mas pequeña del mundo se hacia en el baño sin puerta del bar Tranfur, de Slauchsen. En ella entraba una pareja y duro un año, hasta que los echaron por no pagar el alquiler.

En la Antártica, en linea con el monumento a Shackleton hay un zapato 40 que recuerda la fallida gesta de la expedición de cayengueros  De Tito Pompon, que intento cruzar la Antartida bailando Re Tin Tin.  La empresa duro media hora por la traicion de los perros que portaban la vitrola.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Incidente en el cielo milonguero - Una parábola con implicaciones parabólicas(Por Cátulo Bernal)

 —Eso que los creyentes, llaman el cielo, no es una locación imperturbable —dije mirando a los demás lusiardianos, huérfanos del «Oriental» la milonga al aire libre que ahora solo existía en nuestro recuerdo. Era una noche triste de sábado en que no había una sola milonga en la ciudad condal. Estábamos en la semi penumbra del bar «Roñoso» compartiendo licores de garrafa a la mortecina luz de un par de quinques de kerosén, rescatados del almacén del decrépito establecimiento, luego de que un vendaval de agua cortara toda posibilidad de luz eléctrica en cinco manzanas a la redonda.  En la cocina tres espitas con espetones que mantenían caliente un caldero lleno de aceite para las habituales frituras y otras excrecencias alimenticias, completaban la siniestra iluminación de la taberna, con su característico mural en que se recreaban los bailongos de las cuatro edades del tango: la de oro, la de plata, la de bronce y la nuestra, que nuestro filósofo de cabecera había bautizado com...

A PROPOSITO DEL PIBE JACINTO

El misterio del pibe Jacinto Bailaba feo, pero nadie bailaba como él. El Pibe Jacinto fue el mito más extraño y fascinante de las milongas. La primera vez que lo vi, fue en los confines de aquella efímera milonga de Pocho y Beba, que anduvo desangrando noches inolvidables durante cinco años hasta que ya no fue. Yo paseaba la mirada por la ronda desde una mesa a la que se acercó para cambiarse los zapatos uno de aquellos viejos milongueros con un bolso de cuero al hombro, donde seguramente había un frasco de colonia, un par de pañuelos,   medias y algún libro ajado, además de algunos otros implementos útiles, porque siempre se sabe donde empieza la noche, pero nunca donde se acaba. Aquel hombre, se estaba calzando los zapatos cuando miró a la ronda, divisó algo, puteó entre dientes y, con el mismo empeño que había puesto para calzarse, se volvió a poner los mocasines de calle y se fue sin decir palabra. Miré a la pista. Una pareja avanzaba entre las armoniosas figuras siempre v...

ANOCHE VINO ZOTTO

  Siempre hemos tenido una relación un tanto extraña con el «Nene»   Desencanto.  Desde aquella vez en que el Pibe   Pergamino  me lo presentó en uno de esos eventos con milonga suburbana y compartimos el autobús de vuelta y algunas media lunas pegoteadas en la madrugada tardía. En este verano caluroso lo estoy viendo como un calco de ese ayer, mientras se esmera por sacar a las pibas principiantes en la  Milonga de la Fuente .  La chaqueta arrugada, la camisa negra    blanqueada de sudor, los bajos del pantalón    manchados con puntazos y voleas mal encajadas, el pelo en desorden,  Las puntas de los pies ardidas    de pisar un canyengue mal hecho, los ojos semi cerrados, aunque con el fiero brillo — en la mirada y en la ropa— del milonguero superviviente de otras épocas. Con todo lo bueno y lo malo que esa pertinencia conlleva. Desencanto  proviene de otro mundo, en el que está bien visto que una dama o, en su c...