En la vida moderna las leyes de la oferta y la demanda no siempre justifican emprendimientos privados ni publicos en aras del bienestar general. Más bien esos emprendimientos suelen obedecer a inquietudes personales de indole artistica o descaradamente pecuniaria de gentes que se sienten llamados al misterioso mundo de los "dueños de Milonga".
A ese tipo de gentes, que suelen ver oportunidades en donde la mayoría solo ha visto ruina y desolación y que suelen escudarse en la frase: "aca de eso no hay" suele asaltarles la revelacion en lugares coloristas y pintorescos a los que han acudido de invitados. Hay quien dice que sugestionados por un ente llamado "El fantasma de los negocios" - de quien hemos hablado en otra entrada les acontece la epifania, el furor mesianico. Y entonces, en medio del brindis del cumpleaños de su tio Gumersindo sueltan algo asi como: "Che, que lindo lugar para poner una milonga".
Los dos o tres que estan con el, lejos de disuadirlo le sueltan un "Si, estaria bueno"
como quien adjetiva la coreografia trabajadisima de un espectaculo al que asisten pensando que ellos la podrian hacer mejor con un poco de tiempo y dedicación.
Y luego se olvidan. Pero el hombre del plan sigue adelante trabajando y trabajando su idea, insconciente de la pésima localizacion de la futura milonga, su coleccion de discos de tipicas casi inbailables, su nulo don de gentes y su craso nivel como comerciante.
Las semanas que siguen son para el iluminado un excitante vaiven de nuevas sensaciones. Los otros han seguido su vida como si nada, pero el como quien se siente llamado a una alta misión cuasi divina consigue lo que queria: Una milonga para el solo, musicalizada por el en un salón casi como cualquier otro, pero lejos del circuito milonguero.
Para colmo de males se le ocurre que el mejor dia es un jueves o por ahi un viernes, que es cuando más gente hay.
Craso e irremediable error. En el dia de la inauguración, vienen los dos amigotes con sus parejas("gratis, che, porque la idea tambien fue de ustedes" ) y cuatro o cinco de esos diletantes que nunca faltan si hay promesa de vino gratis (aunque sea un vaso).
Asi, el circuito se llena de milongas fantasmales que no funcionan y duran menos que una tanda de Racciati en un geriatrico.
Conscientes de este tipo de tropiezos y descalabros hubo una empresa de aprovechadores que hacian lucro con esos pobres infelices, abasteciendo a estos sitios casi fundidos de milongueros exitosos que aseguraban el éxito de una milonga o su declinacion.
Se le pagaba a cada milonguero en funcion de las personas que pudieran arrastrar a la milonga.
De estos mercenarios contratados el mejor fue Camilo Chebani, un milonguero albanés con un dón único para arrastrar a las multitudes con su presencia, buen bailar, elegancia y poco consumo.
Una joya en toda regla, porque verlo bailar disparaba además la demanda de comestibles y bebestibles en la milonga. Ver bailar a Camilo estimulaba directamente el cortex hacia una ansiedad choripanera.
Otros captadores de milonga menos notorios fueron El cantante Chacho Antun, que con su engolada voz y su estilo aburridor propiciaba la pausa que refresca, La milonguera Priscila Levuasier (que atraia muchachones con sugestivas promesas sexuales que nunca se cumplian) y el gordo Tino, un chistoso que estudio en la escuela de humor de Calígula y termino como Neron traspasado por la cuchilla de un carnicero que no se tomo a bien un chiste.
La empresa que tenia el nombre de " Emprendimientos milongueros Hilo Choricero" y proveia además espectaculos de una dudosa calidad para milongas y acontecimientos ciudadanos.
Pero la empresa y sus captadores eran un fraude. En las primeras epocas las milongas nuevas se llenaban de gente, gentes que no solian transitar el circuito milonguero pero que eran bienvenidos por los organizadores de la milonga. Mercenarios contratados por la empresa, cuya unica función era llenar las mesas y comentar lo mal que bailaban los de la pista. Invariablemente en vez de atraer milongueros los repelian, quedandose a comer gratis como una plaga de langosta.
O al menos eso era lo que pensaban los "Dueños de la milonga", pues resulto ser que la empresa no solo no pagaba a estos mercenarios sino que les cobraba el doble por la entrada. Y no eran mercenarios sino "hombres de negocios" atrapados por las humillantes clausulas de "emprendimientos Hilo Choricero".
Al final, luego de que se fuera vox populi entre los milongueros, se descubrió que el responsable ultimo de la empresa era un tal Ricardo Fallutini que propicio el festival de tango de Purnamarca y otros negociados turbios que siempre tenian que ver con el fraude.
Por eso, si usted es uno de esos que se siente tentado a tener una milonga, piense que es mucho mas facil y da más satisfacciones enseñar a un perro a bailar vals, y asegure su tranquilidad.
Al menos por un tiempo.
A ese tipo de gentes, que suelen ver oportunidades en donde la mayoría solo ha visto ruina y desolación y que suelen escudarse en la frase: "aca de eso no hay" suele asaltarles la revelacion en lugares coloristas y pintorescos a los que han acudido de invitados. Hay quien dice que sugestionados por un ente llamado "El fantasma de los negocios" - de quien hemos hablado en otra entrada les acontece la epifania, el furor mesianico. Y entonces, en medio del brindis del cumpleaños de su tio Gumersindo sueltan algo asi como: "Che, que lindo lugar para poner una milonga".
Los dos o tres que estan con el, lejos de disuadirlo le sueltan un "Si, estaria bueno"
como quien adjetiva la coreografia trabajadisima de un espectaculo al que asisten pensando que ellos la podrian hacer mejor con un poco de tiempo y dedicación.
Y luego se olvidan. Pero el hombre del plan sigue adelante trabajando y trabajando su idea, insconciente de la pésima localizacion de la futura milonga, su coleccion de discos de tipicas casi inbailables, su nulo don de gentes y su craso nivel como comerciante.
Las semanas que siguen son para el iluminado un excitante vaiven de nuevas sensaciones. Los otros han seguido su vida como si nada, pero el como quien se siente llamado a una alta misión cuasi divina consigue lo que queria: Una milonga para el solo, musicalizada por el en un salón casi como cualquier otro, pero lejos del circuito milonguero.
Para colmo de males se le ocurre que el mejor dia es un jueves o por ahi un viernes, que es cuando más gente hay.
Craso e irremediable error. En el dia de la inauguración, vienen los dos amigotes con sus parejas("gratis, che, porque la idea tambien fue de ustedes" ) y cuatro o cinco de esos diletantes que nunca faltan si hay promesa de vino gratis (aunque sea un vaso).
Asi, el circuito se llena de milongas fantasmales que no funcionan y duran menos que una tanda de Racciati en un geriatrico.
Conscientes de este tipo de tropiezos y descalabros hubo una empresa de aprovechadores que hacian lucro con esos pobres infelices, abasteciendo a estos sitios casi fundidos de milongueros exitosos que aseguraban el éxito de una milonga o su declinacion.
Se le pagaba a cada milonguero en funcion de las personas que pudieran arrastrar a la milonga.
De estos mercenarios contratados el mejor fue Camilo Chebani, un milonguero albanés con un dón único para arrastrar a las multitudes con su presencia, buen bailar, elegancia y poco consumo.
Una joya en toda regla, porque verlo bailar disparaba además la demanda de comestibles y bebestibles en la milonga. Ver bailar a Camilo estimulaba directamente el cortex hacia una ansiedad choripanera.
Otros captadores de milonga menos notorios fueron El cantante Chacho Antun, que con su engolada voz y su estilo aburridor propiciaba la pausa que refresca, La milonguera Priscila Levuasier (que atraia muchachones con sugestivas promesas sexuales que nunca se cumplian) y el gordo Tino, un chistoso que estudio en la escuela de humor de Calígula y termino como Neron traspasado por la cuchilla de un carnicero que no se tomo a bien un chiste.
La empresa que tenia el nombre de " Emprendimientos milongueros Hilo Choricero" y proveia además espectaculos de una dudosa calidad para milongas y acontecimientos ciudadanos.
Pero la empresa y sus captadores eran un fraude. En las primeras epocas las milongas nuevas se llenaban de gente, gentes que no solian transitar el circuito milonguero pero que eran bienvenidos por los organizadores de la milonga. Mercenarios contratados por la empresa, cuya unica función era llenar las mesas y comentar lo mal que bailaban los de la pista. Invariablemente en vez de atraer milongueros los repelian, quedandose a comer gratis como una plaga de langosta.
O al menos eso era lo que pensaban los "Dueños de la milonga", pues resulto ser que la empresa no solo no pagaba a estos mercenarios sino que les cobraba el doble por la entrada. Y no eran mercenarios sino "hombres de negocios" atrapados por las humillantes clausulas de "emprendimientos Hilo Choricero".
Al final, luego de que se fuera vox populi entre los milongueros, se descubrió que el responsable ultimo de la empresa era un tal Ricardo Fallutini que propicio el festival de tango de Purnamarca y otros negociados turbios que siempre tenian que ver con el fraude.
Por eso, si usted es uno de esos que se siente tentado a tener una milonga, piense que es mucho mas facil y da más satisfacciones enseñar a un perro a bailar vals, y asegure su tranquilidad.
Al menos por un tiempo.
Comentarios
Todavia estoy pagando el credito que pedi