El año pasado enviamos a uno de nuestros muchachos el profesor Yamate A. Zilencio a cubrir las alternativas de tan magno evento. Este año, escarmentados por el deambular pesadillesco de Zilencio por las noches barcelonesas decidimos enviar a un contratado, un hombre que pudiera desempeñarse con solvencia y corrección en el baile de disfraces que allí se iba a realizar.
No encontramos a nadie con esas características hasta que los amigos de "LA BATA DE POE" nos propusieron a quien fuera su poeta de plantilla, Amancio Polinya, que cautivado por las luces del centro termino con sus días en la cárcel por querer robar a una vieja. "Contratenlo, haganle esa gauchada, el muchacho necesita una oportunidad, se pasa yendo a las partidas gratis del bingo a ver si consigue algún dinero. Da pena verlo, él, que fuera la pluma excelsa de su generación. Además ha aprendido mucha milonga con el curso para milongueros volumen uno del Pebete Burundi".
Conmovidos por los ruegos insistentes de nuestros amigos accedimos a enviarlo luego de camuflarlo en la sentina de un boeing del ejercito que iba a participar del carnaval Sitgetano como "The real Village People".
Debimos habernos encomendado a nuestras estatuitas poderosas deLusiardo y libertad Lamarque para que la empresa llegara a buen fin. Distraidos por una doble de Fainá con moscatel lo dejamos a su suerte.
Y asi quedó...
En sucesivas entregas iremos desgranando lo que la noche dio de sí. Lo que Amancio dio ya es otro cantar.
Verdad es que los contratiempos se le amontonaron encima como milongueros noveles recien salidos de un curso de traspié. Llegado que hubo a "Casa Valencia" constató que en estos asuntos del carnaval, los milongueros prefieren la solvencia de un buen traje a la alegria ridícula de un disfraz.
Cuatro o cinco mascaritas habría rondando la pista. Todos los demás, vestidos de rigurosa etiqueta, seguían los turbios dictámenes de la "comparsa de la seriedad".
Si el carnaval es una fiesta en que los poderes se subvierten y hasta el más humilde juega a ser quien no es para trazar sus planes en el anonimato de una identidad alterna, para escapar a las potestades que parecen regir casualmente nuestro universo, este año la mayoría de los que allí estaban no podrá escapar al trazado cósmico que le han determinado desde algún lugar ignoto.
Porque todos iban vestidos como ellos mismos.
Amancio se hizo fotos con los ridículos, con los que se ríen de si mismos, con los que no tienen ningún empacho en pasar vergüenza, con los que saben que cualquier ocasión de hacer el bobo debe ser aprovechada para escapar al sin sentido absurdo de la seriedad.
Filmó o mejor dicho, dejó fija la cámara en una mesa para mostrar las alternativas del baile mientras se iba zampando cerveza y vino a granel.
Hasta el espectáculo que dieron Tony y Victoria, Antonia y Jorge y por ultimo Chechu, estaba mas o menos sobrio.
Luego los fantasmas del fracaso comenzaron a apoderarse de su alma y la noche se volvió confusa.
Lo encontraron unos panaderos en su propia puerta, a las cinco de la mañana.
De milagro no le habían afanado la cámara y la chaqueta que Doña Otilia, la madre del Profesor Maradona pintó para la ocasión, tan primorosamente.
Ahora, mientras aguardamos que lo repatrien, junto con las imagenes del espectáculo, que difundiremos proximamente, no dejamos de pensar en que a veces ni siquiera funciona disfrazarse para escapar de un destino que, por retorcido, tiende a cumplirse inexorablemente...
No encontramos a nadie con esas características hasta que los amigos de "LA BATA DE POE" nos propusieron a quien fuera su poeta de plantilla, Amancio Polinya, que cautivado por las luces del centro termino con sus días en la cárcel por querer robar a una vieja. "Contratenlo, haganle esa gauchada, el muchacho necesita una oportunidad, se pasa yendo a las partidas gratis del bingo a ver si consigue algún dinero. Da pena verlo, él, que fuera la pluma excelsa de su generación. Además ha aprendido mucha milonga con el curso para milongueros volumen uno del Pebete Burundi".
Conmovidos por los ruegos insistentes de nuestros amigos accedimos a enviarlo luego de camuflarlo en la sentina de un boeing del ejercito que iba a participar del carnaval Sitgetano como "The real Village People".
Debimos habernos encomendado a nuestras estatuitas poderosas deLusiardo y libertad Lamarque para que la empresa llegara a buen fin. Distraidos por una doble de Fainá con moscatel lo dejamos a su suerte.
Y asi quedó...
En sucesivas entregas iremos desgranando lo que la noche dio de sí. Lo que Amancio dio ya es otro cantar.
Verdad es que los contratiempos se le amontonaron encima como milongueros noveles recien salidos de un curso de traspié. Llegado que hubo a "Casa Valencia" constató que en estos asuntos del carnaval, los milongueros prefieren la solvencia de un buen traje a la alegria ridícula de un disfraz.
Cuatro o cinco mascaritas habría rondando la pista. Todos los demás, vestidos de rigurosa etiqueta, seguían los turbios dictámenes de la "comparsa de la seriedad".
Si el carnaval es una fiesta en que los poderes se subvierten y hasta el más humilde juega a ser quien no es para trazar sus planes en el anonimato de una identidad alterna, para escapar a las potestades que parecen regir casualmente nuestro universo, este año la mayoría de los que allí estaban no podrá escapar al trazado cósmico que le han determinado desde algún lugar ignoto.
Porque todos iban vestidos como ellos mismos.
Amancio se hizo fotos con los ridículos, con los que se ríen de si mismos, con los que no tienen ningún empacho en pasar vergüenza, con los que saben que cualquier ocasión de hacer el bobo debe ser aprovechada para escapar al sin sentido absurdo de la seriedad.
Filmó o mejor dicho, dejó fija la cámara en una mesa para mostrar las alternativas del baile mientras se iba zampando cerveza y vino a granel.
Hasta el espectáculo que dieron Tony y Victoria, Antonia y Jorge y por ultimo Chechu, estaba mas o menos sobrio.
Luego los fantasmas del fracaso comenzaron a apoderarse de su alma y la noche se volvió confusa.
Lo encontraron unos panaderos en su propia puerta, a las cinco de la mañana.
De milagro no le habían afanado la cámara y la chaqueta que Doña Otilia, la madre del Profesor Maradona pintó para la ocasión, tan primorosamente.
Ahora, mientras aguardamos que lo repatrien, junto con las imagenes del espectáculo, que difundiremos proximamente, no dejamos de pensar en que a veces ni siquiera funciona disfrazarse para escapar de un destino que, por retorcido, tiende a cumplirse inexorablemente...
Comentarios
Aunque así terminó tambien...
Lo que le pasó a Polinya es culpa de su disfraz. Aunque la vestimenta era correcta, su apariencia normal es muy similar a la de Harpo Marx.
Por eso lo despeñaron los poderes infernales...