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RIGANOLCIO ROLDACATRE, EL BAILARIN TORCIDO

Desde lejos se lo veía acercarse a la milonga, con ese deambular torcido que los borrachos identifican con itinerario y los sobrios con una curdela de esas que acaban en el horizontal.
Riganolcio nació en un barco, durante una tormenta, de madre vertigosa y padre marino beodo, los brazos agitados, las piernas pataleando un cielo en movimiento perpetuo.
Crecio como pudo, estudio como pudo. Consiguió un trabajo como camarero y barman en un adecentado tugurio donde la hoja de cócteles juntaba unas tres capas de mugre.
Por la noches Riganolcio bajaba por las callejuelas estorbando a los rectos y a los otros hasta su mesa en la milonga"Siete Pedos" propiedad del "Club del Vino".
Como bailarín destacaba en todos aquellos tangos picaditos, desarrollando un estilo saltarin y movedizo, lleno de cortes y floreos.
Lo que los demás tomaba por adornos eran en realidad tics casi espasticos de ese hombre marcado por el mareo.
DÁrienzo, Racciatti, Firpo eran sus preferidos. No podía Bajo ningún concepto encontrar el compás en Pugliese y Di Sarli.
Pero era en la milonga donde destacaba de verdad.
Lamentablemente se aficiono a la chinchibirria y a otras bebidas espirituosas que contrarrestaron su condición habitual.
Gano en serenidad, apostura y firmeza. Se lo veia venir con paso decidido a la Milonga.
A la hora de bailar perdió en gracia y soltura.
Parecía una estatua a la que hubieran sacado en procesión.
Murió durante el terremoto del 54.
Desequilibrio peristáltico cirrotico dictaminaron los médicos.

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