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LA SOMBRA DEL AMOR EN UNA HOJA II - Barcelona Tango Meeting 2019. (por Catulo Bernal)

Nina Mira el dibujo que Pugliese esta haciendo. Las parejas bailando en una sugerencia de movimiento sobre la pista llena, mi caricatura que me resulta extraña acaso porque el artista ha insinuado una alegría que no tengo. En cuatro certeros trazos dibujo también un abrazo que contiene la forma de una mujer, una silueta del pasado-futuro. Una posibilidad.
—No sabia que habías venido acompañado —dice con esos ojos que han vuelto mas brillantes del duelo.
Todo un catalogo de frases ingeniosas se me muere en la lengua. Hablo sin dejar de mirar el papel, como el oráculo que hace futuro a fuerza de voz firme.
—Solo me acompañan mis amigos y la ilusión. Esa ilusión que me lleva a proponer al maestro que dibuje en pocos trazos esa idealización que lleva cosida al corazón todo poeta que se precie. La enseña de una mujer inolvidable, que en mi caso es la suma de todas aquellas mujeres que me impactaron y de las que tu... 
—¡Poeta Catulo Bernal querido! -—suena una voz jovial  a mis espaldas. Me doy cuenta que en redor hay demasiada gente cerca y  no queda lugar lugar para verdades intimas.
—¡Compañero poeta, bailarin y dijey querido Don Cabrejos! que gusto verte en fiestas. —Saludo alborozado al amigo y a su compañera Fátima.
—Voy a bailar y brindamos -—dice, y se pierde en la pista con su compañera. Pelandrún ha ido a buscar otro Chardonay y se cruza con el amigazo  Gabi Sodini,  dijey de los grandes festivales, descansando y esperando el final del verano en Color Cielo Costa Brava.
-—Bueno don Poeta —interviene el dibujante Pugliese—. Esto casi esta. Ya puede dejar de hacer pose. Déjeme hacerle unos sombreados. Esta parte más clara de aquí son para que ponga sus versos. Si quiere me los da y le hago un buen rotulado. Nina mira aprobando.
  —¿Qué versos pondrás en este dibujo?
-—Cuando voy a festivales o eventos no llevo mi tablet. Escribo sensaciones detrás de las entradas o en los números. Tengo claro que mis versos de hoy estarán influenciados por tu...
—¿Mi?
Notamos que la música ha cesado y que de repente todos vuelven a sus lugares. Por segunda vez la noche suspende mi respuesta y mete en un  bolsón de tiempo diferido explicaciones, hechos y suspiros.  Vamos a nuestros lugares.  Pelandrun se ha adueñado del extremo de la mesa dejándonos dos sillas.
Suena la música de la Película Rocky
En el extremo que da al escenario y a la mesa del dijey Aquilino, Osvaldo hace movimientos de calistenia boxística con una bata acorde. Desde el rincón más cercano a donde estamos sentados mirándolo fijamente y con una bata parecida   Graciela lo estudia en pose de pugilato.
Se despojan de las batas. Los dos están vestidos con galas milongueras y colores a juego. Se intuye algo más que una exhibición. Se acerca un ESPECTÁCULO.
Cuando comienzan a bailar todos los presentes comprendemos que nos espera un rato deleitable. Estos chicos festejan en este Meeting veinte años juntos. Y se nota. Además de la perfecta ejecución hay mucho,  mucho humor en los movimientos. Una puesta en escena teatralizada que arranca aplausos en los cuatro costados. Tango, Vals. Canyengue.
Después de cada pieza/round ambos contendientes van a sus rincones. Impagable. Impecable.
La exhibición combate termina con los protagonistas abrazados  y a los besos en el centro de la pista.
La decisión del jurado popular, en fallo unánime no se hace esperar.
Gano el Publico.  Ganamos todos. 
Desde los cuatro costados salen  los ganadores a bailar con el envión y la energía que la pista acumula. Por norma y para que no se pierda todo ese subidón el dijey pone una tanda rápida.
Nos miramos con Nina. Antes que podamos comenzar a hablar Pablo Cabrejos reaparece con una botella de Cava y unas copas.
—Querido, muchacha... ¡si es tan amable!
—Soy Nina. ¿Por qué brindamos?
—Este hombre y yo solo nos vemos en los asados de cumpleaños y en alguna milonga. Eso ya es motivo suficiente... pero hoy.
—Hoy brindamos por el momento, los encuentros, las historias que merecen hacerse historias...
— Si, Si. Todo eso. Pero principalmente porque pronto habrá en la familia una nueva fecha de cumpleaños. Un futuro poeta, escritora, persona sensible —dice Pablo con su armonia alegría budista.
—Ah querido. ¡Felicidades!
— Felicidades. Por el futuro y todos los posibles.
Cruzamos las copas. Nunca he entendido mucho eso de mirarse a los ojos para brindar en buena estrella. Pero con Nina deja de ser una mueca o un buen augurio para ser una mirada intensa. No llega a terminar su copa cuando uno de esos personajes secundarios que nunca falta se acerca a la mesa y la invita a bailar.
—¡Pero será posible? ¿Será que no hay un solo momento en que pueda comenzar a terminar  de una vez con toda esta ansiedad?
—Hablando de momentos, ¿Qué hora es?
—La una y media.
—Uy. Tengo el tiempo justo paras llegar al bus nocturno. La próxima tertulia  con asado y juguetes. Guárdame las burbujas ¡Y disfruten!
Se despide, dejándome con la cratera, la botella y dos de las copas.
Pasa una tanda más. La noche languidece el sobresalto acunando el desvelo a cierre adormecido.
Pelandrún filosofa con Federico. El Pibe Pergamino se intuye por su chaqueta en medio de la pista.
Ahora digo, cerrando los ojos. 
Ahora estoy solo  en medio de la alegre muchedumbre. Humilde descreído, pido con mi fe miserable una tanda. Una sola tanda que revierta las ondas concéntricas y haga el momento un solo y culmen punto. Divinidad genial que estás en los detalles e inventas acordes perdurables en nuestras simples vidas melodía. Señor de los chirridos que pules lo perfecto en distorsiones. Si estoy aquí para que te diviertas en mi palpitación, si hay una nota oscura que imponga su pureza sobre la tontería, hazla vibrar  con lucida estridencia. acallando latido y pensamiento. 
—Tengo la entrada de hoy y muchas más que iré guardando para que me escribas.
Abro los ojos. Nina está a mi lado. Media botella de Cava reposa  en la cratera.
La Solo Tango comienza su segunda intervención en la noche.
Dios está en los latidos. En cada estremecer que calma el tiempo.
Nos miramos bien. Largo.
Y cuando el segundo tango suena suave cantado por Osvaldo, salimos a la pista a completar los trazos del dibujo y hacer un verso nuevo.

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