COMO AFRONTAR LAS FIESTAS SIN PERDER LA MILONGUERIDAD - Por Nicanor Rumiseldo Paredes (facebuquero senior)
Fiestas. excesos. La milongueridad corre peligro. los convites y los agasajos se suceden sin pausa. Aquí le damos consejos cortos para no quedar como un sanguango y perder esa aura misteriosa que muchos llaman "Saber estar"
1- Si le es imposible pasar por su casa después del agasajo y antes de la milonga debe ir equipado con un kit de supervivencia en la bolsa de zapatos utilitaria: una camisa arrugable en una bolsa del mercadona, pastillas de menta, calcetines, una toalla, un termo con café y sal. En el bolsillo con cierre del abrigo un par de billetes para imprevistos y su dirección anotada, junto con calles aledañas. Conviene tener un peine y una tirita, idealmente.
2 - Nunca vaya al agasajo estrenando un traje. Conviene que se lleve una chaqueta casi a punto de jubilacion, unos pantalones de tiro alto, con tirantes, para evitar las miasmas del baño y una camisa baqueteada. En estas fechas abundan las salpicaduras y las devoluciones. y si el traje tiene que acunar un charco con su cuerpo dentro es mejor que sea un poco impermeable. La vuelta a la realidad suele ser dura y la factura de la tintorería aun más.
3- Conviene que salga del banquete antes de ver la realidad como un prisma fragmentado. Deje la cesta y las bazofias que los optimistas identifican con regalos del amigo invisible a alguna compañera de buen ver, con la que tenga aspiraciones a largo plazo. Diga que tiene que ir a bailar en el "hogar para niños abandonados por adictos a tangomaratones o festivales de fin de año" o en el "museo de las glorias milongueras" y que esas tristes baratijas podrían alterar a los pequeños o a los jubilados y transformarlos en zombis aullantes. No intente pasarse de vivo con el aura romántica del bailarín humanitario, o el desengaño posterior será peor.
4- Antes de llegar a la milonga entre a un viejo bar, pida un café cargado y una soda de litro para prevenir la des-hidratacion de los espirituosos. Vaya al baño. Sitúe la cara frente al espejo. Ve los ojos y grandes superficies de su cara enrojecidas o inyectadas en sangre? ve sospechosas colgaduras amarillentas tipo turrón haciendo un puente entre las comisuras y la chaqueta discreta? Ve?
Si no llega ni siquiera a identificar su rostro es hora de apelar a un taxi con los billetes salvavidas y haciendo un ultimo esfuerzo para recitar la dirección que lleva anotada, junto con la ruta - aunque depende donde este por ahí eso lo delata más - acostarse a dormir cómodamente en su camita. Muchos grandes milongueros obstinados en su resistencia han terminado decorando los suelos con su miseria. O sufragando giras en países lejanos.
5- Pero si usted es cabezon, persistente y se complace en su reciedumbre habrá que emprender medidas correctivas. Sin abandonar el baño diga en voz alta y sin modular "Atrás quedaron aquellas tandas rutilantes de Tanturi y Troilo" Si suena algo así como"atsrsrasqueeuensososotanrurieisntrieiellopnnsss" y su empeño le saca una voz grave y arrastrada es hora de apelar al termo con café con sal. Abandone la zona común. Encierrese en el cubículo, dele cinco tragos gordos. El café con sal es un poderoso emético. Arrastrara sus penas y su congojas y lo purificara de excesos. Repetimos. Abandone la zona común o no habrá modo de contener el torbellino de emoción y de asadura. No llegara de ningún modo al amigo inodoro y contribuirá a la miasma, corriendo además el peligro de resbalar en su decadencia. Limpiese los labios con papel higiénico, apliquese una mano en los ojos. Palmeese la nuca. Calmese. Es hora de volver a la normalidad.
6 - Ahora, una vez expulsada la inflamacion - pero no la intoxicacion, que ya viaja muy oronda en su sangre - es hora de recobrar la postura. No dude en cambiarse la camisa. La depravacion llega a lugares que usted no ve. Para la vertical es preciso ajustar los tirantes. La presión en los hombros lo anclara a la tierra cimentando su eje y la presión en la barriga impedirá que la misma escape como un bulbo extraño y Lovecraftiano.
7 - Hidratese por dentro y por fuera. Inundese la nuca, la melena o la calva. Que las aguas del mar rojo bañen de frío su exaltacion. Quitese los excesos con las manos, el peine y movimientos perrunos. Utilice la toalla que lleva en la bolsa. Si amigo Milonguero. Llevar canas de papel higiénico por no haber previsto este útil accesorio, es casi tan penoso como arrastrar los bajos del pantalón llenos de humedales con sus correspondientes criaturas. matando los pivots y los giros en la pista. Pantalones altos. Lo recuerda? Salga del baño. En el melancólico pasillo penumbroso lustre los zapatos con la camisa desechada. Pongala en la bolsa de plástico del mercadona. Que no contamine sus zapatos de bailar con los restos de la bacanal.
8 - Vaya a la barra. Tome el café y la soda. Intente una mini dialogo con algún parroquiano ocasional. Si el tipo lo mira raro vuelva a entrar al baño. Obsérvese nuevamente en el espejo. Ve algo parecido a un humanoide que lo observa desde el fondo de un planeta acuoso? Es hora de reconsiderar la opción del taxi y volver a su casa. Si por el contrario ve algo asimilable a un milonguero eufórico puede seguir adelante y autoengañarse pensando que las fiestas se llenan de seres hostiles que no lo comprenden.
9 - Ahora le toca el turno a las pastillas y al frío. Camine hasta la milonga. Que la conciencia vuelva a raudales o lenta, pero vuelva. Repita paso,gancho, sanguchito,giro, como una letanía hasta 20 veces. Encomiendese a San Finito Escabiadin, patrono de los milongueros. Situese mentalmente debajo de 50 hilos que lo sostienen y un traje blindado. No intente saludar festivamente a otros paseantes. Puede recibir una paliza o una amistad babosa. Que cada uno se haga cargo de su realidad sin molestar. Es hora de milonguerizar los conceptos.
10 - Entre a la milonga decidido y acomodese en una silla que no reciba iluminacion directa. Si se siente seguro quedese acodado en la barra, pero sin pasarse con el trago. Cabecee sin ostentar, naturalmente. No vaya a ser que vuelvan los efectos del café. Salga a bailar con desconocidas, extranjeras mejor. Así se ahorra de pasear sus farfulleos e incoherencias. Hasta que recobre la compostura no se le ocurra hacerse el artista. Paso corto, medido, abrazo justo. Sea sobrio. Que los payasos se caigan. Que los exaltados filosofen sin sentido. Usted es un estandarte, un símbolo de la milongueridad, aunque este a media asta. La milonga es larga y hay que llegar al final con decencia y sin caerse. Acuerdese de la resaca y solo brinde mojándose los labios. Aunque en la ronda sienta un calor abrasador no cometa el error de desprenderse la chaqueta bajo ningún concepto. Un botón flojo camisero es casi como una estrella ninja es estas fechas. Y no queremos después afrontar resaca y juicios.
11- No fuerce su alegría. No fuerce su cuerpo. No fuerce.
Un abrazo milonguero y buenas tandas para el año que viene.
1- Si le es imposible pasar por su casa después del agasajo y antes de la milonga debe ir equipado con un kit de supervivencia en la bolsa de zapatos utilitaria: una camisa arrugable en una bolsa del mercadona, pastillas de menta, calcetines, una toalla, un termo con café y sal. En el bolsillo con cierre del abrigo un par de billetes para imprevistos y su dirección anotada, junto con calles aledañas. Conviene tener un peine y una tirita, idealmente.
2 - Nunca vaya al agasajo estrenando un traje. Conviene que se lleve una chaqueta casi a punto de jubilacion, unos pantalones de tiro alto, con tirantes, para evitar las miasmas del baño y una camisa baqueteada. En estas fechas abundan las salpicaduras y las devoluciones. y si el traje tiene que acunar un charco con su cuerpo dentro es mejor que sea un poco impermeable. La vuelta a la realidad suele ser dura y la factura de la tintorería aun más.
3- Conviene que salga del banquete antes de ver la realidad como un prisma fragmentado. Deje la cesta y las bazofias que los optimistas identifican con regalos del amigo invisible a alguna compañera de buen ver, con la que tenga aspiraciones a largo plazo. Diga que tiene que ir a bailar en el "hogar para niños abandonados por adictos a tangomaratones o festivales de fin de año" o en el "museo de las glorias milongueras" y que esas tristes baratijas podrían alterar a los pequeños o a los jubilados y transformarlos en zombis aullantes. No intente pasarse de vivo con el aura romántica del bailarín humanitario, o el desengaño posterior será peor.
4- Antes de llegar a la milonga entre a un viejo bar, pida un café cargado y una soda de litro para prevenir la des-hidratacion de los espirituosos. Vaya al baño. Sitúe la cara frente al espejo. Ve los ojos y grandes superficies de su cara enrojecidas o inyectadas en sangre? ve sospechosas colgaduras amarillentas tipo turrón haciendo un puente entre las comisuras y la chaqueta discreta? Ve?
Si no llega ni siquiera a identificar su rostro es hora de apelar a un taxi con los billetes salvavidas y haciendo un ultimo esfuerzo para recitar la dirección que lleva anotada, junto con la ruta - aunque depende donde este por ahí eso lo delata más - acostarse a dormir cómodamente en su camita. Muchos grandes milongueros obstinados en su resistencia han terminado decorando los suelos con su miseria. O sufragando giras en países lejanos.
5- Pero si usted es cabezon, persistente y se complace en su reciedumbre habrá que emprender medidas correctivas. Sin abandonar el baño diga en voz alta y sin modular "Atrás quedaron aquellas tandas rutilantes de Tanturi y Troilo" Si suena algo así como"atsrsrasqueeuensososotanrurieisntrieiellopnnsss" y su empeño le saca una voz grave y arrastrada es hora de apelar al termo con café con sal. Abandone la zona común. Encierrese en el cubículo, dele cinco tragos gordos. El café con sal es un poderoso emético. Arrastrara sus penas y su congojas y lo purificara de excesos. Repetimos. Abandone la zona común o no habrá modo de contener el torbellino de emoción y de asadura. No llegara de ningún modo al amigo inodoro y contribuirá a la miasma, corriendo además el peligro de resbalar en su decadencia. Limpiese los labios con papel higiénico, apliquese una mano en los ojos. Palmeese la nuca. Calmese. Es hora de volver a la normalidad.
6 - Ahora, una vez expulsada la inflamacion - pero no la intoxicacion, que ya viaja muy oronda en su sangre - es hora de recobrar la postura. No dude en cambiarse la camisa. La depravacion llega a lugares que usted no ve. Para la vertical es preciso ajustar los tirantes. La presión en los hombros lo anclara a la tierra cimentando su eje y la presión en la barriga impedirá que la misma escape como un bulbo extraño y Lovecraftiano.
7 - Hidratese por dentro y por fuera. Inundese la nuca, la melena o la calva. Que las aguas del mar rojo bañen de frío su exaltacion. Quitese los excesos con las manos, el peine y movimientos perrunos. Utilice la toalla que lleva en la bolsa. Si amigo Milonguero. Llevar canas de papel higiénico por no haber previsto este útil accesorio, es casi tan penoso como arrastrar los bajos del pantalón llenos de humedales con sus correspondientes criaturas. matando los pivots y los giros en la pista. Pantalones altos. Lo recuerda? Salga del baño. En el melancólico pasillo penumbroso lustre los zapatos con la camisa desechada. Pongala en la bolsa de plástico del mercadona. Que no contamine sus zapatos de bailar con los restos de la bacanal.
8 - Vaya a la barra. Tome el café y la soda. Intente una mini dialogo con algún parroquiano ocasional. Si el tipo lo mira raro vuelva a entrar al baño. Obsérvese nuevamente en el espejo. Ve algo parecido a un humanoide que lo observa desde el fondo de un planeta acuoso? Es hora de reconsiderar la opción del taxi y volver a su casa. Si por el contrario ve algo asimilable a un milonguero eufórico puede seguir adelante y autoengañarse pensando que las fiestas se llenan de seres hostiles que no lo comprenden.
9 - Ahora le toca el turno a las pastillas y al frío. Camine hasta la milonga. Que la conciencia vuelva a raudales o lenta, pero vuelva. Repita paso,gancho, sanguchito,giro, como una letanía hasta 20 veces. Encomiendese a San Finito Escabiadin, patrono de los milongueros. Situese mentalmente debajo de 50 hilos que lo sostienen y un traje blindado. No intente saludar festivamente a otros paseantes. Puede recibir una paliza o una amistad babosa. Que cada uno se haga cargo de su realidad sin molestar. Es hora de milonguerizar los conceptos.
10 - Entre a la milonga decidido y acomodese en una silla que no reciba iluminacion directa. Si se siente seguro quedese acodado en la barra, pero sin pasarse con el trago. Cabecee sin ostentar, naturalmente. No vaya a ser que vuelvan los efectos del café. Salga a bailar con desconocidas, extranjeras mejor. Así se ahorra de pasear sus farfulleos e incoherencias. Hasta que recobre la compostura no se le ocurra hacerse el artista. Paso corto, medido, abrazo justo. Sea sobrio. Que los payasos se caigan. Que los exaltados filosofen sin sentido. Usted es un estandarte, un símbolo de la milongueridad, aunque este a media asta. La milonga es larga y hay que llegar al final con decencia y sin caerse. Acuerdese de la resaca y solo brinde mojándose los labios. Aunque en la ronda sienta un calor abrasador no cometa el error de desprenderse la chaqueta bajo ningún concepto. Un botón flojo camisero es casi como una estrella ninja es estas fechas. Y no queremos después afrontar resaca y juicios.
11- No fuerce su alegría. No fuerce su cuerpo. No fuerce.
Un abrazo milonguero y buenas tandas para el año que viene.
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