NOTA DE LA REDACCIÓN: LA SIGUIENTE NOTA NOS LLEGO VIA FACE Y LA REPRODUCIMOS AQUÍ POR EL TREMENDO IMPACTO QUE NOS PRODUJO EL SABER QUE ACASO ESTAMOS AVALANDO A ESTAFADORES Y ESCLAVISTAS. LA PUBLICAMOS TAL Y COMO LA RECIBIMOS PARA QUE LAS AUTORIDADES TOMEN PARTIDO O EMPRENDAN ALGUNA ACCIÓN LEGAL PARA REMEDIAR ESTA INJUSTICIA.
Queridos amigos de la Bata de Lusiardo:Les escribimos porque no hace mucho publicaron un vídeo de la Escuela de Tango Tahiti Cuondo en el que aparecían unos caraduras que decían llamarse Marcela Lucrecia y Gregorio Rampate. La pareja en cuestión organiza un festival de tango nefasto en el que por 900 euros dan a pobres turistas que buscan la excelencia en el baile de tango, alojamientos pésimos, pasos peores y alcohol que les embota la cabeza y les impide luego volver a sus hogares, dándose casos de demencia prematura y perdida masiva de conexiones neuronales. Y lo mas terrible del asunto es que esta gente no son mas que aprovechadores e impostores, pues usan nuestros nombres para su provecho. Si. Como los Milli Vanilli, como Demis Roussos, estos personajes están usurpando nuestra identidad desde hace tiempo, lucrando con la ansiedad de aquellos que dilapidan su dinero de festival en festival, dándose por igual a la farra, al café y a la muchachada, sin medir las consecuencias. Pero sera mejor que les explique nuestra historia.
Eramos una pareja conocida y respetada en nuestro Claromecó Natal. Teníamos mas de veinte alumnos fieles y una milonga: EL chiflete. Podríamos haber seguido años y años disfrutando y promoviendo el "Estilo Claromeco" que es con abrazo matambre y gestualidad exagerada. Pero un día Marcela vino con pajaritos en la cabeza. Los pajaritos se los había insuflado una alumna, una tal Mirtita Labuan, pareja de quien nos llevaba la contabilidad, un tal Celso Cocola. Le dijo que en Tahiti gustaba mucho el tango y que no habia nadie que enseñara. Debo decir que la perspectiva de enseñar tango en un lugar paradisiaco paso por mi cabeza como un tren que no se detiene en la estación. Y al otro dio me obsesione con la idea.
Dejar la escuela, las clases y pedirle a Cocola, nuestro hombre de confianza, que nos sacara pasajes para Tahiti no nos llevo más de una semana. Ni siquiera le pedí cuenta de gastos, llegar casi dormidos a la paradisiaca isla, casi sin haber visto los pasajes otra. En la puerta de embarque del aeropuerto me sonó raro que dijera Haiti en vez de Tahiti, pero lo atribuí a la desidia del mantenimiento de los aeropuertos que dejan con su indolencia que las cosas se estropeen.
Comencé a darme cuenta de que estábamos en Haiti cuando el comandante anuncio que aterrizabamos en puerto Principe. De nada nos sirvió patalear. Con su típico optimismo producto de una mente ingenua y acostumbrada a la imaginacion desbordada, Marcela Sugirió que podíamos disfrutar del equivoco e incluso utilizar el tango para sacar de su estupor a una sociedad que tolera como una costumbre mas la zombificacion de algunos de sus miembros.Pero ahí cometimos otra equivocacion. Los habitantes de Haiti son tan pobres que comen en su mayoría galletas hechas con lodo y mantequilla. Además si queríamos montar una milonga al aire libre o bailar simplemente en la calle llovía o hacia viento y nos teníamos que volver al chaburique donde nos habíamos hospedado.
Pronto nos dimos cuenta que aquello no iba a prosperar así que pedimos ayuda económica a Cocola, ayuda que nunca nos llego.
Así deambulamos gastando nuestros pocos dineros sin poder encontrar ocupación. Y nos dimos cuenta que la zombificacion, solo es producto de la pobreza y la falta de espectativas. Por fin reaccionamos y
colándonos en un avión de ayuda humanitaria pudimos llegar por fin hasta Argentina para comprobar que la escuela estaba desmontada, los alumnos perdidos y La pareja amiga Labuan- Cocola habían partido una semana después que nosotros para Tahiti.
Senti una ira terrible. Aquella gente en la que habiamos depositado toda la confianza se habian apropiado de nuestro sueño y estaban ahí, en Tahiti, riendose a nuestra costa. Con clases y trapicheos pudimos reunir algún dinero para el pasaje y nos fuimos airados con Marcela Hasta Tahiti.
Pero de nada nos sirvio. Aquellos malnacidos no solo habian montado una academia aprovechandose de la inocencia de los naturales sino que la llevaban casi como si fuera una secta, dosificando como recompensa el destilado con el que han lavado el cerebro a sus seguidores, el mismo menjunje del que presumen en el video. Apenas llegamos a Tahiti nos vimos apresados en su red de infamia y obligados a trabajar casi sin descanso juntando las nefasta hierbas con las que hacen su licor. Hemos estado retenidos contra nuestra voluntad desde hace dos años. La semana pasada quiso la suerte que un turista de los que viene al festival extraviara en su borrachera el móvil en el campo donde trabajamos. Alli vimos el vídeo y como estos aprovechados utilizaban nuestro buen nombre para sus actividades delictivas. Con este móvil que casi ya no tiene batería estamos mandando esta desesperada llamada de auxilio. En el vimos el vídeo y esta foto que enviamos, donde estos tunantes hacen como que trabajan, cuando no han hecho algo parecido al trabajo en su vida.
Esta foto es lo que es, un burdo engaño de fotoshop, montado sin duda con alguna de las fotos de una francachela con la que se regalan, luego de cobrarles a los pobres infelices que vienen al festival 900 euros por adelantado. 900 euros por pasos que improvisan la noche anterior o roban del teletienda de Tango y por comida para perros con un poco de perejil arriba!! 900 euros por casitas para gatos en donde alojan a los desventurados que ni siquiera saben donde están, de tan embotados por el licor. Trabajar!, estos no han trabajado en su vida. Y mientras, nosotros y otros que no quisieron probar el licor nos vemos esclavizados y hacinados en un cuartucho donde dormimos, hacemos nuestra necesidades y cosemos zapatos artesanales sin descanso y que Zapatos!!!.
Ruego la foto y este mensaje lleguen a quien correspondan y nos libren de las garras de estos sujetos nefastos. Por nuestro bien, por el del tango bien bailado estilo Claromecó. Y por los que de verdad quieren bailar. Muchas gracias.
Queridos amigos de la Bata de Lusiardo:Les escribimos porque no hace mucho publicaron un vídeo de la Escuela de Tango Tahiti Cuondo en el que aparecían unos caraduras que decían llamarse Marcela Lucrecia y Gregorio Rampate. La pareja en cuestión organiza un festival de tango nefasto en el que por 900 euros dan a pobres turistas que buscan la excelencia en el baile de tango, alojamientos pésimos, pasos peores y alcohol que les embota la cabeza y les impide luego volver a sus hogares, dándose casos de demencia prematura y perdida masiva de conexiones neuronales. Y lo mas terrible del asunto es que esta gente no son mas que aprovechadores e impostores, pues usan nuestros nombres para su provecho. Si. Como los Milli Vanilli, como Demis Roussos, estos personajes están usurpando nuestra identidad desde hace tiempo, lucrando con la ansiedad de aquellos que dilapidan su dinero de festival en festival, dándose por igual a la farra, al café y a la muchachada, sin medir las consecuencias. Pero sera mejor que les explique nuestra historia.
Eramos una pareja conocida y respetada en nuestro Claromecó Natal. Teníamos mas de veinte alumnos fieles y una milonga: EL chiflete. Podríamos haber seguido años y años disfrutando y promoviendo el "Estilo Claromeco" que es con abrazo matambre y gestualidad exagerada. Pero un día Marcela vino con pajaritos en la cabeza. Los pajaritos se los había insuflado una alumna, una tal Mirtita Labuan, pareja de quien nos llevaba la contabilidad, un tal Celso Cocola. Le dijo que en Tahiti gustaba mucho el tango y que no habia nadie que enseñara. Debo decir que la perspectiva de enseñar tango en un lugar paradisiaco paso por mi cabeza como un tren que no se detiene en la estación. Y al otro dio me obsesione con la idea.
Dejar la escuela, las clases y pedirle a Cocola, nuestro hombre de confianza, que nos sacara pasajes para Tahiti no nos llevo más de una semana. Ni siquiera le pedí cuenta de gastos, llegar casi dormidos a la paradisiaca isla, casi sin haber visto los pasajes otra. En la puerta de embarque del aeropuerto me sonó raro que dijera Haiti en vez de Tahiti, pero lo atribuí a la desidia del mantenimiento de los aeropuertos que dejan con su indolencia que las cosas se estropeen.
Comencé a darme cuenta de que estábamos en Haiti cuando el comandante anuncio que aterrizabamos en puerto Principe. De nada nos sirvió patalear. Con su típico optimismo producto de una mente ingenua y acostumbrada a la imaginacion desbordada, Marcela Sugirió que podíamos disfrutar del equivoco e incluso utilizar el tango para sacar de su estupor a una sociedad que tolera como una costumbre mas la zombificacion de algunos de sus miembros.Pero ahí cometimos otra equivocacion. Los habitantes de Haiti son tan pobres que comen en su mayoría galletas hechas con lodo y mantequilla. Además si queríamos montar una milonga al aire libre o bailar simplemente en la calle llovía o hacia viento y nos teníamos que volver al chaburique donde nos habíamos hospedado.
Pronto nos dimos cuenta que aquello no iba a prosperar así que pedimos ayuda económica a Cocola, ayuda que nunca nos llego.
Así deambulamos gastando nuestros pocos dineros sin poder encontrar ocupación. Y nos dimos cuenta que la zombificacion, solo es producto de la pobreza y la falta de espectativas. Por fin reaccionamos y
colándonos en un avión de ayuda humanitaria pudimos llegar por fin hasta Argentina para comprobar que la escuela estaba desmontada, los alumnos perdidos y La pareja amiga Labuan- Cocola habían partido una semana después que nosotros para Tahiti.
Senti una ira terrible. Aquella gente en la que habiamos depositado toda la confianza se habian apropiado de nuestro sueño y estaban ahí, en Tahiti, riendose a nuestra costa. Con clases y trapicheos pudimos reunir algún dinero para el pasaje y nos fuimos airados con Marcela Hasta Tahiti.
Pero de nada nos sirvio. Aquellos malnacidos no solo habian montado una academia aprovechandose de la inocencia de los naturales sino que la llevaban casi como si fuera una secta, dosificando como recompensa el destilado con el que han lavado el cerebro a sus seguidores, el mismo menjunje del que presumen en el video. Apenas llegamos a Tahiti nos vimos apresados en su red de infamia y obligados a trabajar casi sin descanso juntando las nefasta hierbas con las que hacen su licor. Hemos estado retenidos contra nuestra voluntad desde hace dos años. La semana pasada quiso la suerte que un turista de los que viene al festival extraviara en su borrachera el móvil en el campo donde trabajamos. Alli vimos el vídeo y como estos aprovechados utilizaban nuestro buen nombre para sus actividades delictivas. Con este móvil que casi ya no tiene batería estamos mandando esta desesperada llamada de auxilio. En el vimos el vídeo y esta foto que enviamos, donde estos tunantes hacen como que trabajan, cuando no han hecho algo parecido al trabajo en su vida.
Esta foto es lo que es, un burdo engaño de fotoshop, montado sin duda con alguna de las fotos de una francachela con la que se regalan, luego de cobrarles a los pobres infelices que vienen al festival 900 euros por adelantado. 900 euros por pasos que improvisan la noche anterior o roban del teletienda de Tango y por comida para perros con un poco de perejil arriba!! 900 euros por casitas para gatos en donde alojan a los desventurados que ni siquiera saben donde están, de tan embotados por el licor. Trabajar!, estos no han trabajado en su vida. Y mientras, nosotros y otros que no quisieron probar el licor nos vemos esclavizados y hacinados en un cuartucho donde dormimos, hacemos nuestra necesidades y cosemos zapatos artesanales sin descanso y que Zapatos!!!.
Ruego la foto y este mensaje lleguen a quien correspondan y nos libren de las garras de estos sujetos nefastos. Por nuestro bien, por el del tango bien bailado estilo Claromecó. Y por los que de verdad quieren bailar. Muchas gracias.
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