(* juego de palabras intraducible entre chapa y mierda)
Los años noventa corren y los milongueros de a pie, al trotecito, apenas llegan a alcanzarlos. Rebeldes, pese a todo, sobreviven malamente haciendo suya la consigna de Asterix: resistir ahora y siempre al invasor.
Pero la lucha es encarnizada. Desde afuera la influencia de la estética Dark tipo The Cure - con la que algunos milongueros simpatizan - ha dado paso a una turbamulta de desprolijos sin ilusión y sin fe
, sin memoria y narcisismo que con sus guitarras heridas intentan golpear una realidad que los aisla: El Grunge.
Y aunque por definición hay muchos milongueros que empatizarian con el movimiento si supieran ingles - al fin y al cabo los tangueros prefiguraron cualquier movimiento de desanimo cultural - los cimientos que sostienen la catedral tanguera se tambalean, bajo el peso de las décadas de quietismo y Laisses Faire. Nada Parece espontaneo. Toda rebeldia ha dado paso a una aceptación mansa. Hasta el programa de Silvinho Soldan ha eternizado el sábado como un monumento a la caducidad. Los productores están desesperados. la television se ha llenado de series juveniles que nada tienen que ver con el estilo nacional.
Es entonces cuando se concibe la idea de copiar uno de esos engendros dedicados a la masa adolescente y adornarlo con las consignas y la estética del milonguero de los primeros tiempos. Aquel que era capaz de sobrevivir a las milongas en barrios forasteros con la cara rota pero con la camisa impoluta.
Un tal Sardino Bricomendes, guionista de telenovelas se pone a la labor.
Así, en el 93 ve la luz el dudoso espacio que nos ocupa: La pandilla del Silver Shett(chapa) tal y como suena y tal y como se escribe, copiado directamente del espacio que vio crecer a tantos heroes juveniles que luego se transformaron en caducos de la televisión.
La premisa es idéntica: tres primos que solo se juntaban para vacaciones en la casa de verano de su abuelo, distanciados por las vueltas de la vida, heredan a la muerte del anciano un mehary plateado con el que todos iban a la playa de chicos con los bolsos llenos de sanguches de mortadela con manteca y cantimploras de pico maloliente llenas de gaseosa tibia.
Gastón es el primo tímido de la ciudad que practica en su casa cuando se van los padres los sanguchitos y adornos con los que piensa enamorar a una hipotética milonguera de ojos azules. Pero aun no se anima a ir a la milonga.
Ramiro es cantante. Su voz apenas es melodiosa y le sirve de poco para ganarse la vida. Desesperado intenta sobrevivir como punga robando billeteras en los colectivos, pero siempre lo pescan y sus victimas, condolidas por su triste porte le dan algunas monedas para que no se muera de hambre.
El tercer primo se llama Prudencio. Trabaja haciendo maniquies de madera para negocios en decadencia.
Unidos por la herencia del mehari, los tres primos deciden ir a vivir juntos en una pensión abandonada que restauran por cuatro pesos.
Allí se sucederán las inverosímiles aventuras de esta banda de babiecas que siempre terminaran capítulo casi estrellando el mehari contra la pared de alguna milonga.
El primer capitulo es de antología. Un prodigio de la elipsis: Gastón está practicando sacadas con dos escobas roñosas, al estilo Pocho Pizarro cuando recibe la llamada telefónica de Prudencio desde su trabajo. El consabido corte de pantalla en dos, típico de la época está fileteado por un desconocido artista del titulaje. Reproduzco la conversación.
- Hola, quien habla?
-Soy Prudencio, tu primo de los veranos, te acordas lo bien que lo pasábamos en la casita de San Clemente?
-Uy, sos vos!, cuanto tiempo!, hablando de eso, que sera del abuelito Roco?
- poco y nada, por eso te llamaba, Se murió el otro día pero nos dejo de herencia el mehary.
-Bien, digo, uhhh, que macana! habrá que avisarle al primo Ramiro.
En ese mismo momento entra el susodicho por la puerta, huyendo de la policía. Por decoro no reproduzco el resto de la conversación.
Basta decir que por un inverosímil pretexto (la fabrica de maniquies alquila un deposito y necesitan un cuidador cama adentro, Prudencio, que por una fobia infantil tiene miedo de la oscuridad y los muñecos por haber visto mucho las películas de Narciso Ibañez Menta invita ipso facto a sus primos a vivir con el) tenemos a los tres papanatas viviendo juntos y practicando pasos para ir a la milonga lugar en el que Prudencio hará el papel de seductor, Ramiro el de borracho pedigueño y roba sanguches y Gastón el de eximio bailarín que siempre esta buscando una oportunidad para deslumbrar en la pista y nunca lo consigue por casos ajenos a la ronda...(peleas, paros cardiacos, suspension de la milonga por el arribo de fuerzas policiales, cuarentena, etcetera...)
Los secundarios son casi tan malos como los principales: Martita, una compañera punga de Ramiro, Estela La novia engañada y sufridora de Prudencio, que aspira a ser actriz de telenovelas en paises lejanos, Selva. la piba más linda de los alrededores, enamorada secretamente del tímido Gastón, los hermanos Castor y Polux que van a las clases de todos los maestros y nunca aprenden nada y el nene Arrabal un milonguero viejo que se sabe la formacion de todas las orquestas desde el 30 hasta sus días y que funciona como sabio y maestro cuando los pibes se meten en lios.
Como se ha visto los dialogos son malos, las locaciones casi inexistentes, las escenas de milonga una sola obtenida casi sin luz durante cuatro minutos en la clandestinidad de un local concurrido. De tanto usar la secuencia se llegó a ver en el capitulo 15 las rayas de la cinta en mal estado.
Pero semejante engendro no aguanto. Los malos datos de la audiencia lo condenaron. Apenas 18 capítulos quedan de aquel intento bizarro de acercar a la juventud al tango.
Pasaran algunos años todavía hasta que la pibada, desengañada del poco toqueteo de las discos, se vaya volcando con resignacion al mundo emocional de la milonga, buscando aquello que apenas se encuentra: la oportunidad genuina de un amor desesperado...
Los años noventa corren y los milongueros de a pie, al trotecito, apenas llegan a alcanzarlos. Rebeldes, pese a todo, sobreviven malamente haciendo suya la consigna de Asterix: resistir ahora y siempre al invasor.
Pero la lucha es encarnizada. Desde afuera la influencia de la estética Dark tipo The Cure - con la que algunos milongueros simpatizan - ha dado paso a una turbamulta de desprolijos sin ilusión y sin fe
, sin memoria y narcisismo que con sus guitarras heridas intentan golpear una realidad que los aisla: El Grunge.
Y aunque por definición hay muchos milongueros que empatizarian con el movimiento si supieran ingles - al fin y al cabo los tangueros prefiguraron cualquier movimiento de desanimo cultural - los cimientos que sostienen la catedral tanguera se tambalean, bajo el peso de las décadas de quietismo y Laisses Faire. Nada Parece espontaneo. Toda rebeldia ha dado paso a una aceptación mansa. Hasta el programa de Silvinho Soldan ha eternizado el sábado como un monumento a la caducidad. Los productores están desesperados. la television se ha llenado de series juveniles que nada tienen que ver con el estilo nacional.
Es entonces cuando se concibe la idea de copiar uno de esos engendros dedicados a la masa adolescente y adornarlo con las consignas y la estética del milonguero de los primeros tiempos. Aquel que era capaz de sobrevivir a las milongas en barrios forasteros con la cara rota pero con la camisa impoluta.
Un tal Sardino Bricomendes, guionista de telenovelas se pone a la labor.
Así, en el 93 ve la luz el dudoso espacio que nos ocupa: La pandilla del Silver Shett(chapa) tal y como suena y tal y como se escribe, copiado directamente del espacio que vio crecer a tantos heroes juveniles que luego se transformaron en caducos de la televisión.
La premisa es idéntica: tres primos que solo se juntaban para vacaciones en la casa de verano de su abuelo, distanciados por las vueltas de la vida, heredan a la muerte del anciano un mehary plateado con el que todos iban a la playa de chicos con los bolsos llenos de sanguches de mortadela con manteca y cantimploras de pico maloliente llenas de gaseosa tibia.
Gastón es el primo tímido de la ciudad que practica en su casa cuando se van los padres los sanguchitos y adornos con los que piensa enamorar a una hipotética milonguera de ojos azules. Pero aun no se anima a ir a la milonga.
Ramiro es cantante. Su voz apenas es melodiosa y le sirve de poco para ganarse la vida. Desesperado intenta sobrevivir como punga robando billeteras en los colectivos, pero siempre lo pescan y sus victimas, condolidas por su triste porte le dan algunas monedas para que no se muera de hambre.
El tercer primo se llama Prudencio. Trabaja haciendo maniquies de madera para negocios en decadencia.
Unidos por la herencia del mehari, los tres primos deciden ir a vivir juntos en una pensión abandonada que restauran por cuatro pesos.
Allí se sucederán las inverosímiles aventuras de esta banda de babiecas que siempre terminaran capítulo casi estrellando el mehari contra la pared de alguna milonga.
El primer capitulo es de antología. Un prodigio de la elipsis: Gastón está practicando sacadas con dos escobas roñosas, al estilo Pocho Pizarro cuando recibe la llamada telefónica de Prudencio desde su trabajo. El consabido corte de pantalla en dos, típico de la época está fileteado por un desconocido artista del titulaje. Reproduzco la conversación.
- Hola, quien habla?
-Soy Prudencio, tu primo de los veranos, te acordas lo bien que lo pasábamos en la casita de San Clemente?
-Uy, sos vos!, cuanto tiempo!, hablando de eso, que sera del abuelito Roco?
- poco y nada, por eso te llamaba, Se murió el otro día pero nos dejo de herencia el mehary.
-Bien, digo, uhhh, que macana! habrá que avisarle al primo Ramiro.
En ese mismo momento entra el susodicho por la puerta, huyendo de la policía. Por decoro no reproduzco el resto de la conversación.
Basta decir que por un inverosímil pretexto (la fabrica de maniquies alquila un deposito y necesitan un cuidador cama adentro, Prudencio, que por una fobia infantil tiene miedo de la oscuridad y los muñecos por haber visto mucho las películas de Narciso Ibañez Menta invita ipso facto a sus primos a vivir con el) tenemos a los tres papanatas viviendo juntos y practicando pasos para ir a la milonga lugar en el que Prudencio hará el papel de seductor, Ramiro el de borracho pedigueño y roba sanguches y Gastón el de eximio bailarín que siempre esta buscando una oportunidad para deslumbrar en la pista y nunca lo consigue por casos ajenos a la ronda...(peleas, paros cardiacos, suspension de la milonga por el arribo de fuerzas policiales, cuarentena, etcetera...)
Los secundarios son casi tan malos como los principales: Martita, una compañera punga de Ramiro, Estela La novia engañada y sufridora de Prudencio, que aspira a ser actriz de telenovelas en paises lejanos, Selva. la piba más linda de los alrededores, enamorada secretamente del tímido Gastón, los hermanos Castor y Polux que van a las clases de todos los maestros y nunca aprenden nada y el nene Arrabal un milonguero viejo que se sabe la formacion de todas las orquestas desde el 30 hasta sus días y que funciona como sabio y maestro cuando los pibes se meten en lios.
Como se ha visto los dialogos son malos, las locaciones casi inexistentes, las escenas de milonga una sola obtenida casi sin luz durante cuatro minutos en la clandestinidad de un local concurrido. De tanto usar la secuencia se llegó a ver en el capitulo 15 las rayas de la cinta en mal estado.
Pero semejante engendro no aguanto. Los malos datos de la audiencia lo condenaron. Apenas 18 capítulos quedan de aquel intento bizarro de acercar a la juventud al tango.
Pasaran algunos años todavía hasta que la pibada, desengañada del poco toqueteo de las discos, se vaya volcando con resignacion al mundo emocional de la milonga, buscando aquello que apenas se encuentra: la oportunidad genuina de un amor desesperado...
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