
Mientras las milongas a lo largo y a lo ancho del mundo se desarrollan y se desenrollan como matambre liberado de la esclavitud del hilo choricero se ha podido constatar
últimamente un
fenómeno curioso: En todo
bailongo que se precie de tal se cierne una oscura sombra, una caterva ominosa de sujetos que desde las sombras acechan la pura
alegría de vivir de todos los que, despreocupados, se entregan al torbellino embriagador del 2x4.
Este
grupúsculo, de alcance universal, recibirá de ahora en adelante el nombre(a falta de nomenclatura mas apropiada) de "Comparsa de la seriedad", una entidad omnipresente que se dedica a murmurar desde las mesas llegando hasta el extremo de adulterar, fastidiar y acongojar a esa gran familia feliz que solo quiere olvidarse de sus preocupaciones bailando.
La "Comparsa de la seriedad" cree que el tango es sagrado, que no hay fuerza en el universo mayor que su creencia. Todos los que profesan esta religión lindante con el sectarismo poseen en sus casas altares domésticos en donde veneran a los santos arrabaleros, le queman incienso y vino caro, ofrendan sus propias existencias grises a sus deidades, untan sus zapatos con pociones mágicas o
menjunjes de su invención que conciben en sueños y se consagran a la tarea de deshumanizar su manera de bailar, de manera tal que cuando se los
ve en la pista parece que
estuviéramos viendo a una pared temerosa de estropear su revoque reciente.
Pero amigos, el revoque ya esta viejo. Lo que en su momento fue revoque nuevo hoy es un afeite mohoso, una capa de
superficialidad que presume de
filosófica. De tanto creer que el tango es lo más grande que hay, se puede llegar
perfectamente a pensar que el tango es lo
único que existe.
Y
ahí es cuando vienen los problemas. Cuando el comparsero tiene el rotundo
convencimiento de que el tango es un modo de vida e intenta ejercerlo como si fuera un profesional.
Lo que viene a ser una falta de
ética y de respeto para con todos aquellos profesionales que se han dejado la piel y la vida enseñando con pasión su arte a generaciones y generaciones de buenos bailarines.
Pertenecer a la "Comparsa de la seriedad" no te da derecho a criticar a los
demás, ni a
fastidiarlos en la pista o arruinarles el
vermú.
Porque no hay ninguna universidad que te de titulo de "milonguero Profesional".
Creo yo que el tango siempre fue una
canchereada, un asunto de
picardía, un baile marginal excomulgado hasta por la iglesia.
A que viene ahora darle un
estatus de
religión instituida a este tango que siempre fue reo, atorrante,
burlón y
compadrito?.
La mejor forma de protegerse del brazo largo de" la comparsa de la seriedad" es volver al tango valeroso y alegre que tanto gustaba a
Borges.
Muchachos, recuperemos la alegría del baile, bailemos, que las piernas si tienen fecha de caducidad y dejemos de criticar.
Demasiados problemas le acechan a uno para encima meterse de cabeza en una secta tanguera...
Comentarios
Qué buen oxímoron. No me lo puedo sacar de la cabeza. Hace como una semana que quiero escribir un post, y al lado de eso, poco se puede agregar. Estiro una mano transaláaantica que te alcance yestreche esos cinco. Qué buen oxímoron, mi Dior.