Ir al contenido principal

HISTORIAS DEL TANGO (Por el Profesor YAMATE A. ZILENCIO


UN OSCURO PRECURSOR

Quienes velan por la pureza del tango pretenden ignorar que nació en los prostíbulos y creció entre rufianes. Rufianes como El Cordobés Sabanera, primer letrista del tango canción y obsesionado por los temas sexuales.
Sé que mis innumerables detractores me dirán que la historia no depara ningún sitial a Sabanera. Y tienen razón. No lo merecía en absoluto. Conoció una gloria efímera cuando los tangos tenían nombres como: El fierrazo, el Queco, dame la lata, Eche veinte centavos en la ranura y otros de similar estofa, que hacían alusión lisa y llana a la copula, al acto sexual o a la chanchada. Luego cuando el tango se hizo refinado y aludía a la realidad dura y cruel del hombre de la calle, Sabanera fue justamente olvidado. Y ese olvido se debe a dos cuestiones fundamentales,
1 ª - Sabanera no evolucionó con el tango. Sus letras mas conocidas, la Talquerita, el Quepo, la granujienta, el barbudo y el tallarín sin huevo, seguían aludiendo al coit..(me auto censuro porque soy un hombre pudoroso)
2ª - Sabanera fue detenido por la autoridad, acusado de matoneo, cuatrerismo, robo de gallinas y exibicionismo, yendo a dar con sus huesos en el tristemente célebre penal de Madalenas, en donde murio por rendir culto al todopoderoso idolo al que adoraba Onan.
El historiador Gerardo Tunesi sostiene en su ensayo "Sabanera, genio u obseso sexual" que en los muros de la celda 54 del penal aun hoy pueden leerse miles de tangos procaces de Sabanera.Apunta también que nadie les presta atención, siendo como son testimonio patibularios de las desdichas y estrecheces del hombre sin libertad.
Lejos de la inocente vulgaridad de aquellos primeros tangos, esas letras pasan hoy por compadradas de un chico de 10 años, el tipo de canciones que se corean en los autobuses de larga distancia que se dirigen a las colonias de vacaciones.
Ya quisiera yo volver a esos tiempos ingenuos en los que el objeto de deseo seguía siendo una entidad prohibida.
Por eso he rescatado del olvido a Sabanera.
Y también porque he contraído deudas de juego con Teofilo y Benito, bisnietos del mentado.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Por fin! un hombre que sabe algo del tango de los comienzos. Ya estaba cansado de leer tonterias extraterrestres y cosas que no tienen nada que ver con el tango. Apoyemos todos a Ramiro croto como representante para el viaje interestelar. Su interpretacion del tango patrio me conmovió hasta las lágrimas
Anónimo ha dicho que…
Sabanera no murio en prision. Mi abuelo me contó que en Tapalqué habia un viejo repugnante que cantaba tangos picantes con peine.
Creo que lo lincharon.
Anónimo ha dicho que…
No hagan caso del profesor Zilencio. Es capáz de publicar cualquier cosa con tal que le perdonen sus deudas de juego. Sabanera iba en el avion que no llego a despegar... en Medellín
Anónimo ha dicho que…
El señor al que hace alusión era muy amigo de Mi difunto Cirilo. En casa guardo la partitura original de un valsesito criollo que se llama "la sobaquera de abajo". Un cuñado mio quiso interpretarlo al piano pero creo que las notaciones para peine y orquesta son diferentes asi que no lo pudo tocar.
Anónimo ha dicho que…
Un tango de sabanera:
LA CLARABOYA MUGRIENTA
LA ENGRASO ESE CERRAJERO
QUE MANDO LLAMAR LA DOÑA
CUANDO NO ESTABA EL MARIDO
SACO EL PEPO DEL ESTUCHE
Y LE DIO GRASA NOMÁS…

Este tango aparece en la revista Caras y caretas, edición coleccionistas del año 37 junto con una foto de Sabanera vestido de lobizon.

Entradas populares de este blog

Incidente en el cielo milonguero - Una parábola con implicaciones parabólicas(Por Cátulo Bernal)

 —Eso que los creyentes, llaman el cielo, no es una locación imperturbable —dije mirando a los demás lusiardianos, huérfanos del «Oriental» la milonga al aire libre que ahora solo existía en nuestro recuerdo. Era una noche triste de sábado en que no había una sola milonga en la ciudad condal. Estábamos en la semi penumbra del bar «Roñoso» compartiendo licores de garrafa a la mortecina luz de un par de quinques de kerosén, rescatados del almacén del decrépito establecimiento, luego de que un vendaval de agua cortara toda posibilidad de luz eléctrica en cinco manzanas a la redonda.  En la cocina tres espitas con espetones que mantenían caliente un caldero lleno de aceite para las habituales frituras y otras excrecencias alimenticias, completaban la siniestra iluminación de la taberna, con su característico mural en que se recreaban los bailongos de las cuatro edades del tango: la de oro, la de plata, la de bronce y la nuestra, que nuestro filósofo de cabecera había bautizado com...

A PROPOSITO DEL PIBE JACINTO

El misterio del pibe Jacinto Bailaba feo, pero nadie bailaba como él. El Pibe Jacinto fue el mito más extraño y fascinante de las milongas. La primera vez que lo vi, fue en los confines de aquella efímera milonga de Pocho y Beba, que anduvo desangrando noches inolvidables durante cinco años hasta que ya no fue. Yo paseaba la mirada por la ronda desde una mesa a la que se acercó para cambiarse los zapatos uno de aquellos viejos milongueros con un bolso de cuero al hombro, donde seguramente había un frasco de colonia, un par de pañuelos,   medias y algún libro ajado, además de algunos otros implementos útiles, porque siempre se sabe donde empieza la noche, pero nunca donde se acaba. Aquel hombre, se estaba calzando los zapatos cuando miró a la ronda, divisó algo, puteó entre dientes y, con el mismo empeño que había puesto para calzarse, se volvió a poner los mocasines de calle y se fue sin decir palabra. Miré a la pista. Una pareja avanzaba entre las armoniosas figuras siempre v...

ANOCHE VINO ZOTTO

  Siempre hemos tenido una relación un tanto extraña con el «Nene»   Desencanto.  Desde aquella vez en que el Pibe   Pergamino  me lo presentó en uno de esos eventos con milonga suburbana y compartimos el autobús de vuelta y algunas media lunas pegoteadas en la madrugada tardía. En este verano caluroso lo estoy viendo como un calco de ese ayer, mientras se esmera por sacar a las pibas principiantes en la  Milonga de la Fuente .  La chaqueta arrugada, la camisa negra    blanqueada de sudor, los bajos del pantalón    manchados con puntazos y voleas mal encajadas, el pelo en desorden,  Las puntas de los pies ardidas    de pisar un canyengue mal hecho, los ojos semi cerrados, aunque con el fiero brillo — en la mirada y en la ropa— del milonguero superviviente de otras épocas. Con todo lo bueno y lo malo que esa pertinencia conlleva. Desencanto  proviene de otro mundo, en el que está bien visto que una dama o, en su c...