Pocas veces en la vida he tenido que abandonar un libro sin terminar. Menos aun cometer el sacrilegio de tirarlo. Pero con el nuevo lanzamiento de editorial "El Croto" que desde hace años viene justificando actos vandálicos contra sus títulos he tenido la tentación de comprar una caja con unos 100 ejemplares de "El Tanguerito" adquirir un pasaje hacia algún paraje helado como Laponia y allí, luego de una excursión infructuosa a la casa de Santa Claus, repatingarme en el sofá y degustar un buen armañac mientras alimento el fuego a tierra con el contenido de la caja. Si toda esa caterva de payasos que siguen confiando en los desvaríos del Editor Dalmacio Ganci y los caprichos de su mujer la artista conceptual Indira Gramscy se da por satisfecha esta vez, con la retorcida poética que apunta al alma de los niños que fueron, aunándolos con la de los milongueros que siempre quisieron ser, es porque pertenecen a una categoría de lectores zombis que babean sobre c...