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Mostrando las entradas etiquetadas como codigos en la milonga

DON PISOTE DE LA TANDA - (comentarios de libros por el Coya Gurrietes Borges)

Otra vez, Editorial El Croto, esa empresa literaria dirigida con mano firme y mente vacilante por el poetastro menor Dalmacio Ganci, nos trae un culmine del sin sentido y la sandez y nos preguntamos sinceramente si este emprendimiento obedece a algún criterio o es una derivación legal del crimen organizado en el que lavar los dineros mal habidos, pues la "novedad" de este mes es literalmente una extrapolación desafortunada de  la madre de la Novelística Moderna, la inmensa obra de Cervantes al mundo de la milonga: DON PISOTE DE LA TANDA, firmado por un tal  Leopoldo Jacinto Pastrami, nombre desde ya sugeridor de seudónimo, escritor - según la información de la contra tapa - de los libros "El chiste eterno" y "6662" que no hemos podido encontrar en ningún catalogo y son otros dudosos homenajes a Foster Wallace y Bolaño. Pero entremos en esta payasada. "En un  lugar de la Tanda, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un milong

JUAN SALVADOR BEYOSO (UNA FABULA DE LA MILONGA) POR EL TURCO DESVARIETTI

Juan Salvador Beyoso quería volar. Deslizarse por la pista con sus zapatos inmaculados sin que lo perturbaran los puntazos y las castigadas, los violentos movimientos que excedían las baldosas de cuarenta por cuarenta, de chambones inadecuados, abrazadores compulsivos y malos bailarines en general. Era un duende a la siesta en una tierra de monstruos indecentes, pisadores fantasmales y pibas mal agarradas. Buscaba en vano una ronda perfecta en que los bailarines excelsos pronunciaran sus terribles prosas de hombría y coraje con amabilidad y poesía , pura prosodia de las suelas acariciando apenas las baldosas que se habían llevado la esperanza de muchos. En vano se paraba en los quicios de milongas suburbiales atisbando el interior. Siempre obtenía la misma desagradable impresión; una ronda falta de armonía y de reglas, librada a la mano de dioses esquivos y caóticos , derrochadores de dones entre gentes sin ley. Él, que siempre se había regido por los sagrados principi