Era uno de esos viernes en "la Milonga del Oriental" donde la mayoría de las mujeres están maravillosamente distantes y los bailarines intentan en vano abrazarlas en tandas que se convierten en lucha de ejes contrapuestos. Los que de verdad trascendían el rito y la tanda, aquellos entregados de verdad al tango eran pocos, pero se hacían notar. Miraba en vano a la mesa del fondo en donde había visto y hablado a la novia de Pastura, iluso de encontrarla. Y para que. En la obligatoria rueda de anuncios que el presentador oficial, Tito Candomble, murguero y voceador efectúa invariablemente un poco antes de la medianoche, oímos una sonata melancólica, que subía por la calle y que resulto ser una mini orquesta conformada por violín, guitarra y flauta secundadas por un organito que hacia las veces de contrabajo. Venían en fila y precediendo lo que Tito anunció como "Una feria Milonguera que estará con nosotros hasta el domingo a las siete y que pueden ver solo al ...