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BREVE ENTREACTO CON MAESTROS REPELENTES

Estaban al costado de la pista del "Oriental" en una mesa reservada con una crátera donde se enfriaba una botella. Tres eran. Y ninguno respondía a Pancho Alsina, Balmaseda o Pichinini. Tampoco eran los tres mosqueteros de Barcelona,  terror de sofás y viandas a pie de pista.
Veían  como los principiantes - que para ellos eran casi todos - se afanaban en la ronda sin éxito. El primero tenia  camisa de seda con su nombre bordado, corbata que reproducía su cara, pintada por un pasable artista local y sombrero de fieltro ruso sin su pelo. El segundo, tiradores por encima de su barriga, sujetos al pantalón de cinco pinzas por prendedores de rubíes a juego con sus gemelos y  reglamentario cinturón de cuero trenzado con hebilla de plata. El tercero un reloj de oro que parecía una cortadora de fiambre. Al cuello, una cadena del mismo material sujetaba su móvil y una chapa en la que se leía "Maestro Gran Reserva".
  Los tres sostenian habanos apagados, expulsando el humo imaginario a la cara de los inadvertidos bailarines.  Y comentaban.
- Y dicen que esto es bailar.  Después de tantas clases hacen esto. Mirá si íbamos a tener profesor nosotros. Con un poco de suerte y buena vista aprendías mirando y pisando huevos. Chiquitito hasta que ganabas confianza.  Nada de topar y de empujar a los grandes. Y giro, que giro?. Si girabas era por los trompazos que te daban. Así aprendías. A golpes. Que profesor ni profesor... 
-  Yo me hice en la calle, bailando con los muchachones mayores. El almacenero ponía la música funcional y a cambio le hacíamos trabajitos y encargos. Y así aprendíamos. Había de todo. trabajadores del puerto, laburantes del hampa y atorrantes surtidos. Y después en el bailongo  del club  aplicabas lo que habías visto en la esquina.
- Ustedes tenían suerte.  Nosotros eramos tan pobres que no teníamos ni club. Aprendí con los viajantes que venían del cabaret, y con el hombre de la cola de vaca, que por 5 centavos  ponía el hueso en la sopa casa por casa,  para saborizarla.  Por no tener, no había ni esquina. Teníamos que caminar cuatro kilómetros para marcarnos algún paso.  Con suerte milongueabamos dos tandas. Sin suerte corríamos los cuatro kilómetros. Los locales nos tenían bronca. Con los forasteros se sabe.
Y.... - dijo el hombre del reloj - era jodido antes. Me acuerdo que  chapoteábamos  en el pisadero junto con los caballos, al costado del horno de ladrillos. Esa era nuestra pista. Por eso tengo esa cadencia, de tanto acompañar a los caballos. En el descanso uno de los muchachos sacaba una guitarra que solo tenia cuatro cuerdas, hechas con cola de caballo y ahí, mientras comíamos el pan con queso nos perfeccionábamos para la noche, en la milonga del club.  Sabes porque no hacíamos figuras, ni corte?. Porque si te demorabas un poco el barro te tragaba. Como le paso al Petiso Santurce.
 Pobre petiso, me dio una estampita y una foto de Libertad Lamarque en combinacion de encaje. "Toma Roberto, te dejo mi herencia" dijo.
- Los jóvenes no conocen - El de la camisa de seda saco un huevo de Fabergé del que extrajo  media patata del bolsillo y se puso a frotar los cromos de sus zapatos bicolores del lado de la piel - Mira si nosotros íbamos a tener tiempo de tomar clases, o de protestar. No había tiempo para nada. Trabajar, bailar.  Dormir  como mucho tres horas.  Yo compartia cama con tres muchachos. Tenia el turno de la noche en la fábrica de escobas junto con Alfonzito "el mugre" .Cuando volvíamos los despertábamos a los otros dos, que salían a ganarse el sueldo. La famosa cama caliente. Apenas un colchoncito de una plaza.  La Cara contra los pies del otro. En invierno se pasaba mas o menos, poníamos dos frazadas, pero los pies te quedaban afuera. Había un par de perros que se subían buscando calor y un gato lamedor. Tenia sueños entre carnales....Pero en verano, en verano aquello era una sopa....
 - Es que estos se quejan con la panza llena Vicente. Se quejan de panza llena. Cuando yo era joven trabajaba 15 horas, con diez minutos para comer entre turno y turno. Pan remojado en el secadero de platos del Restaurant "Marcelita" por tres centavos. Y me sobraba uno para entrar a la milonga.  Y ustedes piensan que nos quejabamos?. Nada. Con tal de milonguear nos aguantabamos lo que nos cayera. Dormir? Yo dormía abajo de los bancos de la estación. Me metía cuando estaba cerrado. Claro, era joven, con todo el tiempo por delante. No me dolían los huesos como ahora. Y así y todo con unos  moscatos te soy capaz de bailar cuatro y hasta cinco tandas seguidas.
-Ja - Ustedes vivían en lujos me parece. Cuando yo era joven trabajaba 22 horas, dormía trabajando. Compartia las  migajas de pan y la sombra del caldo  del caracu con las palomas. Dormíamos abajo de los caballos del pisadero, chiquititos para que no nos pisaran. Tenia una camisa y un pantalón para diario que lavaba en el abrevadero después del trabajo. Y después  nos turnábamos para ir a la milonga porque teníamos una sola camisa blanca de salir, para cuatro. Había un muchacho que iba a la casa de una jubilada y se hacia pasar por el hijo. , le robaba del costurero cintas de seda y con eso nos hacíamos corbatas. La pobre mujer al verlo tan flaco le daba galletitas de anís.  Eso nos salvó la vida.
A las palomas les gustaban.
- Mira como sacan el culo para bailar esos dos. Parece mentira.- Si antes sacabas el culo así te lo punteaban fijo... Como han cambiado los tiempos.
Se acercó un muchacho a la mesa, derecho al de la camisa de seda -  Maestro...me preguntaba si me iba a ...
- que cosa querido?
- Bueno, Me resulta un poco violento. Pero me preguntaba si me puede pagar  lo que me debe del festival. No se si se acuerda.
 - Mirá Gonzalez.  No me molestes con esas pavadas...No son horas, ni el momento. A vos te parece, hacerme  pasar vergüenza acá, delante de mis amistades?.
- Pero.
- pero nada.   Llámame Mañana. En serio - Con gran ceremonia se sirve un poco de la botella, que resulta ser un lambrusco rosado. Toma un sorbo  y mirando a los otros dice  - Estos Dijey. Son insaciables. Encima que le di comida y  habitación en un hostal con vista al mar... Se quejaba. Siempre quejandose. Por laburar 10 días seguidos. Diez días seguidos!. Encima que se hace un nombre.  Por eso no hago  más el festival. Puro gasto y estrellas.
 Dijey. te pensas que nosotros teníamos dijey?. Eramos tan pobres que había uno que tarareaba los tangos. Con suerte caía un músico con un violín a tocar por el vino.
-  En la época de las grandes orquestas tenias a veinte o treinta bandoneones muertos de hambre para animar el bailongo por cuarenta guitas.
Claro eran otras épocas.
- Eran otras épocas Dulio.   Épocas de gloria, ojala volvieran! . Yo tenia un arreglo con unos amigos.  Me ... me ... prestaban la orquesta típica de la  prisión a cambio de algunos servicios. Había unos cuantos  músicos entre rejas.   Una vez uno se enloqueció al ver tantas mujeres  y  salto a la pista.
 Pobre infeliz.
El de la corbata pintada aprecia filosóficamente el contenido dela copa.
Las gentes de antes eramos felices con poco. Milongueando y trabajando,.. Así salimos adelante.  Pero ahora, Donde vas a juntar en una milonga  7000 u 8000 personas? . En ningún lado. Y te estoy hablando de un día de semana, laborable. Me acuerdo que cuando me asocie con Brindisi para hacer la milonga llegamos a gastar por día  400 cajas de vino. "El Zaragozano". Baratas las traían, de Chile.  El amigo Mansurdi que tenia un contacto en la frontera.
- No se quedaban cortos con 400 cajas?.
- No, no.  Lo rebajábamos  con agua.   Es que era un vino un poco fuerte. Además lo tenia al  "Rata" Debelju que me iba por las mesas con un embudo, aliviando un poco los vasos. A cambio le enseñaba pasos.
  Al de lo tirantes le saltó un rubí al medio de la pista.
- La joya, la joya!!!.  Mariano!!!, Riquelme... para la tanda, para la tanda!
Una pareja piso justo arriba de la gema desmenuzandola.
- Huy, te rompieron el safiro, Marcelito.
- muy piedra preciosa  no era.
-  Eso me pasa por confiar en los chinos. Si estuviera todavía mi amigo Galimberti, el viajante. Pero ahora no se puede confiar en nadie.
- Son otras épocas.  Ahora toman Fernet con coca y Champán. Yo no vi una botella de champán hasta los treinta años.  Ahora hacen buches. Incluso me dijeron que hay un retiro espiritual para milongueros donde hay sauna de champán. Sauna.! Nosotros teníamos una bañera para toda la familia. Sorteabamos el turno. Una vez me toco séptimo tres días seguidos...
Se acercó una parejita a hablar con el hombre de la cadena de oro. - Perdón, el maestro Chamboni?.
- No, por favor...que quieren con ese perdedor?
- Bueno, nos dijeron que daba clases particulares. Nosotros tenemos un nivel intermedio. Y queríamos prepararnos para coreografías. Por ahí, el mundial. Nos ganamos en una rifa un viaje a Albania y estadía por seis meses. Queríamos saber si estaba ocupado y cuanto nos cobraría para prepararnos. Un intensivo, si se puede. Dos o tres veces por semana, durante dos meses. Para enseñar un poco de Canyengue allá.
- Pero con Chamboni no van a aprender nada. 
- Ese es un pobre diablo.
- Si,  cualquiera de nosotros tiene más nivel.  Yo mismo los puedo preparar. Pero no es fácil. Nada fácil.  Además tengo la agenda muy apretada. Casi todos los días tengo clases reducidas, para gente que destaca en la pista. No me quiero quemar. Y estamos por empezar otra película...!!
- Tenemos algún ahorrito que queriamos invertir en calidad.
-Bueno. Si esa es su intención, digamos que puedo hacerles precio. Doctores, Cuanto cobran esos de la academia acelerada?
 - 1700?
- 1700 te cobran por 30 horas con el diploma. Salís profesor. Pero no es garantía.
- Bueno, digamos Unos 1500. Rebajado.
- 1500 pesos Por todo?
- No me hagan reír.  Euros. Por cabeza y por semana. Por menos no muevo ni la mano para escribir la clase.
- Anda a cagar viejo choto!
- Vayan Giles, Vayan a tomar clases con Chamboni. Regalense  gratis con Corchito Echesortu!.  Se dan cuenta, se dan cuenta?. La juventud no respeta nada. Mira si nosotros íbamos a contestarle así a un maestro. Encima que uno tiene que hacerles el favor...
- Perdón - se acerca uno de los empleados de la milonga.
-  Que pasa?
- Que están haciendo demasiado ruido. La gente se queja de que no pueden bailar.
- La voz de la conciencia.... Por una vez que ven gente principal, que están en contacto con tres leyendas se quejan. Se dan cuenta, lo que hablabamos. ya no hay respeto por nada. Cuando enseñaba en Austria pasaba un paso sin explicarlo y los 30 o 40.000 mil alumnos se mataban por hacerlo. Y después me aplaudían. Gente agradecida.  Que te iba  decir... Decile a Riquelme que menos nervios y que se apuren. Hace un rato que pedimos la porción de papas de cocina y el fricandon ese. Y no aparece.
- Lo siento pero tengo orden de no servirles nada hasta que no cancelen lo que tienen a cuenta. La entrada es invitacion. Pero lo demás lo tienen que pagar.
- Que miserable!. Parece mentira che!. Con lo que lo ayudamos trayendo a los amigos a consumir acá.
-Consumian si. Pero no pagaba nadie.
- Riquelme es un desagradecido. Además El sabe la situación. Estamos esperando para cobrar por la película esa. Pero no vamos a ir a la productora a cobrar como cirujas. Cuando consigamos para comprar un coche bueno que nos lleve a los estudios le pagamos todo.
- Eso. Le llenamos "El Oriental" de guita.
 - Y por que no se toman un taxi?
-Un taxi?. Nosotros?. Por favor... con la categoría que tenemos... Mira, como pago de buena fe te doy estos tiradores con rubíes. Traenos las papas, el fricandon y una más del lambrusco. Pero que este Frappe. Aunque sea una bolsa entera de hielo. Ponele.
- Están avisados. No se los digo más.
Se va tirando los tiradores al suelo.
- A nosotros nos van a correr, nosotros que llevamos el tango por todo el mundo. Embajadores y primeras figuras.
- que mal rato. Que mal rato. A este sucucho no venimos más.  Sabes qué. Vamos a bailar che.
Cabecea a una muchacha. En el abrazo casi le estrangula la espalda. Comienza a caminar marcando recio y fuera del compás.
- Marcelito Viejo nomas!!!! Enseñales a esos lo que es bailar. ...
- Que tanto. me voy yo también. - Cabecea a otra muchacha. En el abrazo la empuja con el cuello, mareandola a sentadas.
La pista se resiente con la intervención de los dos. Ni siquiera bailan mal.
 No bailan
El que queda  se levanta a rapiñar un cuarto de vino que queda en una mesa aledaña.
Una voz lo sorprende.
- Roberto...
- Chamboni querido!!. Estábamos hablando de vos hace un rato.  Vinieron unos pibes que querían tomar clase.
- Si. Me entere.
- Andaban buscando al mejor. Nosotros  los mandamos con vos.  No podemos hacernos cargo de cualquiera. Además, con lo de la película... somos gente ocupada, viste?.
- Roberto. Como me entere que andas hablando mal de mi te bajo la dentadura postiza. Entendes?
- no si...yo...
- Te lo digo a vos y a esos dos payasos también. Y mas vale que no los vea en mi milonga. Yo el wisky lo tengo que pagar.
- no, si...
Chamboni lo mira fiero y se va.
Los dos maestros vuelven de la pista sin haber terminado la tanda. La primera muchacha dejo al de los tirantes al lado del poste central. Al de la camisa lo  fueron corriendo a voleazos luego de que topara retrocediendo a cinco o seis parejas.
 - Que milonga mala... Ninguno sabe bailar....
- No hay nivel. No hay nivel....
- Vino Chamboni. Dice que no vayamos más a su milonga porque le hacemos sombra.
- encima, encima. Con ese wiski porquería que tiene.
- y... es una lucha. Menos mal que somos gente principal.
- menos mal.

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