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SERES MÍTICOS DE LA MILONGA: EL «MIL CARAS»

 PERSONAJES DEL TANGO BAILADO Entre los seres que pueblan la imaginería popular milonguera destaca uno que suele manifestarse en aquellos festivales o maratones con profesores de renombre y pocos hombres entre aquellos apuntados a las clases matutinas. Se le conoce vulgarmente como Mil caras , por su apariencia multiforme y unas horrendas gafas de carey que ocultan sus ojos y provocan pesadillas en las muchachas extranjeras sin pareja. Su comportamiento se describe como Síndrome del milonguero editado. Veamos algunas de sus características. Se trata de uno o varios sujetos que se autodenominan «expertos» por acumulación de clases en encuentros veraniegos. El tipo de «bailarines» que no aprovechan ningún saber ni desdeñan jamás la ultima copa en esos disputados encuentros de verano en los que requieran servicios tempraneros como taxis de favor o a bajo costo.  Suelen ser correctos en la primera hora del primer día del festival y a medida que avanzan las noches, las copas, el jolgorio, e

EL INFRANQUEABLE CAMINO HACIA LA NADA (EL GO III)

 Será que llevamos mucho queriendo llegar. O que los ecos de la conversación entre el joven Sacmer, reportero de intrigantes faunas milongueras y el filósofo Diógenes Pelandrún (Su primer entrevistado en el ciclo de La Recalcada) ha derivado desde un encuentro entre extraterrestres y milongueros detestables en un barrio suburbial, a las abducciones metafísicas. Discusión en la que es inevitable recordar a Corchito Echesortu, a quien dicen que devolvieron los Hercolobusianos con el bailar cambiado. Y a mi padre Clemencio y su amigo Taulo de Sardo, desaparecidos luego de parar en el faro-hostal del Ninfo del Traspié y Edda Minor.  Acaso sea por ansiedad que no se nos revela aún el mar interno, el faro y la casa protegida por rituales y amuletos. Y mucho menos el inefable trazo del Go, esa secreta sociedad, rumor, chiste o custodio de vaya a saber que obsesivo tesoro del tanguerismo.  Diógenes, cuya filosofía se apoya de cabeza en el pragmatismo dice: —Así no llegaremos nunca. En vez de

¿CÓMO DEFINIRÍA EL TANGO BAILADO A ALGUIEN QUE ACABA DE LLEGAR AL PLANETA?

 RAREZAS DEL TANGO BAILADO —¿Cómo definiría el tango bailado a alguien que acaba de llegar al planeta? —¿Porqué haría eso? —Digamos que es una suposición, un caso hipotético. Sígame el juego, ¿Cómo le definiría una milonga a alguien que acaba de llegar al planeta? —¿Se refiere a un bebé? No tendría ya bastante con todas esas cosas raras del nacer en el primer día? —Un ser, una entidad. Elija la etiqueta que más le guste ¿Cómo se lo explicaría a alguien que no conociera el tango bailado? —¿Es por una inquietud filosófica, una duda religiosa, un desvelo? ¿Tal vez un enamoramiento, un emprendimiento comercial, para vender algo? Es que depende para qué le contesto. —Al caso es lo de menos. —Eso lo dice usted que es joven y anda entrevistando gentes cuando debería bailar. Pero no es lo mismo.  — Hablo de una persona recién aterrizada en el planeta tierra. —¿Persona? según lo que estoy entendiendo persona es mucho, o poco suponer, como se mire. No es lo mismo explicarle el tango a un visitan

EN LOS DOMINIOS DEL NINFO DE TRASPIÉ Y EDDA MINOR (El Go de oro II)

DONDE SE HABLA DEL GO DE ORO - SOCIEDAD SECRETA MILONGUERA, EN UNA CARTA DE CLEMENCIO BERNAL A SU HIJO EL POETA CÁTULO BERNAL. «Comenzamos el año lejos de casa, sin noticias del Go. Nuestros amigos anticuarios no han querido vernos.  Al sur yendo hacia Narbonne y equivocando todos los caminos hay un faro y en él un hostal. Allí sabrán decirles. pero no intenten llegar, solo vayan. Nos han escrito por mensaje. Así que hemos ido. Hemos ido. Hemos llegado.  Un mínimo canal sube desde la playa a una pequeña fuente, en la entrada. Al costado, el gel alcohólico y una botella, con un recipiente en el que hay copas descartables, de coñac.  Haga buches con el agua de la fuente, quítese el sabor de la sal con nuestro brebaje y así estará protegido,  anuncia una pequeña explicación escrita con florida caligrafía.  Los dueños nos reciben, una vez que hemos cumplimos con las normas.   —Sean bienvenidos. Hemos sabido que venían.   Son más jóvenes de lo que imaginábamos, aunque con la  gravedad y el

EL CLUB DEL GO DE ORO -Sociedades secretas en el tango argentino. Por Cátulo Bernal

Clemencio Bernal, autor del Libro de las Milonguillas y arqueologo de bailongos, dice el sobre que contiene la postal navideña que nos manda mi padre. Está pintada a mano con lo que parece vino y recrea un bailongo pagano con muchas caras rojas y abrazos alrededor de una hoguera. En la altura se divina la mole imponente de una roca amurallada. Carcasonne, dice. La letra alargada de mi padre nos cuenta:  «Queridos hijos: Ha venido a verme, después de muchos años sin juntarnos, mi amigo, el gran Taulo de Sardo. Hemos hecho vida de turista por Toulouse y al visitar la supuesta casa donde nació Gardel, Taulo ha levantado la vista hacia lo alto y ha comentado que era allí donde solía juntarse una especie de club hermético milonguero, el Go de Oro. Al ver que desconocía la existencia de este cenáculo exclusivo insistió en recordar que en muchas milongas a las que me acompañó tomando notas y asistiendo con referencias marginales a mis escritos ,  algunas gentes le hablaban con una mezcla de f

El profesor de caligrafia milonguera

ENTREVISTAS SOBRE TANGO BAILADO Soy Henry Sacmer. Entrevistador y detective buscavidas. Hasta el momento he entrevistado a 15 raros diletantes de la milonga y he resuelto cinco casos con mascotas implicadas, uno impago. Vivo en la sede de LusiardoTango.Club, al costado de la peluquería del profesor Maradona, activo militante del peinado para bailongos y antiguo juez de Operación tanguitos piores. Mi hogar no es más que una cocina, un baño sin puerta, un almacén-dormitorio pequeño donde se acumulan viejos productos de los Catalogos Lusiardotango.club  y la sala de estar-redacción. En otros tiempos Cátulo Bernal, Desvarietti, Yamate A. Zilencio y Romulo Papaguachi solían remolonear por aquí, comentando la deriva del baile y las milongas ... —¡Sacmer, deje de cubrir sus memorias y  vaya a entrevistar al delirante!  No le contesto. No se le contesta a una voz que sale por un Busto de Gardel, aunque sea la del jefe tácito Hiriart, comunicándose desde alguna siniestra catacumba. El delirante

En la corte del rey tango (Un cuento de la vieja milonga)

   LEYENDAS SOBRE EL TANGO BAILADO  Así lo contaban en la vieja milonga tanguera, cuando las ultimas tandas iban llegando y el sol clareaba con su peluca el horizonte. Venia por el bosque, frondoso de pelambre y el pelo sin gomina, mal cortado. Uno de esos milongueros errantes, caídos por la suerte en el oficio del cambalacheo y la buhonería, repartiendo sus mejores pasos y algunos complementos de otras épocas, por las aldeas al borde de lo agreste. Este que narro no llevaba el típico zurrón de viaje con la marca del zapato bordada, atado al  extremo del palo-práctica. En su lugar un porta traje-alforja con un agujero para la cabeza le caía a modo de capa sobre el cuerpo acostumbrado a mucho invierno y poco guiso. Con esto, un chaleco de sisa mas bien amplia —con flecos de sastre improvisado— y un curioso sombrero ala media de innoble material, se cubría del otoño avanzado por la parte de arriba. Bajo el cinto de doble cuero, trenzado con los gastados cobres de bailongos, dejaba caer e